A Dean le agarró por sorpresa el repentino beso, pero fue como si un interruptor se hubiera encendido en él porque, apenas sintió los labios de April contra los suyos, la agarró por la cintura y le correspondió el beso con el más puro anhelo. Después de tantas ocasiones donde ambos reprimieron las ganas, esa vez dieron rienda suelta a todo lo que sentían.
Las manos de April se aferraban al cuello de Dean mientras saboreaba sus labios con sabor a menta y alcohol. Él la acarició por la espalda y bajó sus manos para agarrarla por los glúteos y sentirla contra su erección que se endurecía con cada segundo que pasaba ella entre sus brazos.
Todo parecía un sueño, algo surreal que manifestaron tanto al universo que al final se cumplió. April deslizó su lengua contra la de Dean y profundizó el beso aún más, guiándolo con cortos pasos hacia la cama en el proceso. Le quitó la camisa y sintió bajo sus manos los duros pectorales del soldado que tanto había trabajado en su cuerpo. Se le escapó un gemido, lo que aprovechó Dean para transferir sus labios de su boca a su cuello, besándola hasta lograr que su piel se erizara a más no poder.
April se sentía en el quinto cielo, tantas veces que imaginó ese momento en su cabeza, sin embargo, la realidad superó a la ficción por mucho. Perdió la noción del tiempo, solo enfocó toda su atención en las sensaciones de su cuerpo y su corazón, los que se sentían abrumados con todo lo que pasaba.
Ella se separó de Dean para bajarse las tiras del vestido, pero él la detuvo.
—Espera, tenemos que parar.
April quedó desconcertada por las palabras de Dean. Solo pudo mirarlo esperando a que explicara por qué, las palabras no salían de su boca.
—April, ambos hemos estado bebiendo, no quiero que pase algo por lo que te puedas arrepentir mañana.
—Eso no nos detuvo la vez anterior —remarcó ella, incorporándose en su regazo.
—Y mira lo que pasó. Además, esta vez quiero hacer las cosas bien. No me voy a ningún lado, y tenemos que tener una conversación, cuando ambos estemos en nuestros cinco sentidos.
—Odio cuando me convences con tu racionalismo —dijo April, aunque tenía que admitir que el hecho de que Dean quisiera llevar las cosas a otro nivel la llenó de esperanzas.
—Lo sé, soy impresionante —respondió él con burla. Ambos se levantaron de la cama y Dean fue hacia el closet de April y después de rebuscar por dos minutos, encontró su pijama y se lo entregó—. Ahora, prepárate para dormir.
Ella agarró el pijama y se encaminó hacia el baño, pero antes de cerrar la puerta, se quitó el vestido, el que cayó a sus pies revelando su desnudez por cinco segundos antes de que ella cerrara la puerta detrás de ella.
—No juegas justo —gritó Dean a través de la puerta cerrada.
—Nunca dije que lo haría —replicó ella riéndose.
April se colocó el pijama y se comenzó a desmaquillar mientras se observaba en el espejo. El peso de todo lo que sucedió esa noche le cayó encima y se dio cuenta de que todo iba a cambiar entre Dean y ella. Una mezcla de temor y excitación se arremolinaron en su interior. El pánico de que no funcionara y su amistad se rompiera la dejó sin aliento, pero sabía que tenía que arriesgarlo todo, así sabría si valía la pena en un final.
Satisfecha con su rostro completamente limpio, salió del baño y se encontró a Dean acostado en la cama con los brazos detrás de su cabeza y los ojos cerrados. No podía dejar de mirarlo en lo que caminaba con cortos pasos hacia su cama. No era la primera vez que ambos dormían en la misma cama, lo hacían desde pequeños y muchas veces cuando pasaban la noche bebiendo porque así Dean podía cuidarla por si se enfermaba en la madrugada. Sin embargo, esa noche, dormir a su lado se le hacía diferente, no podía evitar sentirse nerviosa como una adolescente hormonal durmiendo por primera vez con su novio.
Se acostó a su lado e instintivamente pasó su brazo por encima de él y colocó su cabeza en su pecho. Dean movió uno de sus brazos y la abrazó por la espalda, acercándola más hacia él, y besó su cabeza.
—¿Dean? —preguntó ella con un murmullo
—Dime.
—¿Vas a estar aquí mañana cuando despierte?
Dean abrió los ojos y la miró por varios segundos en silencio antes de contestar.
—Nunca más voy a irme de tu lado.