Levana
-No te atrevas a tocar a la Reyna- se escuchó una vocecita aguda haciendo que Stephan dejara de prestarle atención a mi madre y la dirigiera hacia ella, al igual que todos.
Era una niña de no más 8 años, con una belleza muy particular, todo en ella era extraño desde su aura (la cual era muy brillante) y físico, ya que constaba con una gran cabellera muy espesa y unos ojos muy claros.
-¿Quién crees que eres enana mocosa para interrum....- no pudo terminar de hablar ya que de la mano de la niña salieron unas enredaderas particulares, haciendo que atrapen a Stephan y soltara a mi madre y esta corriera hacia mí.
-¿Qué es lo que soy? ¿Acaso eres ciego o qué?- dijo mirándolo muy seria- Soy una simple niña.
-Si claro ¿crees que soy estúpido o qué?- dijo intentando soltarse-¡Monroe!
Dicho esto el recién nombrado agarro a la niña por la espalda haciendo que Stephan se liberara de las enredaderas. Pero no todo quedo hay, ya que la niña hizo algo que nos dejó sin habla.
Se transformó.
O sea una niña de 8 años se acaba de transformar, y no en cualquier sirena, en una Pixie.
-Wow- dije asombrada
-Respondiendo a tus preguntas: Soy una linda y hermosa Pixie y sí, creo que eres estúpido.-Dicho esto esta empezó a crear una gran enredadera con dirección al cielo y haciendo que otras agarraran a Stephan y a Monroe me ayudo a subir a mi madre a una especia de cama.
-Debo sacarlas de aquí pronto- dijo muy seria- mis poderes no lo aguantaran por mucho tiempo y si duramos un poco más tu madre no aguantara.
-¿Qué? ¿Pero qué es lo que tiene?- dije viendo como poco a poco la herida que mi madre tenía se empezaba a poner negra.
-Tu madre fue envenenada, la flecha no era para matarla de una vez, quería hacerla sufrir.
-¿Qué podemos hacer?- dije asustada.
-Salir del mar.
Elián
No aguante más y estallen risas.
-¿Yo? Vale mama, eh escuchado muchas locuras, pero esta es la más grande de todas- dije sin dejar de reírme.- Es una locura.
-No lo es y lo sabes- dijo muy seria como nunca creí verla
Al llegar al lugar pude apreciar que no era una playa cualquiera, su arena blanca y su agua cristalina le da un toque mágico.
-Wow- dije asombrado-¿Dónde estamos?
-Es donde tu madre y yo nos conocimos- dijo mi padre mientras terminaba de subir algunas cosas a un barco que parece que nos estaba esperando- Justamente un día como hoy salve a tu madre en este mismo barco.
Es cierto, ahora me acuerdo que mi padre me había contado algo así, mi padre la salvo de que no se ahogara, o algo así entendí.
-Algo así me contaste papa, pero todavía no entiendo algo- dije mientras terminaba de ayudar a subir a mi madre- ¿Qué tiene que ver todo esto?
-No te diré mucho, pero quiero que te prepares y es mejor si te pones un bañador a menos que quieras nadar con ropa- dijo mi padre al momento de poner el barco en marcha- Quiero que estés pendiente a cualquier cosa extrañas que veas, por mínima que sea y me la comuniques.
No dijo nada más, por lo cual me fui a cambiar, ya que de algo estoy muy seguro, si mi padre dice algo es mejor hacerle caso.
Luego de cambiarme me dirigí al lado de mi madre, la cual veía el mar con una mirada muy melancólica.
-¿Estas bien mama?-dije al ver como una lagrima se le resbalaba por la mejilla
-Si cariño- dijo mientras se limpiaba las demás lágrimas y volteaba a verme- Es solo que me trae muchos recuerdos todo esto. Pero tranquilo, en cualquier momento te contaremos todo.
En ese momento el mar empezó a agitarse de una manera muy violenta, parecía como si una batalla se desatara ahí abajo.
-¿Qué es lo que está ocurriendo?- dije sobresaltado al ver la ola de gran magnitud que se aproximaba- ¡Cuidado!