Capítulo 1

1

Calix

  Trastorno de personalidad antisocial.

  Así le dicen, aunque es más conocido como sociopatía.

  Perdón, pensé que ya me había presentado jeje.

  Me llamo Calix Troy Sorrow, 22 años, no sé por qué les interesaría pero...1.80, estudio nutrición (ya se que puede sonar algo estúpido), y soy de Los Ángeles.

  Y sí, como suponen, soy sociópata.

  A veces lo veo como algo genial y otras como una porquería.

  Creo que...

  — ¡Cay!

  El grito de Alice, mi mejor amiga, me sobresalta, hace que salga de mi ensoñación, y me percate de que estoy con la mejilla sobre mi puño y golpeando mi lapicera sobre mi hoja en blanco. Yo siempre estoy así, en mi mundo, y solo gritos o algo así me devuelven a la realidad.

  — ¿Qué? —pregunto.

  En segundos ella está frente a mí, jadeando por aire. Alice es una rubia preciosa de ojos anaranjados, tez blanca y algo más baja que yo.

  — Necesito que me prestes 20 dólares —dice.

  La miro sin despegar la mejilla de mi puño y enarco una ceja.

  — ¿Para? —pregunto.

  — Quiero...no preguntes.

  Vuelvo la vista a mi hoja, tengo que hacer un trabajo de no sé qué pero ni ganas tengo.

  — ¿Me los vas a devolver? —interrogo.

  — Sí —bufa.

  — Mi billetera está en la mesa detrás tuyo, 20 dólares, no más.

  — Qué hice para merecerte —bromea dándose vuelta.

  Habrá matado a alguien, por eso la castigaron así.

  — ¿Mataste a alguien ya? —pregunto no tan en chiste.

  — Já. Que gracioso que sos.

  La verdad, quiero hacer el trabajo, pero las pocas ganas que tengo me ganan, y no tengo una cantidad ilimitada de ellas. De hecho, creo que mi dispenser de ganas está roto, porque cuando se le da la gana me las da, tá como yo.

  Dejo mi hoja a un lado y agarro mi teléfono para ver la notificación que sonó hace unos segundos.

  Athan: Garage
                 Hades
                 3 horas

  Calix: Ok

  Les explico, yo...soy un asesino. Eso imagino que ya lo sabían. Trabajo con un grupo de más o menos 15 personas, repartidos entre chicos y chicas. Son buena onda, la mayoría raros y fríos, pero buenos asesinos. Y no, no matamos gente inocente, matamos gente que lo merece solamente. Nos juntamos todos los días.

  Son las 3 de la tarde, osea que debería estar ahí a las 6 de la tarde, por si alguien no quería sumar. Actualmente, estoy en el departamento que alquilé cerca de la universidad. Vivía solo hasta hace 2 meses que...

  Les cuento la historia desde el principio. Cuando estaba en la primaria, no tenía amigos, y no me molestaba la verdad. Un día, en quinto grado, estaba sentado tranquilamente leyendo un libro en mi salón mientras todos estaban en el recreo. Estaba tan inmerso en mi mundo que no me di cuenta cuando una chica se paró a mi lado sino hasta que me tocó el hombro, cosa que me sobresaltó. La miré con el ceño fruncido, pidiendo explicaciones.

  ''— P-perdón, yo..no fue mi...yo...no quise —trata de explicarse, sonrojándose.

  —¿Qué? —suelto.

  — Y-yo...me llamo Alice —dice tendiéndome su mano.

  No la acepto, soy demasiado reservado.

  — Un gusto, Alice —expreso volviendo la vista a mi libro.

  — ¿Cu-cuál es tu...?

  — Horacio —la corto.

  — Ese no es tu...nombre.

  — ¿Y cuál es mi nombre?

  — C-calix.

  — Muy bien, me espias y todo.

  —No, no, yo...—suspira—. ¿Qué lees?

  — Un libro.

  — ¿Qué libro?

  Por dios, soy experto en hartar a la gente, ¿cómo es que esta chica es tan resistente?

  — ¿Te molestaría dejar de hacer preguntas? —suelto.

  — Sí. Bueno, no me digas qué libro lees, pero ¿qué género?

  Suspiro antes de hablar— Novela negra.

  A nadie le gusta ese género, solo a mí. Siempre que les digo lo que leo (fueron solo 2 veces, que la profesora me preguntó), me dicen loco o payaso por leer esas estupideces. Y...la verdad que sí estoy loco, se podría decir, pero no iba a admitir que tenían razón (#OrgullosamenteLoco). Todos odian ese género.

  — Amo ese género —expresa, lo que me hace mirarla de golpe.

  — ¿En-en serio?

  Asiente.''

  Y así nos conocimos. Después de eso, empezamos a hablar y nos volvimos los mejores amigos del mundo. Todos decían que éramos la pareja perfecta, pero yo siempre la vi como una amiga y nada más que eso. Espero que ella también.

  Un día, ella llegó a mi casa llorando por su novio y yo la apoyé y toda la cursilería. Cuando estuvo mejor, me rogó quedarse en el departamento conmigo y yo...bueno, accedí, cada uno en su habitación, lógicamente. Desde ese día que ella vive conmigo.

  Bueno, al punto, no tengo nada que hacer asi que...

  Salvo un trabajo importantísimo cuya entrega es en 2 días.

  Nadie pidió tu opinión.

  Y bueno, a esperar 3 horas.

2

  En este momento estoy caminando a la casa de Hades. Hace un rato me bañé y me puse ropa abrigada. Cuando llego, simplemente subo el portón lo suficiente como para poder entrar y lo cierro una vez que estoy adentro. Acá nadie saluda a nadie, solamente Agnes, 19 años.

  — ¿Con frío, Sorrow? —pregunta Perkins sin despegar la vista de su teléfono.

  La verdad es que no sé su nombre, y nunca me interesé en hacerlo. Por si alguien tiene dudas, es una chica, muy irritante.