Una Suave Brisa

CAPITULO 9

La tercera semana casi había volado y era el último día de esta; durante toda su estadía, la joven, exploro, al lado de su joven sobrino todo Muelle de Lotto; desde un extremo al otro.

No paso por alto ni una de las tiendas de los comerciantes, mismos que al ver a la sonriente joven, ofrecían sus productos y por si fuera poco con rebajas. Gracias a esto el joven Lao Ming termino con muchos objetos entre manos, y si no fuera por el estricto entrenamiento al que era sometido y sumado a su fuerza física él mismo está seguro que no podría seguirle el paso a la joven señorita del clan LangLi Jin.

—“Mi señora, disculpe que este discípulo se atreva a preguntar, pero… ¿no cree que ya deberíamos regresar?”—hasta ese entonces Lao Ming, mantenía entre ambos brazos un montón de objetos. Nada fuera de lo normal.

—“Lao Ming, no seas aguafiestas como tu líder”— respondió. Y volvió a volcar su atención en unas hermosas flores que un comerciante le ofrecía.

—“Mi señora, no me atrevería, pero…”— el joven de moradas vestiduras miro a todos los lados para cerciorarse de que nadie más los seguía y se apresuró a llegar a su lado — “el líder Jiang Cheng la quiere temprano, más específico para la hora de la cena”.

La joven, acaricio con dulzura aquel Nenúfar, poco después volcó su mirada en el discípulo, este soltó un pequeño jadeo de la sorpresa, y no era para menos la mirada que le dirigía era una de las más hermosas que había logrado ver entorno al lapso de tiempo juntos. Y era aquella misma sonrisa que se le había confiado como principal prioridad. Aun en su mente jura que puede oír, ver y sentir la amenaza del líder de secta – “Un solo rasguño, escúchalo bien, un solo rasguño y las piernas quebradas no serán a lo único que tendrás cuando termine contigo” -  de solo recordarlo, le recorría escalofríos por toda la piel, pero debía darle la razón a su señor, aquella joven valía la pena ser protegida, mimada y cuidada.

Y en aquellos momentos el joven tenía un tremendo dilema. Por un lado, estaba la orden de llevar a la joven señorita sana y salva a la residencia, pero por otro lado se encontraba la lady mirándolo con aquellos ojos, esos mismos que le suplicaban quedarse un rato más.

 —“Mi señora…”

—“Lo sé, lo sé… solo quiero…”— volvió a mirar de nuevo la flor que tenía entre sus dedos y un suspiro se escapó de sus labios, por un momento en aquella, la imagen de un joven de vestiduras blancas se pudo ver, pronto un pequeño rubor cubrió las mejillas de la joven —“Al menos quiero llevarme estas flores”.

—“Bien, joven Maestra”— y sin más preámbulos, mientras ella acunaba la flor entre sus manos y la sonrisa se plasmaba de nuevo en su rostro, un aliviado Lao Ming pagaba por las flores.

—“Regresemos”

—“Si, maestra”

Ambos a paso lento retornaron a la residencia del líder, donde ya eran esperados por el resto de la familia. A cada paso que daban un hermoso resplandor naranja empezaba a ser pintado sobre ellos y en las aguas que rodeaban a Lottus Pier; las calles encendían las linternas y los comercios se volvían más animados, también la música empezó a sonar mucho más fuerte que en la tarde, aquello solo provoco la sonrisa de la joven, pero ella seguía con la mirada fija sobre aquella flor y de no ser por los gritos de un animado/molesto Jin Ling que le apuraba, seguiría con aquella sonrisa soñadora dirigiéndola hacia el Nenúfar. Presurosa presto su atención en su sobrino, y saludo con cortesía a los hermanos Jiang, mismos para los cuales no pasó desapercibido el especial cariño que la joven mostraba para con aquella planta; algo que no le gustó mucho a Jiang Cheng en cambio, Yanli solo se reconoció en ella a sí misma años atrás.

La cena por otro lado resulto divertida, entre las anécdotas de la más joven de la familia, los regaños de Wan Yin y Jin Ling, la risa de Yanli, la familia pasaba un rato ameno. Debido a que al día siguiente muy temprano por la mañana tendrían que regresar a los terrenos de la Carpa Dorado y que mejor que pasarla entre risas y sonrisas.

Cada quien ya se encontraba en sus respectivas habitaciones y se podría decir que el bullicio de la ciudad había disminuido considerablemente, no obstante, uno que otro aldeano recorría sus calles y los centinelas cuidaban la ciudad. Una sombra se movía con sigilo, procurando hacer el menor ruido — “es por aquí, puedo sentir su energía” — entrando en la residencia, guiándose por aquella energía espiritual, recorrió infinidad de pasillos y finalmente llego a un claro. Mismo que permanecía oculto tras la residencia principal. Ahí, bajo la sombra de un espectacular árbol de cerezos una delicada figura se encontraba, reposando, mientras que en la mano llevaba lo que parecía una flauta.

“maestro”— apenas si musito aquella voz ronca y algo gutural. Que de inmediato puso en guardia a la persona que hasta hacia solo momentos se mantuvo reposando en las raíces de aquel árbol de Sakura.

—“¿Quién eres?”— Xuan Yu cuestiono, y con esta los pasos se detuvieron.

No había escuchado mal, esa… esa voz era la de una mujer, sus oídos pese a estar en teoría muertos funcionaban perfectamente, lo sabía porque su maestro aseguro que estaban completamente bien. Pero ahora esto, se sentía confundido, y no es para menos. Había seguido la energía espiritual desde hacía un buen tiempo, para ser precisos, unos 10 años atrás; cuando despertó por una manifestación de esta y más cuando la identifico como la de su maestro. Curiosamente se encontraba dentro del clan LangLi Jin y él se hallaba por la zona — “será posible que…” —dio unos cuantos pasos más tratando de acercarse a la joven que al parecer desenvaino una espada.



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En el texto hay: fanfic, reencarnación, mdzs

Editado: 13.07.2020

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