Capitulo 12

Axel:

¿Quien había creado la mentira de que en el amor solo existía la felicidad? ¿Por qué se empeñaban en solo resaltar lo bueno, y ocultar lo malo? Nunca viví una situación que implicara este tema, pues creía que eran cosas que no necesitaba experimentar en mi vida, hasta que ella apareció.

Había transcurrido un tiempo en el que Mavra comenzó a formar parte de mi. Tiempo en el que las visitas han sido frecuentes, dónde la he conocido y me ha mostrado las cosas buenas y no tan buenas de ella. Ha sido tiempo en el que le he permitido descubrir solo lo que creo correcto de mí. Nunca estuve en una situación como esta, nunca tuve que tomarme el tiempo para conocer a una persona, ni mucho menos darle espacio para que compartiera conmigo y conociera algo de mi.

No sabía con exactitud cómo describir lo que ella me hacía sentir, pero después de todo este tiempo si podía tener en claro lo que era mi concepto sobre el amor.

El amor nos hace débiles, pero también nos hace fuertes. Nos hace experimentar emociones ajenas a las que alguna vez creímos sentir, el amor nos enseña; pero también nos quita. Un día sin esa persona te muestra cuánto la necesitas. Te hace conocer el sentido de extrañar, de querer y de gustar. También el de la tristeza e inseguridad.

Conocí que el amor es aquel que te hace preguntarte un día por la noche ¿Seré suficiente para ella? ¿Estará pensando en mi? ¿Algún día se cansará y encontrará a alguien más? Nos hace vulnerables. Pero también nos hace felices, y completos aunque sea por un momento. Nos hace ver qué no todas las cosas son negativas y que en algún punto de nuestras vidas llega ese alguien que está destinado para ti.

Ella me hace débil cuando la tengo cerca, y lejos también. Me hace sentir nervioso, ansioso y de alguna manera un tanto feliz. Mavra me hace débil pero también me ha enseñado a ser fuerte. Me demostró que si existen personas buenas como ella que hacen las cosas con el corazón. Y aún me pregunto ¿Cómo pasó? ¿Cómo es que ahora estoy ligado a una mujer? Pues ni en mis peores pesadillas, ni en mis mejores sueños me imaginé pasar por estas etapas de la vida.

Podría enumerar las cosas que me atraen de ella pero sería imposible. No puedo verla, eso es algo que me jode; pero si puedo imaginarla. Me gusta su voz, su personalidad, y su forma de hablar; me gusta lo suave de su piel y lo lacio que es su cabello. Odio que me guste todo de ella. Odio que me guste ella, porque sí; esa pequeña chismosa me gusta como jamás pensé que me podría gustar alguna persona.

Odio lo que me hace sentir, y odio que haya revuelto mi vida a su antojo. Pero lo más irónico de todo, es que realmente no la odio.

Tengo miedo, y no me da vergüenza admitirlo pues desde pequeño aprendí que sentirlo o decirlo no nos hace menos. Es la sociedad quien le ha impuesto al hombre la etiqueta de "macho" que muchos quieren adoptar. Yo no soy uno de ellos, se admitir conmigo mismo mis sentimientos, y emociones; pero no soy capaz de siquiera expresarlos a los demás.

Se que Mavra puede ser capaz de conseguir a alguien mejor que yo, porque se lo merece. Y muchas veces he tratado de alejarla de mi, de hacerle ver qué yo no tengo nada que ofrecerle, que mi vida es una desgracia a la cual yo no la quiero arrastrar. Pero es testaruda, es terca y por más que trate de apartarla de mi ella vuelve. No sé que espera de mi, pero estoy seguro de algo y es que en este punto no quiero dejarla ir.

Ella es de esas cosas que las personas en la vida llaman "bonita". Mavra es mucho más que lo bonito de la vida, ella es luz, esperanza, caos y paz. Ella es de aquellas personas que te motivan y te ayudan a luchar, a creer en ti, y a confiar. Mavra es tanto, que a veces tengo miedo de que todo lo que he vivido a su lado sea una mentira; a veces tengo miedo de que ella no sea real.

La quiero, y me siento como un estúpido al no tener el valor para decírselo. Mi corazón ya cayó por ella, y no importa cuál sea el resultado de este proceso; solo se que no me arrepentiré.

Camino hasta el salón donde se encuentra papá. Necesito hablar con el, aunque la vergüenza se expanda por mi sistema. Es necesario si no quiero arruinarlo.

— Papá, ¿Podemos hablar?

— Porsupuesto hijo, ven. Estoy en el sillón grande.

Una ventaja de vivir tanto tiempo aquí, es que ya se perfectamente dónde se encuentra cada lugar.

Camino hasta donde me indicó y estiro la mano para que la tome y me ayude a sentarme.

— Eh, bueno...— Divago un poco, esto me daba mucha vergüenza.

— Axel, tu rostro se está tornando rosado. — Dice mi padre con diversión, y esto realmente no podría salir peor. — habla.

— Papá, no te burles o no te diré nada. — asevero. — ¿Cómo conquistaste a mamá? — pregunto serio.

— ¡No - puede - ser! ¡MI HIJO ESTÁ ENAMORADO! — Comienza a pegar gritos, buscando que mamá lo escuche. — ¿Quien es la afortunada que ha robado el corazón de mi pequeño?

Dios, tírame un rayo que me parta en dos. ¿Por qué los padres tienen que ser así?

— Haz silencio que mamá te escuchará — digo enojado. — no estoy enamorado de nadie, es solo una pregunta. Respondela o me iré.

Lo escucho reír y eso solo hace que la vergüenza se extienda aún más por mi sistema. «Todo lo que tengo que hacer por ti, habladora» Pienso.

— Perdona, fue la emoción del momento. He esperado está conversación por días.— Que dramático era. — Bien, cuando conocí a tu madre ella me odió porque la hice caer frente a todos en una fiesta de universidad. No fue intencional, solo que estaba pasado un poco de tragos y pues sucedió. — comenzó a contar. — Luego de aquel día yo realmente no podía sacar su imagen de mi cabeza, por lo que empecé a buscarla; le hacía regalos, le dedicaba canciones, la llevaba a lugares románticos y bonitos, pero siempre mostrándole mi verdadero ser. Nunca intenté cambiar para agradarle, me tomaba como era o me dejaba ir. Y pues, no se pudo resistir a mi belleza y terminó cayendo en mis redes. — Dijo con orgullo.