Con otros diez minutos de retraso Valeria por fin logra llegar a la entrada de su instituto, su amiga Rita la esperaba con impaciencia sosteniendo de un lado su cicla en la parte trasera de la caseta de seguridad, el primer tono de la campana la hizo alarmar dándole unas cuantas señas a la castaña para que se apresurara en llegar.
-¿Que te ha tardado tanto?, me has dejado esperando por más de 15 minutos-ella la examina con detenimiento- pero mira como estas, tus ropas están todas sucias y mira tus rodillas por dios, están bien lastimadas-la morena ve a Valeria perdida sin siquiera pensar que ella no le daba importancia a sus heridas que echaba maldiciones en su cabeza gritándole a su corazón que dejase de hacer fiesta en su pecho por culpa del antipático de hace un momento.
-Solo he tenido un tropezón tratando de alcanzarte y he tenido que lidiar con un imbécil que me ha hecho la mañana.
-¿Un imbécil?, luego me lo contaras todo de pi a pa sin omitir detalle, pero primero vamos a la enfermería o se te infectara la herida que llevas en las rodillas, déjame decirte que no tienen buen aspecto.
-Lo sé, duelen mucho, y sabes que no me gusta mucho ir a la enfermería así que solo será una pasadita para buscar un vendaje he irnos a clase ¿verdad? –Valeria se apoya sobre su amiga para emprender camino al segundo piso en donde se encuentra el cuarto de enfermería, subir las escaleras eran una tortura para ella en ese momento, cuando por fin logran llegar no se encuentra la enfermera que siempre está sentada frente de su escritorio leyendo archivos y bebiendo café con una sonrisa, recibiendo a los heridos y enfermos del instituto como si fuesen una bendición.
-Tienes que andar con más cuidado, ya sabes que eres bien torpe y despistada ¿y te pones a contar los árboles?- le reprende su amiga mientras la ayuda a sentarse en la camilla, con pasos suaves coge el botiquín y saca de él un poco de algodón y desinfectante para limpiar las heridas de Valeria.
-Lo sé, lo sé, ya no volverá a pasar, te lo prometo.
-Siempre me dices lo mismo pero luego te lastimas con cosas tontas, ¿quién se corta con papel higiénico?-ella la mira y suelta una carcajadita traviesa, luego las interrumpe el rechinar de la puerta de la enfermería, dejando ver el rostro sicótico de la enfermera Kal.
-¿Qué hacen aquí chicas?, ¡deberían de estar en clase ya!-su mirada irradio de inmediato mucha alegría al ver las rodillas hinchadas de Valeria- pero si te has lastimado de gravedad muñeca-se encaminó hacia ella y se deleitó con la imagen de horror en la que se había formado su cara.
-Ri-Rita, ayúdame – la voz de la castaña se convirtió en un susurro ahogado, su mirada se encontró con la de su amiga y ella supo de inmediato qué hacer.
-Lo sentimos mucho señorita Kal, estábamos a punto de marcharnos, así que no se preocupe por eso-señalo las rodillas de Valeria-ya lo he desinfectado y en mi mochila tengo vendas, así que...-Rita agarro la mano pálida de su compañera y salió corriendo-me debes una, ¡miedosa!-Valeria sonrió ampliamente mientras era jalada del brazo, y saliendo con éxito de la enfermería.
-Llegas tarde Valeria, como siempre ¿no? , Pequeña torpe -risa burlona.
-Cállate Martin no estoy de humor para tus bromas, me duelen las rodillas y tu cara me estorba... ¡LÁRGATE!-lo fulmina con la mirada.
-¡Ay no qué miedo!, la pequeña torpe está de mal humor-dice este mientras le revuelve los cabellos castaños y largos- ¡todos corran!-pronuncia esto último con un tono de sarcasmo.
Valeria sonríe un poco, se levanta de su asiento comenzando a perseguir a Martin por todo el aula de clases, después de todo ellos se llevaban muy bien, ya que se conocían desde niños, compartieron momentos de tristeza y alegría, Martín estuvo presente a la hora de la muerte de la madre de Valeria y la cuido cuando su padre desapareció del mapa.
Ellos dos luego de una gran carrera se sientan en el pupitre muy agitados y riendo, estaban fatigados al parecer correr y reír al tiempo no fue una buena idea.
- ¿Ya te sientes un poco mejor pequeña torpe?-la voz de Martin siempre calmaba los nervios de Valeria de una extraña forma que ni ella misma podría explicarlo, el llevo sus manos a su rostro y le pellizco las mejillas con su dedo índice y pulgar, ella tan solo lo miro confirmando su estado.
-sí, gracias, ¿y dime porque me llamas pequeña torpe?, desde hace mucho tiempo te lo he querido preguntar pero siempre se me resbala por la boca y se me olvida hacerlo.
-Creo que es una forma cariñosa de decirte que eres un desastre-le ofrece una mirada burlona-pero así te quiero -Martin sonríe un poco coqueto y Valeria se le queda viendo con sus ojos color azul claro, los ojos de Valeria emitían un brillo hipnotizante para Martin el cual la mira de una forma diferente a como lo estaba haciendo hace unos instantes , ellos dos se dedican mutuamente miradas seductoras pero luego de un rato les entra la vergüenza y se sonrojan levemente para luego desviar sus miradas en direcciones opuestas.