Una modelo en apuros

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Dejo escapar una suave carcajada cuando Evelyn me tiende una flor que ha cogido de unos arbustos. Hacía tiempo que no la veía tan contenta, y la verdad es que es gratificante.

Después de que el médico la viera hace menos de una hora, nos dijo que la podíamos llevar al parque, pero solo un ratito, así que eso es lo que hemos hecho.

Está jugando con una niña morena cuando observo que deja de correr. Al instante mis padres y yo nos ponemos de pie.

-Mami -solloza mi hermana.

Nos acercamos a ella rápidamente, y me doy cuenta de que respira pesadamente.

-¿Qué pasa, cariño? -inquiere mi madre, cogiéndola en brazos.

-Me duele aquí -dice señalándose el pecho.

Mi madre le da una mirada preocupada a mi padre, y este vuelve a mirar a la niña.

-Vale, Evelyn. No pasa nada. Vamos a ir al hospital a que te vean.

-¡No! ¡No, por favor! -comienza a patalear, lo que provoca que su respiración se agite aún más.

Rápidamente, nos marchamos al coche y emprendemos camino al hospital. Mi hermana cada vez llora más fuerte, y ya no sé si porque le duele algo o porque no quiere volver al médico, pero la cabeza está apunto de explotarme. Yo ni siquiera abro la boca, no tengo fuerzas para ello. Cuando entramos al edificio, el médico de urgencias nos atiende de inmediato.

-Tiene leucemia -dice mi madre nerviosamente, mordiéndose las uñas.

-Estábamos en el parque, y ella estaba jugando con una niña... -comienza a explicar mi padre, pero el médico lo corta.

-¿En el parque? -pregunta alarmado mientras sienta a Evelyn en la camilla y saca el estetoscopio.

-Sí, el doctor Hayden nos dio permiso para llevarla un rato -murmuro.

-Está bien, no pasa nada. Solamente necesita calmarse un poco -comenta el médico, mientras que mi hermana se tranquiliza.

Entonces Evelyn se lleva una mano a la nariz, y esta se tiñe de rojo al instante. Yo me llevo una mano a la boca.

-Es normal, es normal -dice el médico, cogiendo una gasa y tapándole la hemorragia-. Creo que el doctor Hayden debería verla de nuevo.

-De... de acuerdo -repone mi padre.

-Esperen un momento aquí, creo que ahora mismo se encuentra en la planta de arriba. Le informaré del problema -nos explica.

-Muchas gracias -dice mi madre acercándose a la pequeña, que lloriquea.

Una ola de tristeza me invade al pensar en la actual situación. Lo único que espero del mundo es que sea justo con mi hermana, al igual que lo ha sido conmigo. Minutos después el doctor Hayden aparece con un perrito de peluche en las manos. A Evelyn se le corta el llanto al instante, y ese gesto por parte del médico me saca una pequeña sonrisa.

-Vamos a ver qué tenemos aquí -dice haciéndole una mueca graciosa a la niña.

Después de hacerle algunas pruebas, nos dan la noticia que hace que mi corazón termine de romperse por completo: la leucemia ha empeorado, y necesita hospitalización durante un tiempo aún indefinido.

Esta vez mi madre sale de la sala, y dos segundos más tarde, mi padre va a buscarla. Yo me quedo con Evelyn en frente del doctor Hayden. Noto cómo los ojos me escuecen, pero lucho por mantener las lágrimas dentro de mis ojos grises, no puedo llorar delante de mi hermana, necesito ser fuerte para ella. Así que, tragándome todo, le sonrío y le aprieto la manita.

(...)

-Lilian, tres chicos guapísimos han venido a buscarte -escucho la voz de mi madre que entra a la habitación del hospital.

En cuanto proceso las palabras, me levanto de la cama de Evelyn, y miro con los ojos como platos a mi madre.

-¿Y esa cara? Lily, ¿esos son los modelos de Charlie? -pregunta esbozando una sonrisa.

Obviamente mis padres no saben absolutamente nada de lo que ha pasado, ni lo van a saber, pero me extraña muchísimo que hayan aparecido aquí de repente.

-Ahora vuelvo -murmuro saliendo por la puerta.

Cuando bajo a recepción, los veo a los tres, a cuál más deslumbrante. Noto cómo las enfermeras los miran y cuchichean entre sí. Si ellas supieran...

En cuanto me ven, Alex corre hacia mí con los brazos abiertos, y por un momento me hago pequeñita en ellos, hasta que las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas, y me aparto y me giro.

No quiero que me vean así de nuevo, ya deben de pesar que soy débil y llorona.

-Lily, no te escondas -me dice el moreno.

Pero no hago caso y no me doy la vuelta hasta que un par de manos lo consiguen. Cuando me giro, los ojos azules de Ethan impactan con los míos, provocando que un mar de sensaciones sacuda mi cuerpo. El pelinegro sujeta mi cara con ambas manos, y seca mis mejillas con sus dedos.

-Hola -susurro.

-Hey -dice, antes de que me abrace a su cuello.

Aspiro su olor a vainilla que tanto echaba de menos, y me separo minutos después. Cuando mi mirada se cruza con la del rubio, bajo la cabeza avergonzada, pensando en cómo me rechazó aquella noche. Pensando en lo tonta que fui por haber intentado besarle. Y es que, siempre que me lié con él, había sido porque él me había buscado, nunca al revés. Supongo que le gusta confundirme.

Dylan coloca un dedo en mi barbilla, obligándome a que lo mire.



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En el texto hay: novela juvenil, verano, modelos

Editado: 12.11.2018

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