A la mañana siguiente Magnu fue el primero en levantarse y encontró a Margret, Julián y Lion durmiendo en el sofá. Los despertó y cada uno se fue a su habitación a arreglarse.
En las noticias apareció la ex de Julián dando una entrevista. Todos se sintieron incómodos al ver la mirada seria de Julián.
—Si quieren lo cambiamos -le dice Magnu a Julián.
—Quiero escuchar que va a decir.
Silvana contó lo triste que está con la ruptura de su relación, que se encontraba muy deprimida y que existía una mujer seduciendo a su novio Julián Contreras para quitárselo, pero que ella lo perdonaba porque lo amaba.
Los reporteros preguntaban quien era la mujer que sedujo al prestigioso empresario Julián Contreras.
—Y se hace la sufrida. Es toda una actriz. Ahora me hace ver como si yo fuera el culpable -dice Julián furioso.
—¡Cálmate Julián! -dice Lion.
—Es que ahora lo hace público y además me pone como un infiel. El que tuvo otro o otros fue ella, no yo.
Julián se va furioso a su habitación. No soportaba que Silvana hiciera un espectáculo de su vida. Sandra lo sigue.
—Julián -dice ella detrás de él.
—¿Por qué? ¿por qué sigue arruinándome la vida? No le bastó con todo lo que me hizo. De estar conmigo por dinero y además de estar con otro cuando fue de viaje a grabar. Además los otros hombres que seguramente tuvo.
—Ella no merece tus lágrimas.
—Lo sé, pero ella sigue allí. No quiere desaparecer de mi vida -le dice Julián cansado de todo eso.
Sandra lo abraza. Ella lo entendía. Los dos seguían cargando el peso de sus ex que no terminaban de apartarse de sus vidas.
—Gracias por estar aquí -dice él más tranquilo- y se que tú también estas igual.
—Siempre estaré cuando me necesites, así como tú lo estuviste conmigo.
Ya relajado regresaron. Julián, Óscar y Gus se encargaron de la cocina para hacer el desayuno mientras las chicas se arreglaban y veían televisión. Lion y Magnu estaban en la cocina hablando.
—Tú y Sandra se ven muy unidos -comenta Lion que se encontraba sentado sin hacer nada, una de las razones porque era pésimo en la cocina.
—Somos amigos -responde Julián revisando la nevera.
—¿Amigos? -pregunta Gus haciendo el café en la cafetera.
—¿No me creen? Sandra es amiga de todos nosotros y no por eso ha tenido algo con nosotros. Ella no esa clase de chica.
—Pero ustedes parecen algo especial.
—Sólo somos muy amigos. Es mi mejor amiga, eso es todo.
—De la amistad al amor sólo hay un paso -dice Lion.
—¿El dicho no es del odio al amor? -pregunta Óscar con un sartén en la mano.
—Creo que es más creíble que el amor aparezca de una amistad que del odio -comenta Magnu.
—Cierto, yo odio a mi vecina, aunque está bien buena, pero es insoportable. Yo no me veo teniendo una relación con ella y aguantarla todos los días -responde Lion.
—Pero tú y Sandra hacen buena pareja.
—Ustedes siempre nos han emparejado -se queja Julián.
—Los dos están solteros -dice Magnu.
—Y a los dos les ha ido mal en el amor -dice Lion.
—Y los dos se quieren -dice Gus.
—Cariño y amor es diferente -Julián le responde a los tres.
—¿Y tú estás seguro que sólo hay cariño?
—Me están poniendo incómodo con tanta preguntadera. A cocinar porque se nos hará la hora del almuerzo.
Dejaron esa conversación y se concentraron en cocinar. Cada uno haciendo su parte.
—Que raro que no tienes sirvienta -le comenta Óscar a Julián.
—Si tengo. Le di sus vacaciones.
—Entonces nos tocará cocinar siempre -contesta Lion.
—No se quejen. Jamás han tenido sirvientes que le hagan la comida.
—Mi mamá me hace la comida.
—Tú porque no puedes cocinar algo comestible -señala Julián.
—Me siento ofendido.
—Tendrás que buscarte una chica que cocine porque sino los dos se morirán de hambre -se ríe Gus.
—Johana tampoco es muy buena en la cocina -dice Magnu.
—Sabe cocinar cosas sencillas nada más, pero le quedan bien. Eso es lo importante, que se pueda comer.
—Sé freir la comida -comenta Lion.
—Fuera grave que no supieras hacer ni eso -le responde Óscar.
