Llegando al hospital le preguntamos a la chica que atiende y ella dijo:
—La señora, Perla, se encuentra en este momento estable. Pronto la podrá ver pero mientras tanto es mejor que no la vea nadie, las heridas no son muy graves e incluso se la podrá llevar ya mañana, pero las horas de visitas ya han terminado — Cuando termina de dar esa información, la chica se retira dejándome con las lágrimas y la preocupación.
Todavía sigo sin poder creerme lo que está pasando es como si poco a poco él quisiera quitarme todo lo que está a mi alrededor, no entiendo porque no se va y me deja en paz. O si me quiere a mí que no le haga daño a las personas que tengo a mi alrededor, eso no le va a servir de nada y es más difícil que me entregué.
—Todo estará bien — Me dice, Arturo, abrazándome por los hombros — Esto seguro fue una mala jugada.
—No fue sólo eso — Murmura, Haniel, entre dientes haciendo que Arturo lo miré serio.
—¿Qué quieres decir con que no fue sólo eso? — Me suelta para ponerse frente a Haniel — ¿Tienes algo que ver?
Haniel se ríe pero como si hicieran un clip en su pecho deja de reírse para ponerse serio — Tú estas loco. Yo no, pero ella y yo sí sabemos quién — Me apunta.
—¿Quién? — Pregunta, Arturo.
Le doy una mala mirada a Haniel, no entiendo porqué dijo eso pero juró que si pudiera matar a alguien y no estuviera con un gran dolor de cabeza lo hiciera, ese alguien fuera él, sin pensarlo dos veces.
—Necesito hablar contigo, Haniel. Ahora te explicaremos, Arturo.
Agarro a Haniel del brazo y lo llevo muy aparte de algunas personas y de Arturo que tiene el ceño fruncido y se nota que está confundido.
—¿Qué pasó? — Pregunta el tonto que tengo ahora frente mío — ¿Qué tienes?
—Esa misma pregunta debería hacerte, ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa? — pongo ambas manos en mi cintura — ¿Cómo se te ocurre soltar eso delante de él?
—Es hora de que lo sepa, él nos puede ayudar — Sugiere pero yo niego inmediatamente.
—¡No!, Eso no puede ser. No pienso permitir que más personas salgan heridas por mi culpa y por la tuya — Digo tratando de no llorar — Sólo Quiero vivir una vida normal pero parece que eso a tu lado no se puede, primero fue lo de Amy; Casi matan a mi amiga, y ahora mi tía. Se puede saber ¿Qué demonios es esto? No pienso dejar que él salga lastimado.
—¿Qué te importa él? — Pregunta — ¿Le quieres?
Lo pienso por unos segundos que son tan largos para él como para mí pero al final respondo —Sí, lo quiero. Le he cogido cariño.
—Pero ¿lo quieres de verdad? — ¿Cómo se puede querer de mentira? Y como si estuviera leyendo mis pensamientos dice: — Sabes a lo que me refiero.
—Sí, lo quiero. Él es guapo, me cuida y me ha demostrado que puedo confiar en él, es muy diferente a a ti — "y por eso no te puedo olvidar, por ser tan diferente a los demas" pienso pero no lo digo — Ahora sólo déjalo.
Cuando me voy a retirar para ir donde Arturo él me agarra del antebrazo y hace que vuelva mi mirada a él — Es bueno... Es muy bueno que ya no sientas nada por mí ¿Verdad? — Su tono de voz, dulce y pasiva me hace querer decirle que siento de todo por él. Pero no, no debo.
—No podía estar toda la vida detrás de alguien que ni me daba la hora, ¿No crees?
Me suelto de su agarré para dirigirme a donde se encuentran Arturo, él sin pedirme ningún tipo de explicación se sienta y al lado de él me siento yo, Haniel no tarda pero en vez de sentarse a mi lado decide quedarse de pie. Me mira por unos segundos pero después no me vuelve a mirar más y yo tampoco intentó buscar su mirada, Arturo ha tratado de entablar una conversación varias veces pero después de lo que dijimos Haniel y yo lo que menos quiero es hablar, demasiadas emociones y eso, Que el día apenas comienza,
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Todavía en el hospital y aunque hemos visto el doctor él sólo dice que está bien y que pronto la podremos ver, sólo que eso será para mañana porque hoy ya no puede recibir visitas pero yo me niego a irme. No quiero dejarla sola.
—Yo creo que debemos irnos, no vas a lograr nada si te quedas aquí. Ya mañana te prometo que vendremos, pero ahora tienes que descansar —me dice, Arturo, Le sonrío y lo abrazo, sus manos se entrelazan con mi cuerpo y suspiro con la cara en su pecho, de seguro debe estar viendo y aunque yo tampoco me lo crea... No lo estoy haciendo para darle celos.
—Vámonos — Digo, cuando me alejó de él miro a Haniel que está con la cabeza abajo. Muerdo mi labio inferior y empiezo a caminar hasta salir del hospital. Nos subimos al auto pero Haniel no siquiera intenta protestar cuando ve que es Arturo el que va a conducir, se sube en la parte trasera dejándome confundida pero no lo hago notar y me subo en la parte del copiloto.
El auto se pone en marcha y aprovecho para mirar por el retrovisor, los ojos de él conectan con los míos. Esta perdido al igual que yo, pero a diferencia de él, yo estoy pérdida en sus ojos. Estoy pérdida en como me trataba y en lo enamorada que estoy de él, siempre he dicho que el amor a primera vista no existe. pero lo que pasó con Haniel fue algo tan simple y tan único.
Cuando conoces a una persona que te invita a probar tus limites, que te invita a saber si puedes más y si quieres más. Esa persona instantáneamente se convierte en la única en tu vida, te invita a probar un poco de todo. Sientes como si algo te elevará y de la nada te soltara, cuando conoces a esa persona que no te importaría perdonar una y otra vez, sabes que esa es la persona que debiste conocer desde un principio pero que lamentablemente es más difícil de tratar; sabemos lo que somos pero cuando conoces a esa persona sabes hasta donde puedes llegar o quizás no, sólo sabes que no te importaría darlo todo. Sólo sabes que lo que sientes es grande y que es demasiada para tu pecho.
Mi celular suena y yo lo sacó de mi bolsillo, miro la pantalla: Desconocido.
—¿Hola? — Una respiración entrecortada se escucha al otro lado.