Un trato con el nerd

Capítulo 26

Meses después.

Grecia

Termino de vestirme y bajo las escaleras. En el comedor se encuentran mis padres, sonrío y me acerco a mi papá. Lo abrazo con todas mi fuerzas y escucho su risa, aquel sonido que regresa el calor a la casa, que llena cada lugar vacío. Sirven mi desayuno y comienzo a comerlo. Termino y tomo mi bolso. Salgo de mi casa y subo a mi auto. Manejo rumbo a la Universidad y cuando estaciono frente al enorme edificio, mi teléfono suena anunciando un nuevo mensaje.

Keith Hamilton:

Veámonos hoy en la noche. Iremos a un lugar importante para mí. Te espero frente a tu casa a las 9.

Sonrío y entro. Camino hasta el aula de mi primera clase y respondo su mensaje.

Nos vemos luego.

El día pasa rápidamente y las clases terminan. Llego a mi casa y comienzo a buscar mi ropa para mi cita con Keith, observo cada prenda en mi inmenso armario y no puedo encontrar la correcta. Entonces, hallo ropa perfecta para la ocasión. Un jean de mezclilla ajustado y un poco desgastado con una blusa de hombros descubiertos color blanco, lo combino con unas botas cortas negras con un poco de tacón y dejo mi cabello suelto. Reviso la hora y bajo las escaleras. Me observo en el espejo y salgo. Sonrío cuando veo a Keith en su motocicleta.

-Hola, nena- saluda.

-Hola, Keith- respondo sonriendo.

Me atrae a su cuerpo y me abraza. Respiro su perfume, era un aroma bastante tierno que contrastaba con toda su vestimenta y actitud.

-Antes de llevarte a ese lugar pasaremos por mi casa- asiento y él se sube a su moto, se coloca el casco y me tiende uno a mí, hago lo mismo y me subo. Me sujeto de su cintura y comienza a manejar. Se detiene frente a su casa y bajamos. Entramos a aquella casa moderna y deja el casco en el sofá.

-Toma asiento, en un momento vengo- comienzo a observar detalladamente la decoración, notando que tiene un buen gusto.

-El lugar al que te llevaré es mi refugio, donde voy siempre que estoy molesto o estresado por mi trabajo, es allí donde me relajo. Sin embargo, las personas no pueden reconocerte o verte en un lugar así, temo que tu reputación se vea afectada. Por esa razón te preparé esto- lo observo y sonrío.

-¿Crees que me veré bien en eso?- cuestiono.

-Definitivamente, te ves hermosa con todo lo que uses- responde.

Recojo mi cabello en un moño y me coloco aquella peluca pelirroja, me veía rara, pero el color era bonito y parecía bastante natural. Entonces me tiende una chaqueta de cuero bastante parecida a la que usaba él. Me la coloco y salimos de ese lugar. Maneja rumbo a una dirección desconocida para mí y luego de 10 minutos estaciona frente a una calle rodeada de motociclistas. Bajo y me quito el casco. Algunas personas centran su mirada en nosotros, pero mantienen su distancia, excepto por dos, que se acercan. Saludan a Keith y sonríen a mí. Les devuelvo ese gesto. Creo que era fácil adivinar lo que ocurría allí, sin embargo miles de preguntas se generan en mi mente. ¿Por qué Keith asiste a carreras clandestinas? ¿Necesitaba dinero? ¿Con las ganancias de este lugar hicimos ese trato? Muerdo mi labio inferior. Entonces, las personas comienzan a formar un círculo frente a la carretera solitaria. Keith se acerca a mí y me sujeta por la cintura, me guía a un espacio entre aquella multitud y besa mi mejilla.

-Volveré en un momento- asiento y se aleja.

Se monta en su motocicleta y se acerca a los otros 5 competidores. Una mujer con ropa ajustada se acerca a ellos con una bandera brillante de color rojo y da inicio a la carrera, inmediatamente todos comienzan a manejar rápidamente. Sigo a Hamilton con mi mirada hasta que lo pierdo de vista.

-¿Estás aquí con Miller?- cuestiona una rubia y frunzo mi ceño. –Supongo que es la primera vez que vienes a este lugar. Las personas al competir no usan sus nombres reales o al menos no completos. Por cierto soy Amy- tiende su mano y la tomo.

-Dylan- respondo.

-Miller, el rubio que te trajo, es uno de los mejores. Aunque me cueste admitirlo- sonrío.

Entonces a lo lejos observo las motocicletas y pronto llega el ganador. Mi corazón late deprisa. Keith se quita el casco y sonríe. La chica que dio la señal, se acerca a él, lo rodea con sus brazos y besa su mejilla.

-Deberías ir a por tu hombre- dice la rubia empujándome hacia él.

-Grecia, ven acá- sus brazos me atraen a su cuerpo.

Respiro su perfume, en ese momento no puedo pensar en nada y eso me agrada. Nos vamos de ese lugar y quito la peluca, sacude mi rubio cabello y sonríe.

-Gracias por estar allí hoy- dice.

-¿Desde cuándo haces eso?- cuestiono.

-Desde los 16- responde y me sorprende, hace cuatro años.

-Tengo que irme, te veo mañana- me doy la vuelta y comienzo a caminar hasta que coloca su mano en mi brazo, me atrae a su cuerpo y giro, entonces siento sus labios rozando los míos, en un lento movimiento. Cierro mis ojos y le correspondo. Sus manos me sujetan de la cintura y pongo las mías en su cuello. Me separo de él y abro mis ojos, me encuentro con esa mirada color cielo.




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