—Yo nunca he podido hacer una comida bien.
—Eso lo sabemos -constesta Julián.
—Me sigo sintiendo ofendido.
—Deje de ofenderte y ayuda acomodar la mesa. Ya casi está listo el desayuno.
Se sentaron todos a desayunar. Hace tiempo que Julián no se sentía tan feliz. Estaba acompañado de sus amigos. Normalmente comía solo o en el trabajo, era muy diferente cuando se tiene tanta gente hablando y riéndose de cualquier cosa. Él extrañaba mucho esa sensación.
***
El celular de Sandra sonó. Ella revisó el mensaje y era su ex Efraín pidiéndole perdón y preguntado porque se había ido tan lejos. El rostro de ella cambió de alegría a tristeza. Ya le había dejado en claro a él que la dejara en paz. Sonó su celular de nuevo y está vez era una llamada.
Sandra se levantó y dijo que iba a contestar.
—¿Qué quieres? -respondió la llamada.
—Tú sabes lo que quiero. Tu perdón -responde Efraín.
—No te voy a perdonar nunca. No molestes más. Ya ha pasado más de un mes.
—Yo sé que me amas y yo me equivoqué, pero podemos resolverlo.
—Eso no se puede resolver -ella estaba que se le salían las lágrimas. Todavía no había superado su traición. Era muy recien y le dolía.
—Es posible si me perdonas. Esa mujer fue sólo un desliz. No sé que pensaba en ese momento.
—Yo sí se en que pensabas, en sexo. ¡Ya basta! Quédate con ella -le exige Sandra.
Recordar lo sucedido la dañaba por dentro. Ya estaba harta de él. Quería que el desapareciera de una vez.
Julián estaba cerca y había estado escuchando toda la conversación. Le señalo el celular y le hizo señas para que se lo diera. Sandra no entendía, pero se lo dio mientras Efraín decía algo que no prestó atención.
—No entiendes que ella no quiere saber de ti -le dice Julián a Efraín.
—¿Quién eres?
—Soy alguien muy importante para Sandra.
—Ella no puede tener a otro hombre, ella me ama a mí -se enfurece Efraín. No soportaba saber que Sandra estuviera con otro hombre.
—¿Y quién te crees tú? ¿El último hombre del planeta? Tú no eres suficiente hombre para la gran mujer que es Sandra.
—¿Y tú si lo eres, infeliz?
—Sé que yo jamás la lastimaria -responde Julián mirándola a los ojos. Ella sonrió.
—Ella me ama y sé que me va a perdonar.
—Su amor por ti se murió y ahora ella es mía. Si sigues molestando te la verás conmigo.
—Yo no te tengo miedo -lo desafía Efraín.
—Deberías tenerlo -responde Julián con tanta seriedad que daba miedo.
Efraín se asustó y colgó. Julián le entregó el celular a Sandra. Ella se sentía mejor al ver como él la defendía.
—Gracias Julián -le dice Sandra con una sonrisa.
—No tienes que agradecerme nada, mi loquita. Sólo dije la verdad. Mereces a un hombre mejor. Y tú siempre has sido mía, mi mejor amiga, sólo mía -él le acaricia el cabello- No me gusta verte triste.
—No es que me guste estar así, pero…
—Te entiendo, si por uno fuera sería feliz siempre, pero aparecen los problemas y otras cosas.
—Quiero a un buen hombre que me haga sentir especial ¿es eso mucho pedir? -pregunta ella.
—Algo así no es algo sencillo. El amor es muy complicado, que te lo digo yo, pero el día menos te lo esperes quizás lo encuentres -le responde Julián.
—Deberías cumplir tus propios consejos.
—Cuando te rompen el corazón piensas que el amor es una porquería, pero como dicen… la esperanza es lo último que se pierde.
Julián recordaba a su ex Silvana y podía entender perfectamente la sensación de traición que sentía Sandra.
—Pero a veces piensas que esa esperanza ya se perdió -contesta Sandra con desánimo.
—Entonces te toca encontrarla.
—Eso será muy difícil, ni con GPS lo encontraría.
—Que mujer de poca fe -bromea Julián y ella también se ríe.
—Me lo dice el hombre de poca fe.
—Te entiendo, a los dos no nos ha ido muy bien en el amor.
—Nos ha ido terrible -dice Sandra y ellos seguían riéndose. A pesar de las cosas malas ellos se alegraban la vida juntos.
—Cierto, pero todavía somos jóvenes, nos queda mucho que vivir.