Daisy POV
Escucho desde lejos la risa de mi hermana. Sé que se está burlando de mi desgracia. ¿Quién no lo haría? Estoy hablando sola como si no hubiera un mañana. Debería estar ingresada en un hospital psiquico, no aquí en mi departamento.
Cuando doy la vuelta, deja de burlarse cuando ve mi oscura expresión. Sé que estará pensando en que algo grave debe haber ocurrido para que esté tan abatida. Hace años que no me ve decaída, sin ganas de nada
Para no preocuparla, intento sonreír pero de mis labios sale una sonrisa forzada.
Camina hacia mi, tirándose encima mía. Se queda abrazándome como si no quisiera soltarme.
—¡Regresaste temprano! —exclama eufórica—, Pensé que ibas a estar todo el fin de semana en París.
Correspondo el abrazo de mi hermana, sin poder evitar soltar varios suspiros.
Sam, mi bella Sam. Me conoce tanto. Solo con miradas, sin pronunciar ninguna palabra, supo que necesitaba urgentemente un reconfortante abrazo. Anhelaba sentir un contacto humano. Animándome que todo estará bien. Que volver enamorarme del capullo que me ha roto el corazón no es tan malo, ¿o sí?
—Lo hubiera hecho si hubiese ido por placer pero yo fui para...ya sabes...—tartamudeo algo nerviosa.
—¿Es por Lorian, verdad? —pregunta.
Asiento lentamente como si me cuesta hacerlo.
—¿Qué pasó? Debe ser algo chocante para que...
La interrumpo.
—Me enamoré de él de nuevo —confieso, comenzando a sollozar entre los brazos de mi hermana—, Tenía fe de que en cuanto lo viera no iba a sentir nada más que indiferencia pero no fue así. ¡Para nada! Lo vi, fuerte y feliz mientras yo llevaba años trabajando duro para olvidarle. Me enfoqué completamente en mi trabajo rezando que mis frutos de esfuerzo dieran beneficio. Y pensé que lo había logrado —me callo intentando calmar mi agitada respiración—, Sin embargo, no ha sido así. Sentí dolor y odio cuando lo vi. Ver que rehizo su vida sin mi, me rompe el corazón. Pensar en sus promesa no fueron más que unas mentiras me destruye más. Ya lo sabía pero aún así no puedo evitar sentir esa horrible presión en mi corazón.
Cierro los ojos sin dejar de llorar. Cada vez más fuerte. Cada vez más doloroso. Cada vez más inevitable ocultar todo el sufrimiento que mi alma siente.
—Llora, llora —susurra mi hermana con una voz frágil sin dejar de acariciar mi pelo lentamente y con dulzura—, Después de esta tormenta, verás el arcoíris iluminando de nuevo tu vida.
Niego ligeramente la cabeza. No creo que eso fuera posible.
—No sé que hacer, Sammie —digo con la voz temerosa—, Lo amo tanto pero a la vez lo odio. ¿Por qué mis sentimientos son tan contraidos? Solo quiero ser feliz, sin o con él.
Mi hermana se separa de mi, tomando mi rostro y poco a poco, empieza a limpiar mis lágrimas con la manga de su jersey.
—¿Sabes lo peor? Me pidió matrimonio. Cuando me lo propuso, pensé que me amaba...pero resulta que solo quería una esposa como convivencia. Claro, le mandé al carajo pero también una parte de mí quiso aceptar.
—¡Oh!
—¿Crees que debí haber aceptado su propuesta? —pregunto, ya con la respiración más calmada—, Tal vez el destino nos dio una oportunidad para nuestro amor. Tal vez debía aprovecharme de ello y conseguir el amor verdadero que siempre quisé. ¡Ayudadme, por favor! —clamo insegura.
—Bebé, no sé que decirte pero cualquiera decisión que tomes, tiene que ser desde lo profundo de tu corazón. Esa será la respuesta ideal.
Asiento. Mi hermana tiene razón. Esta vez, voy a escuchar a mi corazón. Pero tengo miedo de arrepentirme más tarde de mi decisión. La historia podrá terminarse en una catastrófica, sin ninguna solución, sin forma de salvar los trozos rotos.
—Tienes razón —murmuro, poniéndome de pie—, Pero...—de tanto cansancio acumulado por el viaje, bostezo—, Nada, ¡déjalo! Mejor me iré a dormir.
Sam se levanta para abrazarme por última vez y dejarme ir para que pudiese descansar. El hecho de encontrarte con tu ex novio no es una experiencia agradable que digamos.
Camino, ya más tranquila, hacia mi habitación. Cuando llego, abro la puerta pero antes de adentrarme en ella, enciendo la luz. Desde que era pequeña, la oscuridad me daba temor. No hay ninguna razón lógica para explicar el porque de ese inexplicable miedo pero podía ser que es la oscuridad representa la maldad, almas oscuras y mucho dolor.
Mi cuarto es como un sitio sagrado, mi pasión y mi salvación. Allí guardo todo lo que me apasiona. Libros, fotografías hechas por mi y un montón de cd's. Además, la decoración de todo mi habitación representa mi dual personalidad. Fría y cálida. Así soy yo.
Con los párpados cerrados, aspiro en silencio el dulce olor que emana en mi habitación.
Después de haberme desvestido y cambiado a una cómoda pijama, me tumbo en mi cama. He extrañado dormir en esta maravilla. Por nada del mundo, voy a cambiar esta sensación. Me hace sentir a gusto, como si mereciera la pena vivir.
De repente, me pierdo en los lapsos de mis pensamientos.