Un Último Deseo - Libro #1 (saga Paradise)

Capítulo 2—Una Estrella

"Eres demasiado arte, para alguien que carece de sensibilidad"

....

Empezaba otro día. ¡Qué bien...!

Espero que noten el sarcasmo.

Bostecé, mientras me quitaba los lentes para despegar las pequeñas lágrimas que se asomaban por los ojos. "Odio bostezar" Pensé, luego de salir completamente listo de su cuarto, ya me había preparado para irse al segundo infierno...Bueno, ese es el término que utilizaba para la "Escuela". Con cuidado de no tropezar, intenté salir de mi habitación. Antes de salir, pasé por delante del espejo, y me di cuenta de que no me había peinado.

"Te vez horrible Walter"—Pensé, mientras veía mi rostro. Ojeras, despeinado, flaco...¿Por qué cada vez que me veo en el espejo me decepciono de mi mismo?

Con pereza, tomo un cepillo de su estante y salí de mi cuarto, intentando no hacer ningún ruido, y pasar desapercibido de sus padres. Ayer habían peleado fuerte, y se van a desquitar con lo primero que encuentre.

Un día mi madre casi rompe las cortinas del odio.

Me acerqué hacia las escaleras (Estaba en el segundo piso) Y con cuidado, saqué un poco mi cabeza para revisar si había alguien, por suerte, no vi a nadie, así que bajé las escaleras con alivio. Tal vez crean que estoy exagerando un poco, pero prefiero a que me tomen por exagerado, a tener un moretón en mí ojo. Es mejor ser precavido, ¿No?

Bajé las escaleras de madera oscura, que eran en forma de espiral, agarrándome del barandal. Tenía mucho sueño y era capaz de caerme, lo sé. Nuestra sala no era muy grande, tenía un viejo sillón en medio de la sala, mirando a una pequeña televisión. Atrás de todo esto, una cocina, y...ya. Eso es todo. El apartamento tenía un pequeño patio, que prácticamente todos los vecinos compartían, pero estaba tan sucio que ni ganas daban de pasar por allí.

—Buenos días, Walter—Escuché la voz de mi madre, provenir de la cocina. Y efectivamente, se encontraba allí al parecer haciéndose una taza de café. Era loca con el café. Llevaba su cabello negro agarrado en un moño improvisado, y sus ojos oscuros no tenían ningún brillo. Yo me parecía mayormente a ella que a mi papá. Casi suspiré, alegrado de que no fuera mi papá. Mi madre ganó la pelea ayer, así que supongo que no debería estar tan molesta...

—Buenos días—Saludé, y comencé a prepararme mi desayuno. Luego de unos minutos, vi como mi hermana bajaba de su madriguera. Su cuarto. Tenía el cabello castaño súper oscuro, así que se veía negro. Tenía los ojos azules como yo, piel blanca, y una actitud del asco. Era la "rebelde" de la familia. No hacía caso a nadie, y la admiraba un poco por tener esa gran confianza. Yo soy más...obediente. Mucho más obediente.

Ella solo entró a la cocina, tomo una pequeña galleta salada de la cocina, y sin dirigirle siquiera una mirada a ninguno de los dos, descaradamente, abrió la puerta y se fue sin saludar. Sin decir buenos días, y sin mirar a nadie. Sip, así es como es ella todos los días. Mi madre se quedó callada, sin decir nada relevante a su comportamiento, y siguió bebiéndose su café. Mi hermana no se va en autobús como yo, oh no. Se va todos los días con su "amigo" que la viene a buscar en su moto—en realidad la moto de su papá, pero igual presume de ella—.

—Llegaré tarde, más te vale yo encontrar la casa completamente limpia cuando llegué—Asentí al escucharla. Como Jackeline, mi hermana, no hacía absolutamente nada en esta jodida casa aparte de ser otra boca más que alimentar, yo tengo que hacer la mayoría de las actividades que ELLA debiera de hacer. Terminé de comer, y me levanté para irme al instituto, antes de que mi padre bajara las escaleras. No quiero estar presente en su encuentro.

Y sin nada de ganas de ir a ese infierno, salí de mi casa diciendo un vago adiós. Dudando en que si me escucho o no, igual, no le hubiera importado.

Llevaba puesto un suéter de mangas largas azul oscuro, y unos pantalones negros. A pesar de que tomé el cepillo, olvidé peinarme, así que solo me coloque un gorro de color gris para evitar peinarme.

Hubiera tenido puesto mis audífonos escuchando música, pero tenía miedo de que me robaran. Este barrio es horrible.

Caminé por la acera, con una cara de indiferencia. Varias personas pasaban a mi lado, algunas con prisa, otros con lentitud. Aceleré el paso ya que, iba a perder el autobús. Si no lo tomaba, tendría que esperar a que otro pasase y llegaría tarde. Seguía caminando, pero escuché un maullido. Me detuve en seco y miré a todos los lados, buscando de donde venía el maullido. A mi lado, estaba un gatito negro pequeño, sucio, maullando fuerte. Tenía una cola debajo de una bolsa de basura, que no lo dejaba moverse y lo tenía acorralado. Iba a acercarme, pero vi que mi autobús estaba justo adelante. Si ayudaba al gato, no iba a poder llegar al autobús.

Lo siento gatito, pero tengo que irme, otra persona lo ayudara.

...



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En el texto hay: magia, hada, deseos por cumplir

Editado: 09.11.2018

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