—¿D-Drogas?—Digo con lo ojos abiertos a tope.
Alek asiente distraído.
—Los James eran un matrimonio de drogadictos. Pertenecían a una de las mafias más poderosas de la ciudad.
—Transportaban droga al colegio por medio de tí...—Agrego con mi vista puesta en su perfil. Aleksandre vuelve a asentir en confirmación.
—Si. El director era uno de sus más fieles compradores. Cuando los James y su banda cayeron lo hicieron muchas personas con ellos, políticos, abogados, empresarios... incluyendo al director obviamente.
Además del tráfico de drogas, los James estaban ligados a un montón de crímenes más, trata de blancas, tráfico de órganos, lavado de dinero y otros más que quién sabe. Porque no creo que esos hayan sido todos—Masculla asqueado.
—Ellos...¿te llegaron a hacer daño alguna vez?
Mi pregunta sale con miedo a la respuesta que Alek pueda darme. Porque si es así no me cabría más culpabilidad.
—Solo cuando trataba de hacerme el héroe—Responde sin inmutarse.
Frunzo el ceño.
—¿Cuando no tratabas de hacerte el héroe?, No entiendo—Su cabeza gira en mi dirección y me mira por una fracción de segundos.
—El sótano...—Susurra no lo suficientemente bajo como para no poder escucharlo.—Tenían personas secuestradas en su sótano. Desde niños hasta gente mayor. Pero la puerta...
De pronto la mirada de Alek se torna vacía, fija hacia un punto muerto. Siento el apretón de sus manos a las mías.
—No tienes que seguir si no quieres...
Alek está tan absorto en sus pensamientos que parece no escucharme.
—Desde que había descubierto las personas en el sótano aprovechaba la ausencia de los James en la mansión y les llevaba comida, agua...lo que pudiera. Los primeros días les llevaba cosas de las despensas pero cuando la encargada de la cocina empezó a percatarse de que la comía desaparecía dejé de hacerlo antes que se lo reportara Hila o a su marido, así que me saltaba la cena y se las llevaba a ellos.
>>Era poco para tantas personas. Pero era lo que había, y ellos lo entendían. Así fue por un largo año. Hasta que una de las señoras que allí habían me convenció para que llamase a la policía así lo hice, no tuve tiempo a marcar el segundo dígito cuanto tuve a Ryan James agarrando del cuello de la camiseta.
>>Ni siquiera tuvo que adivinar para saber que hacía. El lo sabía, me estuvo vigilando toda la semana. Sabía que le llevaba comida a los rehenes, y estuvo ahí cuando me pidieron llamar la policía. Recuerdo que me llevo a otra parte del sótano después de que me dijera «ahora aprenderás, mocoso»...
Se detiene. Carraspea y prosigue.
>>... Olía fatal allí, olía a sangre y a cuerpos en descomposición, estaba oscuro excepto por la tenue luz que lo iluminaba insuficientemente. El cuarto era pequeño, pero tenía suficiente espacio como para albergar tres personas más en él sin que estás chocasen o sus espacios se encontraran. Cuando Ryan encendió la otra bombilla pude ver con más claridad, habían tres chicas más con nosotros.
>>Estaba muy asustado como para escuchar sus sollozos y súplicas cuando a la fuerza Ryan me hizo dar un paso en la habitación...
—Alek...
>>Estaban desnudas, y sus pieles estaban desgarradas con alarmantes signos de que habían sido torturadas. Había una encadenada del techo, mientras las otras dos estaban esposadas al suelo. Una tras otra Ryan ordenó les propinaran veinte latigazos en mi presencia, una de ellas, la más joven, no lo soportó y murió ahogada en su propio charco de sangre. No pude hacer nada por ellas Haz, solo ver como sufrían—Sus puños y mandíbula están tan apretados como se le permite, no me mira, pero sospecho que sus ojos están humedecidos. Como si me lo confirmara, una gota cae por su mejilla.
Oh... Alek
Me imagino lo horrible que debió ser para Alek vivir con gente como los James. Me siento un poco culpable la verdad. Todo este tiempo pensando que Alan se había olvidado de mí porque estaba viviendo la buena vida. Cuando en realidad no fue así...
—Alek, lo siento tanto
Me abalanzo sobre él
para abrazarlo.
—No, no tienes porqué Haz—Se aparta y me mira, sonríe débil y hago lo mismo. Con mis dedos pulgares limpio las lágrimas de sus mejillas.—Sé que todavía me quedan dudas por aclararte. Pero ahora no creo poder—Apreta los labios después de una mueca apenada.
Niego.
—No importa. Ya tendremos tiempo para habl...
—¡Aleksito!, ¡ahí estás!
Una conocida voz de pato chillón llega a mis oídos. Me aparto de Alek como si quemara y este me mira con el ceño fruncido sin comprender.
La voluptuosa figura de Sara se abalanza sobre un ya no tan confundido Aleksandre, Ahora en su mirada hay un brillo coqueto y divertido.
—¡Sara!—Se pone en píe con sus brazos extendidos hacia a ella. Ambos se funden en un caluroso, diría que demasiado afectuoso para mi gusto.
Detrás de Sara vienen lo que puedo reconocer como la figura de Freya, la rubia novia de Collin, dos chicos y una chica que no conozco y...
Oh. Sophie, con su característica cara de que todo le hiede y nada le huele.
Siento un pinchazo extraño en mi corazón cuando Alek y Sara se empiezan a susurrar cosas. Me aparto con incómoda. Los amigos de Sara llegan hasta nosotros y empiezan a saludar uno por uno a Alek.
Uno de ellos me observa con una pizca de intriga en sus ojos. Un chico rubio arena de ojos ambarinos y con cuerpo de roca.
—Belleza, ¿Y tú eres...?—Pregunta más coqueto que otra cosa.
La pregunta del chico hace la mirada de tres personas se centre en mí. Sophie, la chica que no conozco y el otro chico.
—Alarick, Alarick, Rita se desprende de tí por unos minutos y ya te pones a coquetear con la primera que encuentras—Dice la chica con tono burlón.
Sophia el otro desconocido se ríen.
—¿Y te sorprende?, Ay Gretchen, a este paso deberías saber—El chico se balance de un lado a otro con sus manos detrás de sí.—Como dicen por ahí: “Dime quién es tú novio, y te diré con cuántas te engaña".