Una Baash Entre Nosotros

10.Traición


—Y esta...—Abre la puerta doble de par en par.—Es mi habitación—Se gira hacia mí, sonríe.

Después de que nos presentáramos entramos a la casa porque empezó a lloviznar, llovizna que se terminó convirtiéndo en un tremendo aguaceraso.

Descubrí que Sasha no es tan ruda como aparenta. La amabilidad que me brinda es terroríficamente genuina, así que... supongo que no tengo nada que temer.

—Vamos, entra.

Hago lo pedido.

Wow, es hermosa, y muy grande también.

Toda su decoración está de colores pasteles, unos cuantos pósters de grupos musicales, incluido K-pop. En una esquina hay un pequeño sofá con una mesita de cristal en el medio, llevando esta una maceta de flores en el centro.

Una enorme cama King-size con sábanas rosa palo y almohadas blancas. Y para culminar, unos enormes ventanales con vista al jardín, adornados con unas cortinas blancas.

Yo esperaba ver negro, rojo y más negro.

—Si, ya sé lo que piensas—Pone una mueca.—No había venido aquí hace como...—mira hacia arriba haciendo cálculos—En fin, tenía 8 años la última vez que vine.

Eso explica todo.

—Yo...creo que es muy bonita—Niego.—Es decir...no parece infantil, y los tonos pasteles no son tan escandalosos—Entrecierro la vista para dar un toque profesional.—Yo diría que hasta da una sensación de tranquilidad.

En todo estos minutos que hemos estado juntas no le dicho tantas palabras en una sola oración.

Me sonrojo al darme cuenta de mi error.

Maldigo para mis adentros.

Sasha me observa con una enorme “O" en sus labios.

—Wejeje, si puedes decir más de tres palabras—Da pequeños aplausitos.

Muerdo nerviosa mi labio 
inferior.

—Es que no sé si estaría bien que te hable...—Susurro por lo bajo.

No tan bajo, porque Sasha me escuchó.

—¿Como?

Su rostro se transforma en confusión, al instante vuelve a la normalidad.

—Lo dices por los de allá abajo—Me mira y asiento.—No, no soy como ellos Hazel. No te voy a negar que si soy un poco perra aveces pero lo mío no va con molestar a personas poc...

Y se detiene.

Le miro con mi ceja al aire.

—¿Personas poca cosa como yo?

Sabía que estaba siendo muy amable como para ser verdad.

—Creo que...mejor me voy, no sé por qué vine aquí en primer lugar.

Obvio hablo de su habitación. Porque a la tan mencionada fiesta de Sasha tenía que venir obligado. Solo era la tonta excusa que el señor William usó para dejar venir a su sobrina de manera menos 
permisiva.

No porque se preocupe de mi vida social como me lo quería hacer ver. Creí que solo quería ser amable, pero ya veo que William también tiene su lado oscuro.

Bravo Rob, ahora me haces ver las cosas de otro modo.

Y volviendo a la habitación de Sasha, vamos, no es como si tuviera opción. Posiblemente todavía estuviera ahí fuera de no ser porque Sara se apiadó de mí.

Sasha vé mis intenciones de salir del cuarto y me detiene deslizándose entre la puerta y yo.

Pongo mis brazos en jarra.

—Lo lamento Hazel, no te lo decía a tí. Solo repetía lo que ellos decían, si, tonto, lo sé—Asiente de lado.—Pero juro que no lo decía por tí—Parece frustrada.—No lo entenderías.

>>Además, ¿A dónde piensas ir?

Muy buena pregunta. Miro para otro lado.

—Sophie estaba que echaba humos por la nariz

Pone sus labios en línea recta, después los suelta haciendo un ruido gracioso.

—Si te vé, las cosas no serán lindas para ti.

Ugh.

«Ella tiene sazón»

Razón, razón.

—Mira. Como no estabas invitada, no se calculó una habitación para tí o si tendrías que dormir con alguien y no creo que los otros te vayan a dar hospitalidad.

Se separa de la puerta, me rodea y se sienta en la enorme cama unos metros detrás mío.

—Puedes dormir conmigo

—No lo sé...

—¡Vamos!, No tienes más opción

Pone un gracioso puchero. Trato de no reír.

—Está bien.

Sasha deja salir un gritito. Vaya, nadie había estado tan emocionado por mi en mucho tiempo, de hecho nunca.

—Ya verás que la pasaremos bien, yo cepillaré tu pelo y tu cepillarás el mío.

Rebota en el colchón por cada palabra que dice.

Mi mirada de recelo vuelve a hacer acto de presencia y...

—¡Ven!, ¿qué esperas?, No me mires así—Rueda los ojos.

No le doy más vueltas y voy. Si ella será mi aliada en este lugar donde estoy rodeada de víboras pues, bienvenida sea.

•°•°•

4:00am

Apenas creo haber podido dormir 2 horas. No pegué ojo en toda la noche y apuesto toda mi vida a que debo tener una ojeras de infarto.

Los parloteos de una muy plácidamente dormida, Sasha, tampoco ayudan mucho.

Lentamente me pongo en píe para no despertarla, aunque dudo mucho que mis pasos puedan hacerlo, se le nota que es de sueño pesado. Cuando estoy fuera de la cama doy vueltas en un mismo eje.

Necesito salir a tomar el aire.

Quito el seguro de la puerta, olvidando hacerlo despacio para no despertar a Sasha, y entonces lo compruebo.

Si tiene el sueño pesado.

Salgo cerrando la puerta detrás de mí. Doy unos cuantos pasos quedando en medio del inmenso pasillo con una escalera en 
medio de este.

Las ganas de subir a curiosear me matan. Hago acoplo de todas mis fuerzas para no...

Qué más da.

Qué suba y dé una mirada rápida no hará ningún daño. Tampoco creo haya alguien más despierto, ¿o si?.
Subo las escaleras con meticuloso cuidado. No vaya a ser que con lo patosa que soy vaya y me resbale, me caiga y me desguabine toda.

Al final de las escaleras y el comienzo del segundo piso solo hay cuadros y más cuadros que adornan las paredes, Oh, y una habitación, la única, al parecer. No hay ningún movimiento que alerte de alguien despierto. Todo está tranquilo y calmado... excepto por la tenue luz proveniente del cuarto al final del pasillo.

Mi vena curiosa se activa una vez más. Nono, no voy a seguir más de ahí. De hecho creo que es tiempo de irme, si hay una luz encendida significa que no soy la única en vela de esta noche.




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