Una Rosa Para Ti...

Capítulo Veintinueve

(***)

Esta tarde estuvimos con Priscila y Yaneth celebrando muy a nuestro estilo el comienzo de las terapias de mi siempre amiga, le gastamos algunas bromas y era sumamente gracioso el verla siendo regañada por su mamá cuando quería hablar, me da una gran esperanza saber que Yaneth pronto pueda volver a ser la misma de antes,  por un momento imaginé que nunca nos separamos y que todo esto es parte de lo que nos toca pasar como pareja, pero al llegar la noche volví a  mi realidad y Valentina y yo tuvimos que regresar a casa donde Ricardo me esperaba sentado en el sofá con un ramo de rosas.

  • Hola amor – dice al verme entrar.
  • ¿Qué haces aquí?
  • Te extraño… las extraño – me extiende el ramo de rosas yo las acepto.

Se acerca a Valentina y la toma en sus brazos derramando algunas lágrimas.

  • Anghela…
  • Iré a poner esto en agua – interrumpo su hablar y me dijo a la cocina.
  • No podrás evitarme siempre – entrando tiempo después a la cocina.
  • ¿Dónde está Valentina? – pregunto al no verla en sus brazos.
  • La dejé dormida en su cuna – me enseña la radio donde podemos escucharla desde cualquier sitio – Anghela…
  • Necesitamos establecer un horario de visitas – vuelvo a interrumpirlo
  • ¿Un horario de visitas?
  • Si
  • Pero de que se trata esto… Anghela tú eres mi mujer y Valentina mi hija, no me puedes decir que tenga un horario de visitas cuando volveré a vivir aquí con ustedes.
  • Me iré de esta casa y no pretendo seguir siendo… ¿tu mujer? – sonrío irónicamente
  • ¿Es por Yaneth?
  • Basta Ricardo no quiero seguir con lo mismo, Yaneth no tiene nada que ver en esto.
  • ¿Estás segura?
  • Sí que eres cara dura – lo miro con asombro –, no metas a Yaneth en todo esto… cuando el que ha traicionado mi confianza eres tú.
  • Estoy seguro que si ella no hubiera despertado… tú te hubieras ido conmigo lejos de todo esto.
  • Si no te hubiera visto con Vania en el tu apartamento hubiera aceptado todo lo que me dijeras, y sí, me hubiera ido contigo. Pero alguien me dijo una vez… “que el hubiera no existe” y hoy por fin lo entiendo.
  • Perdóname… empecemos de nuevo.
  • No, no puedo.
  • Anghela… lo de Vania fue un error, te juro…
  • ¡Quiero el divorcio! – digo interrumpiéndolo.
  • No, no cuentes con ello – me mira fijamente -.   No te daré el divorcio, porque aun te amo – se me acerca – y yo sé que también me amas – se pone frente a mí - Anghela… - me toma por la cintura – tú me amas – se acerca a mi boca y pongo de lado mi rostro.
  • Si de verdad me amas… - vuelvo a mirarlo -  dame el divorcio, porque no pretendo volver contigo – suelta mi cintura y me retiro del lugar.

Esa noche Ricardo durmió en una de las habitaciones de huéspedes, cuando Valentina lloraba él llegaba antes que yo y me daba una sonrisa cálida diciéndome que no me preocupe que él se encargaría, regresaba a mi habitación más tranquila sabiendo que Ricardo estaba con ella. Casi a las tres de la madrugada me desperté para ir a ver a Valentina y encontré a Ricardo dormido entre los tantos enormes peluches que había allí, me arrodillé con la intención de abrigarlo.

  • No me dejes – dice tomándome del brazo y jalándome hacia su pecho –, realmente te amo.
  • Suéltame por favor.
  • Perdóname, haré todo para que olvides lo sucedido – me toma por los hombros poniendo frente a él y me besa.

El sentir su beso hizo que una corriente recorra mi cuerpo, intensificó su beso colocándose encima de mí, le correspondí dejándome llevar, sus manos acariciaban mis muslos, subiendo cuidadosamente…

  • ¡Detente! – lo alejé de mí – no quiero hacer esto contigo – él se baja de mí 
  • Entonces con quien… ¿con Yaneth?   
  • No quiero seguir oyéndote – me levanto y retiro del lugar.

 



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En el texto hay: anghela, yaneth, ricardo

Editado: 23.01.2020

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