Una modelo en apuros

31; Todo va a salir bien

Dejo de mover los labios cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Mierda, acabo de cagarla pero bien. Ethan no me va a perdonar esto en la vida. Me separo del rubio y observo cómo aparta la mirada, mientras se lleva una mano a los labios.

-Eso ha sido egoísta -murmuro, sin saber dónde meterme.

-Lo sé, y lo siento. Solo quería comprobar que no estaba equivocado.

-¿A qué te refieres con eso?

-A que sabía que no ibas a apartarte.

-No saques conclusiones estúpidas de eso. Sabes que estoy con Ethan, yo lo quiero...

-¿En serio? ¿Realmente lo amas o estás con él porque así es más fácil olvidarte de lo que realmente quieres?

Su pregunta me deja completamente fuera de lugar.

-Ya me has dado la respuesta -dice, levantándose.

-Ni siquiera he hablado... -protesto, intentando defenderme.

-A veces, un silencio dice más que mil palabras -y, tras esta reflexión, me deja sola en la arena.

Suspiro con la vista fija en cómo rompen las olas en la orilla. Giro la cabeza, observo cómo Dylan se aleja y, sin pensarlo, me pongo de pie y echo a correr en su búsqueda. Tengo que decirle un par de cosas.

-Me dijiste que no me ibas a tocar, que solo te disculparías y me dejarías en paz -lo sorprendo por la espalda.

-Ya.

-¿Ya? ¿Y por qué me has besado?

-Tú querías.

-¿Cómo? -espeto ante estas palabras.

Entonces me coge de la mano y me arrastra hasta la parte trasera de un restaurante, donde me acorrala contra la pared con su cuerpo.

-Ahora si que no voy a tocarte, Lilian, pero sé que quieres que lo haga. Lo noto cada vez que me acerco a ti, llámalo química o lo que mierda sea, tu respiración se agita justo así -dice callando un momento, oyéndose solo el sonido de mi respiración irregular-, parpadeas varias veces, y tus labios se abren ligeramente, exactamente como ahora.

Aprieto la boca con rabia, maldiciéndolo por conocerme mejor que yo misma.

-Y ahora mismo estás enfadada porque sabes que lo que he dicho es completamente verdad -repone, colocando una mano en mi cara.

-No me toques -siseo, mirando al suelo.

Pero no me hace caso y coloca la otra mano en mi cuello, forzándome a que lo mire. Ese gesto dominante hace que me encienda, pero recuerdo a Ethan e intento concentrarme para tranquilizarme.

-Dímelo mirándome a los ojos.

-No... me toques -susurro, pero una de sus manos baja por mi cintura y acaricia mis estrechas caderas.

-No te he oído -presiona la mano contra mis shorts.

-Que me toques, joder -jadean mis labios, y sus ojos se abren con lujuria.

A continuación, todo lo que sucede es demasiado rápido, sin darme tiempo a pensar siquiera.

Coloca sus manos en mi trasero y de un saltito rodeo su cintura con mis piernas. Me pega más fuerte a la pared, y puedo notar el bulto que se forma bajo sus pantalones mientras me busca ávidamente con la boca.

Esto está mal. Muy mal. Pero no puedo parar. Por una vez ceso de pensar en las consecuencias y me dejo llevar por el momento.

Llevo las manos a su cabello rubio, y tiro de él suavemente, complaciéndome cuando un ronco suspiro se escapa de sus labios colándose en los míos. Ignoro por completo el amargo pinchazo que me produce la herida. Tan solo han pasado dos días, pero lo más aparatoso de esta ha desaparecido. Supongo que fue más la hinchazón momentánea que la herida en sí.

Comienzo a mover las caderas despacio, y de pronto separa su boca de la mía y me deposita en el suelo. Me quedo mirándolo muy confusa por su repentina reacción.

Suspira y se lleva una mano a la cara.

-¿Qué pasa? -murmuro, notando cómo la vergüenza me invade.

-Que como sigamos haciendo eso voy a follarte aquí mismo, y no creo que quieras eso.

Sus palabras me dejan muda, y una oleada de calor sacude mi cuerpo, seguida por una de culpabilidad.

Hace dos días me acosté por primera vez con Ethan, y ahora estoy aquí, con Dylan, detrás de un restaurante, actuando como una... me niego a decir la palabra. Tengo la cabeza hecha un lío, necesito hablar de esto con alguien.

Asiento con la cabeza y me aparto de él. Esperamos unos segundos a que se normalicen nuestras respiraciones antes de salir a la calle principal, justo cuando mi móvil comienza a sonar, gracias a Dios interrumpiendo el incómodo silencio que se había formado.

-¿Sí? -respondo al ver que es Charlie de quien se trata.

-¿Dónde estás, Lily? -dice con tono preocupado.

-Ehh, estaba tomando café, a punto de ir hacia donde habíamos quedado para la sesión -miento, entonces oigo el sonido de una ambulancia a través del móvil- Charlie, ¿qué pasa? -pregunto empezando a preocuparme.

-Verás... Ethan estaba cruzando la acera cuando vino un coche y...

Pero lo interrumpo.

-¡¿Qué?! ¿Dónde ha sido? Voy para allá.

El corazón me late demasiado deprisa.

-Justo enfrente del sitio donde habíamos quedado.

Cuelgo rápidamente, y comienzo a retorcerme los dedos nerviosa.

-¿Qué coño ha pasado, Lily? -habla Dylan, que había estado callado hasta ahora.



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En el texto hay: novela juvenil, verano, modelos

Editado: 12.11.2018

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