Un trato con el nerd

Capítulo 14

Andrea

Dylan me ha evitado por días, quiero decirle todo. Que estoy enamorado de ella, pero no deja que me acerque a ella. Su determinación para alejarme hace que crea que tal vez era cierto lo que dijo, sin embargo, mantengo la esperanza de que mintió por alguna extraña razón. Liam piensa que lo mejor es que deje de insistir, que deje de molestarla, pero no puedo hacerlo. Sé que estamos hechos el uno para el otro y tal vez piense eso por leer historias románticas, pero no puedo evitarlo.

El timbre resuena por toda mi solitaria casa y abro la puerta. La novia de mi mejor amigo, Kendall Moore, se encuentra frente a mí. Sonríe mientras sujeta su bolso deportivo. Frunzo el ceño por su visita.

-Tenemos que hablar sobre Grecia- me hago a un lado, permitiéndole entrar, camina con pasos lentos y toma asiento en el sofá.

Le ofrezco algo de beber mientras ella comienza a mover sus pies. Voy a la cocina por dos vasos con agua y regreso a la estancia. Me siento frente a Kendall y ella bebe un poco. Aclara su garganta y comienza a hablar.

-¿Grecia te importa?- cuestiona y asiento.

-No sé si es muy pronto para decirlo, pero ella en verdad me gusta y mucho- respira profundamente y continúa.

-Entonces lo que estoy haciendo es lo correcto- suspira. –Han amenazado a Grecia con dar a conocer su trato, la han amenazado y acosado durante los últimos días y ella quería protegerme, protegerte a ti, y ha dicho esas cosas para que no nos lastimaran- un nudo en mi garganta comienza a formarse.

-¿Quién le ha hecho eso?- mi voz es dura.

-Creo que no es bueno que te lo diga- me levanto del sofá y respiro profundamente.

-Dilo, por favor- ella me observa y asiente.

-Adam- camino rápidamente y me monto en el auto.

Lo enciendo y comienzo a manejar rumbo a la casa de Miller. Estaciono de manera rápida y bajo del coche. Toco el timbre y el capitán abre la puerta, inmediatamente frunce el ceño, pero antes de que pueda decir algo golpeo su mejilla derecha. El enojo comienza a dominarme y mis puños no se detienen. Pensar en lo que ha pasado Dyls, pensar en lo que él ha hecho, hace que no deje de golpearlo. No hasta que siento unos brazos sujetándome.

-Andrea, basta- la voz de mi mejor amigo me trae devuelta a la realidad y lo primero que logro identificar es el rostro rojo de Adam. Observo mis manos, la roja sangre forma parte de ellas. Mi corazón late rápidamente.

-Lo siento- son las únicas palabras que logro articular.

El brazo de Liam me impulsa a dar la vuelta y caminamos hacia mi auto. La castaña sube al suyo y sale del lugar, comprendiendo que necesitábamos estar solos.

-Nunca has sido impulsivo, ¿qué pasó?- cuestiona preocupado.

-No sé qué es lo que sucedió, simplemente me molestó mucho que haya amenazado a Grecia- enciende el auto y comienza a manejar.

-No es sólo eso, ¿cierto?- asiento.

-Grecia estaría a mi lado, no me evitaría de no ser por él-

-Creo que sabemos que no todo es culpa de él. No está bien lo que hiciste. Tú mismo has dicho que la violencia no soluciona nada- mordí mi labio inferior.

-Creo que esta vez tengo que hacer las cosas bien, ¿no?- él asiente y luego de unos minutos llegamos a mi casa, donde disfrutamos de una divertida cena junto a su novia. Pensando en Grecia y en lo que sentía, cree un plan para decirle lo que provocaba en mí.

 

Corro y en pocos segundos logro verla. La alcanzo y la tomo por el brazo. Su cuerpo gira hacia mi dirección y sus ojos azules me observan. El latido de mi corazón incrementa su velocidad, mi mente se queda en blanco al estar cerca de ella nuevamente. Hace un movimiento demostrando que quiere irse, pero antes de que lo haga comienzo a hablar.

-Sé que lo que diré puede parecer una locura y lo es. No sé cuándo comenzó esto, pero te has metido hasta el fondo de mi alma y en este momento no quiero que sea de otra manera. Me encanta tu manera de ser y aunque no te conozco completamente, quiero pasar mis días descubriendo una cosa nueva de ti. Decir esto puede parecerte que es algo apresurado y yo también lo creo, por eso sólo admitiré que me gustas, mucho- ella cierra los ojos.

-Debes de estar a salvo. Debes estar sin mí- la acerco más a mí.

-Sólo me siento a salvo cuando estoy a tu lado- abre los ojos.

Grecia

Quiero responder sus palabras, decirle que siento lo mismo, pero una presión en mi pecho me impide hacerlo. Entonces pongo mis manos en sus mejillas y acerco su rostro al mío. Nuestras respiraciones se mezclan y finalmente unimos nuestros labios. Como si el aire nos falta y nuestra única fuente de oxígeno fuera nuestros labios, como si hubiéramos estado en el vacío, en la oscuridad y encontráramos la luz, eso se siente. Pasa sus manos por mi cintura, atrayéndome a su cuerpo. Me acerco aún más a él, sabiendo que ese era el único lugar donde estaba segura. Donde olvidaba todo y donde podía ser feliz. El recuerdo de Reino Unido llega a mi mente y me separo de él. Mi respiración poco a poco se vuelve normal y sonrío. Aún falta tiempo para eso, así que disfrutaré.




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