Un Viaje Magico: El Mundo de los Sueños

Hacia el bosque de lobos

Gotas de agua comenzaron a caer del cielo. Se avecinaba una gran tormenta, sabíamos que estábamos por llegar a nuestro destino, en lo más alto de la colina Leal y yo pudimos ver en el horizonte un cielo naranja, aquel era el país de lava, debemos llegar a tiempo, sentía que mis días en el mundo de Magra estaban por terminar, sentía el cansancio en mis piernas cada vez más, el dolor de los músculos, el hambre que acarreaba un sinfín de sonidos en mi estómago, Leal se sentía igual, llevaba sus orejas caídas y su cola casi la llevaba arrastras, ¿qué debemos hacer?, si nos deteníamos perderíamos mucho tiempo, la lluvia se sentía cada vez más fuerte, las gotas de agua se sentían como finos cristales, el frio, el temor a perdernos en aquellos caminos que se dividían en cada esquina, nuestra única salvación fue un viejo mapa que nos obsequió Ilone, pero y si lo perdíamos, no sabríamos como encontrar el camino correcto, la lluvia seguía cayendo con más fuerza y nuestro caminar se vio forzado a detenerse, era hora de buscar un refugio en aquellos enormes parajes. Leal ladro varias veces había encontrado una pequeña cueva que nos ayudaría a resguardarnos de la torrencial lluvia.

— Mi pelo esta todo empapado — espeto Leal.

— Jajaja, olerás a perro mojado todo el día — bromee alegremente.

Tuvimos una larga y cansada charla mientras la lluvia continuaba, de entre tantas palabras quede dormido junto a Leal, era obvio que el cansancio nos hizo caer en un sueño profundo, casi irreal, cada sueño que tenía era distinto, escenas donde llegaba al mundo de Magra, o cuando conocí a la pequeña hada que me guio entre las puertas de la casa de mi abuelita, pero un sueño donde no quise despertar, fue donde mis padres juntaban sus manos, era igual a los que tuve mientras dormía en el tren de los sueños, tenían alguna relación, probablemente, todo allí era confuso y extraño, talvez las fantasías allí podían hacerse realidad, pero todo esto era parte de mi imaginación o alguien más lo imaginaba para mí, fueron demasiadas preguntas que me hacía a la vez.

De entre mis sueños escuche aullar a un ¿perro? o era un lobo, mis ojos se abrieron lentamente, una tenue luz azulada entraba por de la pequeña cueva fue tan hermosa que simplemente me perdido ante ella, de pronto Leal se puso de pie, estaba bufando con rabia, alguien había entrado a la pequeña. Una silueta de cuatro patas se mostró entre las paredes rocosas, entro jadeando y de su hocico chorreaba sangre.

— ¡Un lobo!, - dije alzando mi voz — pero está herido.

Leal corrió hacia donde el lobo caía lentamente, estaba muy herido, llevaba su pelo lleno de lodo y sangre, como si hubiese estado en una lucha con otro lobo o un animal mucho más fuerte que él. Leal lo sujeto de entre el pescuezo y lo arrastro un poco más adentro de la pequeña cueva.

— ¿Estás bien?, que te sucedió — le pregunte asustado — quien te hizo todo este daño.

— No están seguros aquí, deben largarse de aquí — respondió con voz suave.

— Eres hembra, ¿cuál es tu nombre? — le pregunte nuevamente.

— Deben largarse humano tonto — respondió agresiva — están en peligro en estas tierras.

Al cabo de un momento la pequeña loba que llego herida, quedo dormida. Leal y yo, curamos sus heridas, con algunas yerbas que Nurix no enseño para sanar heridas. Las horas pasaban y la noche cada vez se hacía eterna, no hacia frio, pero el calor de una fogata sería más relajante, así que junte ramas y musgo seco que encontré alrededor de la cueva, luego con dos piedras comencé a golpearlas para así poder prender una fogata, esto lo había visto en programas de televisión donde tenían que pasar la noche en el bosque y debían encender fuego, seguía todas sus reglas, junte piedras y las puse en círculo para que así las llamas no se extiendan.

Fue agradable, una pequeña llama broto entre las ramas secas, sentimos el crujir de hojas, la pequeña loba se había despertado y se acercó sigilosamente hasta donde estaba la fogata se recostó sobre sus patas.

— Me han ayudado sin pedirles ayuda alguna — exclamo bajando su cabeza — les estoy agradecida.

— No fue nada, estabas muy mal — respondió Leal moviendo su cola — nos dirás tu nombre.

— Un mestizo — respondió sorprendida — vaya nunca pensé ver uno tan cerca, mi nombre es Frozen, soy la curandera de un clan de lobos.

— Wuao, pero dime porque estabas tan herida.

— Mmm… es algo complicado contarles todo lo que sucedió — dijo Frozen mientras lamia sus patas — Salí a tomar un baño al rio que está cerca de nuestro clan, pero fui perseguida por otros lobos de un clan distinto, supieron por mi aroma que soy la curandera del clan.



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En el texto hay: magia, magia y fantasia, magia y aventuras

Editado: 23.05.2019

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