Un verano inesperado

∞Capítulo 22: "El fuego del amor"∞

Abrí mis ojos lentamente y rápidamente sonreí al recordar todo lo que pasó la noche anterior, la había pasado muy bien con Paul y todo fue hermoso, la noche perfecta. Mis papás seguían dormidos y yo no quise levantarlos, así que me cambié y salí de la cabaña para ir a desayunar al comedor. Era muy temprano todavía, así que volvería a comer sola. Llegué y rápidamente me serví de desayunar, me senté en la silla de la mesa y comencé a comer. Mis pensamientos se dirigieron en Paul y la noche perfecta que tuvimos, todo pasó tan rápido y tan lento a la vez, todo fue tan lindo, cada segundo lo disfruté. Después de que me pidiera que fuera su novia todo fue hermoso, toda la noche la pasamos hablando y demostrando ese amor que había nacido entre los dos, por eso fue perfecto, ya que cada minuto y hora lo disfrutamos con tanto amor.

Paul llegó de la manera más rara a mi vida, llegó cuando estaba por rendirme en el amor, cuando alguien ya me había lastimado de la manera más horrible, llegó para cambiarlo todo, para revolucionarlo todo, para que cambiara de opinión, para considerarlo alguien más que importante en mi vida. Nunca me había enamorado tanto de una persona, nunca había sentido esa emoción al pensar en alguien, jamás había sentido esa necesidad de tenerlo más cerca y sentirlo con Paul era increíble. Tal vez jamás me prepararía para tanto amor, para amar y ser amada, pero nunca sería un error sentir tanto amor por alguien, no era un error.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir unas manos tapando mis ojos. 

—Adivina quién soy —dijo. 

Escuchar su voz me hizo estremecer y sonreír, sin duda era Paul. 

—Ya, Paul —reí. 

Me soltó y yo giré para verlo. 

—No te equivocaste —dijo en tono burlón. 

—Jamás me equivocaría —sonreí. 

—Hoy si despertaste con alegría, yo también —dijo y sonrió. 

—Con solo verte ya me tienes feliz. 

—Digo lo mismo, Leila —sonrió. 

Nos quedamos viendo por un momento y yo no pude evitar sentir tantas cosas fuertes dentro de mí, sus ojos me hacían conocer mundos tan lindos, viajar a distintas galaxias y ver todo el universo. 

—Hoy no hay planes en grupo, así que te quiero invitar a una caminata por la selva, solo tú y yo —dijo. 

—Me parece muy bien, Paul, es una grandiosa idea —sonreí. 

—Solo desayuno y nos vamos. 

Paul fue a servirse de desayunar y luego comimos juntos. 

—¿Ya tienes planeado el recorrido? —pregunté. 

—Claro que sí, sabes que yo planeo todo muy bien —sonrió. 

—Confiaré en ti, Paul. 

Los minutos pasaron y terminamos de desayunar. 

—Voy a ir a mi cabaña a cambiarme y decirle a mis papás —dije. 

—Está bien, yo igual haré lo mismo, así que te veo en frente del salón principal —dijo. 

Asentí y me fui a mi cabaña a cambiarme, no iba a irme con esa ropa. Mis papás todavía seguían durmiendo, así que me cambié con mucho cuidado, me puse mi short y una blusa de tirantes con un chaleco, luego mis tenis y me amarré mi cabello como una cola de caballo. En una hoja escribí un mensaje para mis papás y la dejé en un lugar visible, después metí un cambio de ropa a mi mochila y cosas de higiene personal, finalmente salí de la cabaña en silencio y me dirigí al salón principal, ya estaba Paul ahí. 

—¿Estás lista? —preguntó. 

—Claro —sonreí. 

Nos adentramos a la selva y comencé a ver todo lo que había, era un nuevo camino, así que no conocía nada. 

—La selva contiene cuatro circuitos, ya concluimos el primer circuito, nos faltan tres, el viaje se pondrá muy bueno al final —dijo. 

—Ya quiero conocer las maravillas de esta selva —dije con emoción. 

—Te encantarán, por mientras vamos a recorrer parte de lo que no has visto, es otro camino para llegar al río. 

—¿Qué encontraremos? —pregunté con curiosidad. 

—Hay más animales en esta zona —dijo. 

Yo abrí mis ojos como plato. 

—Tranquila, no hay ningún jaguar por aquí —dijo rápidamente. 

Solté una carcajada y él se rio conmigo, aunque de alguna forma eso me calmó demasiado y me hizo seguir el camino con tranquilidad. 

—Hay muchos animales en peligro de extinción, por eso la selva es conocida para protegerlos —dijo. 

—Eso realmente es triste, hay muchos animales hermosos aquí, por ejemplo las guacamayas rojas, jamás conocí ninguna —dije. 

—Eso se puede arreglar —sonrió. 

—¿Hay por aquí? —pregunté con ilusión.




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