Prologo

24 de septiembre del 2015

Mi nombre es Elizabeth Claire. Mido 1. 70. Tengo el cabello negro, lacio, brilloso y hermoso hasta el medio hombro. Mis ojos son negros, absorben una gran cantidad de luz para darme vitalidad. Poseo una nariz fina y bastante suave. También tengo una boca delicada y sensible. Tengo un cuerpo tonificado gracias a la herencia genética. Además por el uso de las inyecciones me hace caer en abstinencia de no comer carne para no recaer en el canibalismo. Un rasgo de identificarme como tal: es la blancura del rostro como si pareciera un ángel enviado por Dios. Muchos tienen miedo por proyectar una inteligencia superior, debido a tener un cerebro muy desarrollado que el de un humano ordinario. Soy una persona muy liberal y visionaria, no soporto a veces la injusticia, me disgusta ser cohibida, me gusta ser rebelde a veces. En ciertos momentos, voy acoplándome a las reglas para no dañar a nadie. He aprendido mucho de las personas y de las cosas más bellas: el ser humano. Vivo la vida al máximo sin caer en vicios, aprendo de moda para aplicarlo en las vestimentas cotidianas.

Recuerdo haber nacido el catorce de diciembre de mil novecientos noventa y uno por parte de una madre de raza vampiro y de un padre humano por un descuido sexual, siendo que a mamá por preceptos de la especie a la que pertenecía, debía haberse abstenido de todo acto carnal. Al saber de mí existencia; ella decidió vivir en la Tierra y hacer el sacrificio de ser una persona de pureza maternal.

Las cosas han cambiado por la coyuntura de sucesos ocurridos durante mucho tiempo y mucha gente dio la vida por protegerme de todo malo. Sólo escribiré la verdad de lo ocurrido el veintiuno de diciembre del dos mil doce a la humanidad y cómo el evolucionismo del ser humano logró casi condenar a todos los seres humanos por poder, dinero, fama y expansión comercial. Pasaron muchas cosas y por medio de los sueños y memorias de las personas que lucharon en esa batalla he logrado recuperar la memoria. La obra la escribo como memoria de los acontecimientos ocurridos antes de mi nacimiento y del después de la tragedia del año apocalíptico apuntado por muchas religiones de la antigüedad y de la modernidad.