Creci creyendo que todo lo que nos sucedía era por una razón, por un motivo. Situaciones que muchas veces creíamos no merecer, pero que el destino se empeñaba en darnos.
Algunos las veían como desgracias, y otros como su salvación. Pero después de tantos años, yo aún no era capaz de encontrar la forma de ver la mía.
La lastima de las personas era algo con lo que ya estaba acostumbrado a vivir, o eso quería creer. La odiaba. Odiaba que cada persona de este mundo que se acercaba a mí sintiera tal cosa, solo por mi condición. Algunos les gustaba llamarle compasión, o empatía pero a mí no me importa recibir ninguna de esas mierdas de sus partes, no lo necesitaba.
No me veía como un fenómeno, ni mucho menos. Pues no era el único chico en el mundo con este problema, se que al igual que yo, existían muchos más. Pero era difícil aprender a lidiar con esto, cada segundo de mi miserable vida.
Creo que nunca se aprende a vivir sin una parte de nosotros, o por lo menos ese era mi caso.
Soy Axel Smith. Chico de 19 años, con una condición que me tortura, llevándome a ser inestable e incapaz de mantener a una persona a mí lado, sin que sienta tristeza o piedad por mi.
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Axel:
6 años atrás
Siento un fuerte dolor de cabeza, pero no soy capaz de saber porqué. Trato de abrir mis ojos, pero algo parecido a lo que creo es una venda me lo impide. Mi cuerpo se siente pesado, como si hubiese pasado un camión por encima de el.
No tengo idea de dónde estoy, ni de como llegué hasta lo que parece ser una cama de hospital, por el olor inconfundible que desprende de este lugar.
Pasan varios minutos en los que trato de aclarar mis ideas, y lo último que recuerdo es haber estado jugando con otros niños en la nueva construcción de un centro comercial que se encuentra cerca de mi vecindario.
Muchas veces nos prohíben entrar ahí, porque según los trabajadores de ese lugar es muy peligroso. Pero el peligro es algo que a nosotros nos gusta, por eso cuando llega ya casi la noche, hora en la que todos deben irse nosotros aprovechamos ese momento para meternos y jugar entre los escombros y pasillos que se encuentran ahí. Parece un laberinto ¡Es genial!
Mi cabeza está apunto de explotar, no recuerdo nada, nadie viene a verme y eso me está desesperando, cosa que no es bueno porque mi ansiedad es capaz de lograr que le haga daño a mi piel, y en ocasiones severas un fuerte ataque de pánico.
Pasan lo que parecen ser unas horas, hasta que escucho el sonido de una puerta abrirse. Al fin.
— Hola Axel, ¿Cómo te sientes? Soy el doctor William Lee. — Habló un hombre de voz aguda.
— Me sentiría mejor si me dice como llegué aquí y porque demonios tengo vendado mis ojos — Dije, enojado. Ya esto me estaba estresando a tal punto de no tolerar a nada, ni nadie.
— Vaya, para ser un niño hablas como todo un hombre.
— Soy un hombre, doctor Lee. — Escuché una leve risa de su parte, pero no mentía. Era un hombre desde que mis padres me dejaron, era un hombre desde que tuve que aprender a lidiar con la maldad del mundo, era un hombre desde que no había nadie que me cuidara, abrazara o mimara. Lo era, y apostaba que mucho más inteligente y maduro que todos.
— Entonces, si eres un hombre tienes que estar preparado para lo que te diré a continuación. Debido a que no tienes padres, y por lo que se nadie está a cargo de ti tengo que decírtelo todo.
— Hable. — Sus rodeos ya me estaban molestando aún más.
— Ayer fuiste ingresado a este hospital debido a un fuerte golpe que recibiste, mientras jugabas con los niños del vecindario. ¿Lo recuerdas? — Niego con la cabeza. Recuerdo haber jugado, pero no el momento en que dice este hombre que me golpeé — Bien. El golpe que recibiste fue contra tu cara, la parte más afectada de esto han sido tus ojos. Es por ello que los llevas vendados.
— Expliquese, porque no lo estoy entendiendo doctor. — Suelta un suspiro, y vuelve hablar.
— Cuando la retina se desprende, comienza a enviar al cerebro zonas y puntos negros o imágenes borrosas y deformadas. Si no se trata a tiempo, la retina puede llegar a atrofiarse en pocos días, pudiendo llegar, en casos extremos, a la pérdida total de la visión del golpe afectado. Y una de las causas del desprendimiento de retina es, precisamente, sufrir un fuerte golpe en los ojos. — Se calla por unos segundos, hasta que lo vuelvo a escuchar — Axel, tuviste una fuerte caida contra los escombros, misma que afecto gravemente tus ojos. Lamento decirte que perderás definitivamente tu vista.
Aquellas palabras cayeron a mi como un balde de agua fría, pero lleno de realidad. Una muy cruel, y que en estos instantes para mí era imposible aceptar. ¿Seré un ciego? ¿No podré volver a jugar? ¿No podré ver los atardeceres, ni los animales?, Miles de preguntas comenzaron a surgir en mi cabeza, esto no podía ser cierto. Mis ojos tenían que estar bien.
— ¿Me está diciendo que me quedaré ciego para siempre? — Pregunté con un hilo de voz.
— Axel, las operaciones para la vista son sumamente costosas. Y debido a que no tienes a nadie que te pueda ayudar, no quiero que te hagas algún tipo de ilusión con que algún día puedas volver a ver. Siento mucho esto pero... —
— ¡CÁLLESE! ¡NO QUIERO ESCUCHAR SUS MIERDAS! ¡NO QUIERO SU LASTIMA! — Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mientras trataba de arrancar la venda que los cubría. Si ya no podía ver, no tenía caso que la llevara.
Ciego. Eso era ahora. La vida siempre se empeña en joder a los que menos daño hacen.
Arranque la venda, y fue un golpe crudo de realidad. Trate de enfocar mi mirada, trate de ver el lugar, o al doctor. Pero solo veía destellos, de lo que alguna vez fueron imágenes claras para mí.
Aprender a luchar por mi vida solo, era una mierda. Pero esto sin duda era como sentir un puñal clavado en lo más profundo de mi ser.