—No creo que me haya invitado a salir—me dice mi mejor amiga Andrea con su voz fina de asentó alemán y cargada de entusiasmo con el que muy pocas veces la he escuchado.
Estamos en una cafetería cercana a mi casa y Andrea me esta contando como es que el chico más idiota y popular de la preparatoria la ha invitado a salir al cine esta noche.
—Estoy muy feliz por ti—fuerzo una sonrisa como puedo para que no note mi desagrado.
Andrea es fuerte de carácter, pero frágil como el vidrio, muchas personas piensa que tiene una vida perfecta pero no es así. Hace dos años sus padres se divorciaron y ella quedó destrozada por dentro, aunque esta soportándolo pero no es lo suficientemente capaz y aunque le digo que conmigo no tenga miedo no le gusta hablar del tema y eso es algo que me lastima.
—Este sábado van a hacer una fiesta en casa de Marco y tú vienes conmigo—dice ella cambiando el tema.
—No hay ninguna razón por la que me interese ir así que….no voy a asistir.
—Oh vamos—dice volteando los ojos—Siempre buscas una excusa para no ir, estamos en vacaciones es tiempo de divertirse, emborracharse y bailar hasta que salga el sol.
—Esto es chantaje emocional—le digo enarcando una ceja.
—Y que, ¿vienes o no?
—Está bien— le digo rindiéndome
—Perfecto, el sábado pasó por tu casa a las 10 para recogerte.
🌹
Después de acordar todo con Andrea me fui a casa, ahora estoy en la sala volviendo a ver mi serie favorita "The originals", mi teléfono suena dando señal de que ha entrado una nueva notificación lo tomo y deslizo con mi dedo la pantalla hacia arriba, es un mensaje de Zenit mi ex novio.
"Dame una última oportunidad para arreglarlo todo por favor, te amo tu eres la única en mi vida"
Lo dejé en visto, no quería saber nada de él después de que se acosto con una de mis amigas, su engaño me hizo mucho daño y me costó mucho recuperarme después de eso. Hace 3 meses que nos separamos pero el sigue insistiendo, tuve que cambiar de número por esa razón y ahora no se como rayos lo tiene pero lo vuelvo a bloquear para que no me moleste más.
Escucho el sonido de la puerta abrirse y cerrarse seguida por la voz de la persona que más amo en este mundo mi mamá.
—¡¡Hija, ya llegue!!— apagó el teléfono y voy a su encuentro
—Hola mami—le doy un beso y un abrazo muy fuerte—¿Como te fue hoy?
—Bien pero muy agotada, en estos días hay muchos casos en el Bufete que atender.
Mi madre es una de las abogadas más prestigiosas de nuestra ciudad, por lo que muchas personas contactan con ella cuando tienen problemas judiciales, a ella le fascina su trabajo pero al mismo tiempo la agota mucho
—Andrea vendrá por mi mañana vamos a salir
Ella sonríe
—Me hace muy feliz que salgas a divertirte y que no estés todo el día encerrada en tu cuarto o viendo la TV—me dice— Teniendo en cuenta lo qué ese desgraciado hizo— susurra tan bajo que apenas puede oírlo.
—Mamá te oí
—Disculpa pero sabes que no tolero lo que te hizo.
Recordar lo que me hizo me pone sensible porque todavía me duele y nadie sabe lo que sufro por ello a veces pienso que no fui suficiente para él y que por eso hizo lo que hizo. Ahora mi madre me vuelve a recordar lo que hizo, siento un picor en la nariz y los ojos se que muy pronto no podré aguantar las gansas que tengo de llorar, respiro profundo y la vuelo a mirar pero sé da cuenta que algo me pasa se le ve en su mirada.
—Discúlpame—me dice con una mirada de arrepentimiento, pero como si me estuviera leyéndome la mente hace la última pregunta que me esperaba— ¿Te ha vuelto a molestar?
Al ver que no le responde vuelve a hablar.
—Helen puedes contármelo, soy tu madre.
— El …. no se que hacer para que me deje en paz—No puedo contenerlas más y las lágrimas salen de mis ojos surcado mis mejilla hasta caer al suelo.
—Tranquila hija, él ha sido el que a perdido y si no se da cuenta es porque no te merecía
Esas palabras me hicieron recordar todos los momentos que vivimos juntos, cada sonrisa, cada cumplido, cada caricia y cada beso que me dio marcando cada pequeña parte de mi alma y ser, dejando promesas para al final del cuento no cumplirlas.
Se que me estoy derrumbando poco a poco pero no le voy a dar el gusto a Zenit de verme sufrir por su culpa, así que me limpio las lagrimas y pongo la mejor sonrisa que tengo a mi madre.
—No te preocupes mamá no dejaré que se me vuelva a acercar y mucho menos dañar.
En ese momento me hice una promesa que nunca más me iba dejar pisotear por nada ni nadie y mucho menos por un hombre.
Editado: 03.04.2024