Empezaba una nueva perspectiva en mi vida. Después de hablar con Iván aquella noche todo cambió, mi exnovio pedía hablar conmigo, me mandaba mensajes en todas las redes sociales pero no le contestaba. Por otra parte, la situación de mi amistad no se vio arruinada, creí que cambiaría todo de forma negativa, creí que mi amigo no me volvería a hablar y había roto todo de nuevo; pero no fue así, pues ahora hablábamos más y cada vez era de una forma más linda y diferente.
Las cosas eran distintas, empecé a salir con Iván, íbamos al parque y siempre nos sentábamos en el mismo sitio y charlábamos de cualquier cosa, me hacía preguntas sobre mis gustos personales y le contestaba con la misma pregunta. Realmente era muy lindo, él era caballeroso, lo que a toda chica le gusta, era atento, recuerdo que salíamos y siempre llegaba con una galleta que era mi favorita y algo de beber, me ofrecía todo, si quería cenar, ir a otro lado, etcétera. Es una persona maravillosa, de las mejores que he conocido, porque... fuera de lo lindo que era conmigo lo era con los demás, ayuda al medio ambiente, a los animales, es inteligente, aplicado y hasta cocina, todo lo que cualquier chica quiere.
Aveces iba a su casa, por supuesto no pasaba nada, aunque a mí me hubiese gustado que al menos intentara tocarme, él no lo haría jamás. También fuimos a uno de mis lugares favoritos el cuál es Italian Coffe, en el cuál nos besamos por primera vez.
Todo iba de maravilla, hasta que... me equivoqué. De nuevo. Tenía que pasar, era muy tonta.
Mi ex fue a mi casa, entró al cuarto y se sentó a lado mío, yo hablaba con Iván y tenía su chat abierto en la laptop. Jorge se acercó y miró mi conversación
-Ya sabía que estás saliendo con él
- a ti no te importa- contesté cortante
- te vieron con él besándote- soltó, su voz era apagado y al mismo tiempo se escuchaba molesto - ya no me quieres verdad, él te hace feliz
-si, por favor vete, ya no quiero verte ni nada contigo
- no pararé de molestarte Michi, te extraño, por lo menos acepta venir conmigo el 24 de diciembre - es una festividad
- ¿a dónde?
- a mi casa, a dormir, harán una comida, además mi abuela quiere verte, me ha preguntado por ti
- está bien, pero ya será lo último, ¿ok?
- mmm, trataré, no prometo nada
Jorge era muy insistente y yo muy fácil de convencer. No tenía que haber aceptado, además Iván se enojaría, aunque no tenía por qué saberlo.
Después de aquella visita corta, después de la invitación, se fue sin insistir más, tampoco me mandó mensajes declarando todos sus sentimientos hacia mí como solía hacer ahora que lo había dejado.
Llegó aquel día en el cual tenía que ir a su casa. Él fue por mí a mi casa y de ahí tomamos el autobús, teníamos que caminar aun así 2 cuadras para tomar el colectivo a su casa. Cuando íbamos subiendo él me pidió tomar su mano, lo cual negué pero me agarró de todas formas, no hice nada para soltarme, lo cual fue un error porque cerca de ahí vive Iván. Pensé en que seguramente no lo vería, antes pasaba mucho por ahí y era muy raro encontrarlo. Pero, justo ese día, lo miré a través del vidrio de una peluquería. Me miró y finjió una sonrisa, dolió ver su expresión, me molesté con Jorge y le dije lo que pasaba, me dijo que fuera a explicarle así que regresé a la peluquería a mitad de camino. Me asomé del otro lado donde estaba la puerta pero no lo veía ya que estaba lleno de gente, decidí dar la vuelta y hablarle a través del vidrio, situación poco inteligente ya que no me escuchaba y por ende no entendía lo que trataba de decirle. Logró abrir un poco la ventana del cristal y sólo entendí un "todo está bien". No sabía si era sincero o sólo quería que me fuera porque estaba enojado, pero de todas formas tenía que irme.
Al llegar a casa de los abuelos de Jorge Iván saludé a su familia, entre ellos a su abuela, que estaba bebiendo con otros familiares. Cenamos y luego fuimos a su casa.
- ¿ya quieres dormir?
- si
- Entró a su cuarto y empezó a sacudir la cama mientras tanto entré a el baño y también me cambié la ropa. Al salir ya estaba tendido en la cama y me acosté también.
- ¿Ya no volverás conmigo verdad?, siempre te gustó él, desde que eran amigos, yo te lo dije
- claro que no, es sólo que él es diferente a ti y tú has sido demasiado celoso y no me dejas hacer nada
- pero porque tú eres así
- vez, y ya vas a pelear
- te extraño mucho, por favor vuelve conmigo- empezó a llorar, realmente me hacía sentir mal, era la peor persona, le di un abrazo y él me tomó fuerte y cedió a mi abrazo
- no puedo regresar contigo
- por qué
-porque ya estoy con él, no puedo regresar todo, no será nada igual y tampoco se ve bien
-¿me das un beso? el último al menos
- está bien - le di un pequeño beso
- Se puso de pie y apagó la luz, regresó y se acostó a un lado dándome la espalda después de un buenas noches. Miraba al techo y lo voltié a ver unas veces, empezaba a vencerme el sueño y poco a poco perdí el conocimiento.
Poco tiempo después, quizás dos horas de sueño tardé para levantarme a mitad de la noche, eran la 1 y me encontraba acostada en su pecho, abrazando su cuerpo, con mi mano y pierna izquierda sobre él. No podía dormir, estaba ansiosa, no lo dejé de abrazar tampoco, estaba mirando a la ventana pensando en mucho y a la vez en nada. De pronto se movió y cerré los ojos, sentí que se movía y me abrazaba, abrí los ojos y estaba mirándome, no dijo nada sólo nos miramos por cinco segundos más y luego nos besamos, estaba sobre él agarrando su cabeza y él mi espalda, me dio la vuelta y se detuvo, tomó mi short y ropa interior juntos y lo deslizó hacia abajo tan rápido como pudo para luego sacar su miembro, yo observaba con mis piernas levemente abiertas viéndolo frente a mí a través de ellas. Empezamos a hacer el amor, me penetró ferozmente, mientras me besaba casi arrancando mis labios, gemí e incluso unas lágrimas salieron, no era sexo vacío, era amor y era mi última vez con él, o eso creí.