Un sueño real |todo es posible|

|Capítulo VIII|

(Mantente fiel a ti mismo, mantente siempre abierto para aprender. Trabaja duro, y nunca renuncies a tus sueños, incluso cuando nadie más crea que se puedan hacer realidad.) 

 


René

Siento que aveces no nos damos cuenta que lo que tenemos no nos hace falta y no debemos temer a dejarlo ir.

Eso fue lo que me paso con Eliza
Pensé que la necesitaba en mi vida y tuve que pasar una mala situación con ella para darme cuenta. Pensé que sin ella no podría seguir, y resulta que estoy mejor sin ella.

Ahora aquí en el auto con Amber cantando como locos una canción de Reik me doy cuanta de lo mal que estaba. No necesito a una mujer en mi vida para sentirme feliz. Solo necesitaba a la persona para compartir, reír y disfrutar de los momentos que la vida me regalaba.

- ¿A quién piensas que vas a engañar? 
Sabes bien que eres mi otra mitad- Cantaba ella fuertemente y la acompañe.
  
-Olvídate de ese perdedor 
Y repítele 
Que yo soy mejor 
Que no le eres fiel 
Con el corazón 
Que eres mía y sólo mía amor
Despídete de ese perdedor 
Que imagina que ya no existo yo 
Deja claro que aunque intente no 
No vas a querer
La verdad es que me extrañas tanto 
Lo sé.

-Ya me enteré eh eh eh e emm- canto tímida esta vez- Woo de verdad cantas fenomenal René- comento y me sonroje.

- Em bueno, gracias- dije y le dedique una sonrisa.

- Oye cuentame. ¿Como iniciaste en ese medio artistico?- me pregunto buscando conversación

- Bueno la verdad es que es algo que me gusta mucho. Apenas tuve la oportunidad no desaproveche y bueno aquí estoy- respondi simple.

- René- dijo alargando la e-. Me refiero a como fue. Como se te dio o que hiciste.

Yo le sonreí con la vista en el camino - La verdad es que solía cantar en un bar. Cantaba canciones de Marco Antonio Solís, recuerdo que un dia luego de cantar me fui a la barra a tomarme algo y ahí conocí a Mia. La dueña de la discográfica para la que trabajo y mi mánager. Ya te imaginarás el resto.

- Si lo imagino- comento en un tono bajo- sabes, ahora me pregunto que pasara de ahora en adelante con mi vida. Pronto tendré una barriga enorme que me impedirá hacer mi trabajo y cuando ya no este, tendré que enfocarne en mi rol de madre y no tendré tiempo para hacer lo que me gusta de lleno.

- Ser madre no te impide hacer lo que te gusta Amber. Yo quiero ser padre, lo sabes. Mi carrera es un mundo muy agitado comenzando con los paparazzis, entrevistas, conciertos, ensayos. Son tantas actividades las que tengo que cubrir que muchas veces me replantee tener un hijo en este momento de mi vida. Antes hubiera sido mas difícil, pues apenas comenzaba y la música ocupaba mucho de mi tiempo, pero aun así  quería ser papa y estaba decidido a ajustar mi tiempo para cumplir con ello.

- ¿Y ahora?- preguntó ella haciendome sonreir.

- Ahora mis ganas siguen estando presentes. Estoy el la cima de mi éxito profesional y puedo tomarme la atribución de faltar a cualquier cosa o posponerla- la miré de reojo para verificar que ella lo hacia y con una sonrisa le solté una indirecta-. Pero solo lo hago cuando son ocasiones especiales.

Me encantaba ver como ella se sonrrojaba con algunos de mis comentarios. Ambar era  la mujer con la que todo hombre soñaria. Aveces me entraban ganas de joder al idiota de su ex porque siento que gracias a el ella no  se creía suficiente. Nunca me lo había manifestado pero muchas actitudes de ella me hacían pensarlo.

- Pero René, soy bailarina- comento sorprendiendome- y mi cuerpo pasara por muchos cambios. Me refiero a que todo será tan distinto.

- No me habías dicho que eras bailarina.

- No me  preguntaste- me provoco.

Torcí los ojos y bufe- Amber no voy a discutir tus cambios físicos ahora. Se que seras muy capas de llevar tu maternidad y tu vocación. Sin contar el echo de que yo estaré ahí para ayudarte. Cuentas conmigo para lo que sea Amber- sonrió.

- Aveces me pregunto que seria de mi si no te hubiera conocido ese día en el parque. Gracias por estar ahí siempre René, tu también cuentas conmigo. Lo sabes ¿verdad?

No se explicar lo que su sonrisa me transmitía. Me sentía tan feliz de solo escuchas sus palabra, y con esa sonrisa que la  acompañaba lo completaba todo para que mi día terminará maravillosamente.

***

-La doncella ya esta en sus aposentos- bromeé en frente de su edificio al estacionarme.

Habíamos continuado el viaje de regreso con conversaciones amenas. Ella aun seguía creyendo que su cuerpo le impidiria seguir con su trabajo y miles de otras tonterías pero cambiamos la conversación ya que eso no nos llevaba a nada porque yo no estaba de acuerdo.

Nos quedamos en un silencio tranquilo unos segundos en los que me debatía en despedirme o no de ella besando su mejilla pero preferí no hacerlo. Quité  el seguro y espero que ella bajara del auto para poder irme a casa.

Casa. Creo que mañana visitaré a mama hace días no hablamos- pensé.

- Em... René- susurro Amber y volteé hacia ella-. No se si estas ocupado tal ves  no quieras yo. Bueno, ¿quieres subir? No hemos cenado y ...

Verla nerviosa me dio gracia.

Sonreí- Me encantaría. ¿Subimos entonces?

- Eh si. Si claro.

Ella bajo del carro apresurada y yo solté una risotada para luego pasar el seguro y seguirla.

¿Como se podía ser tantierna?.

Entramos al edificio y fuimos directo a las escaleras. En el camino nos conseguimos con un sujeto. Al parecer era el encargado pero ella no le dio mucha importancia.

Nos dijimos a las escaleras y comenzamos a subirlas.

Este edificio no tiene elevador para el primer piso solo escaleras. Para el resto de los pisos hay uno al final de las escaleras.

-Amber deberías considerar mudarte a una planta baja. Cuando su panza crezca y no veas ni tus pies no te puedes arriesgar a estar subiendo escaleras.




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