Verdad Corrupta

Capítulo 2

 

Desde la distancia veo los seres viviendo sus vidas llenas de mentiras, en una ciudad falsa, en una utopía casi perfecta, recientemente opacada ante los crecientes levantamientos en diferentes sectores que luchan por sus derechos. Sinceramente disfruto verlos correr al momento de que una inicia un ataque, piensan que son intocables hasta que llega la realidad a darles un golpe en la cara y mostrarles que no todos están aquí contentos.

Las diferencia de poder son absurdas, separan aquellos afortunados que tomaron altos cargos y ayudan a sus familias, otros que aprovechan el dolor de otros para crear negocios, todos dejando a los más desafortunados luchando por sus vidas. Los que más aborrezco son los cegados ante la verdad, las ovejas defendiendo al sistema de los lobos, hasta dan ganas de reír, pero una risa de lastima para ellos que se taparon los oídos y los ignoraran.

Aunque también deberé de reírme de mi mismo, solo critico y véanme aquí, caí en este sistema. Caí tan bajo que hago callar las voces que exigen un cambio, el bien común, que escuchen sus llantos de justicia y apoyo. Me duele como un azote en la espalda cada vez que levanto la mano para ocultar la verdad frente a mi.

Solo puedo con un suspiro consolar mi alma inquieta antes de que el tren ingrese al túnel, las luces de un tenue color amarillo empiezan a encenderse apartando la oscuridad que es acompañada del zumbido del aire siendo cortado.

Recostado espero el resto del viaje hasta la última estación, mirando el resto de acompañantes del vagón casi vacío. En un extremo una pareja besuqueándose asquerosamente mostrando todo el afecto que se desborda, apuesto que solo tienen unos días de haberse conocido. Por otro lado un viejo con un portafolio en el suelo y el celular en la mano debe estar mirando estadísticas de algún negocio, da esa impresión al llevar saco y corbata. Una mujer dando lengua con alguien en el celular y dejando a un lado un coche de bebé. Esto es tan típico que paso la mirada a cada uno juzgándolos por sus falsas apariencias, modificadas a su antojo para satisfacer sus deseos.

Durante unos instantes quedo cegado por la gran ola de luz al momento de salir del túnel, pero algo más pasa, algunos del vagón cambiaron de lado, dejaron lo que hacían y comenzaron a hablar inquietos. Cuando por fin logro recuperarme debo darme la vuelta para enterarme, grandes torres de humo se elevan hasta el cielo rodeando la torre de Economía y el cuartel oeste de la Guardia, las calles son iluminadas por el fuego que arrasa con los jardines que rodea cada calle y los supervivientes corren buscando refugio. Los cristales se iluminan de rojo, los pequeños robots dentro de estos se empiezan a mover hasta formar una pantalla donde muestran la noticia de un atentado.

Antes de poder decir cualquier cosa pasa junto a mi una gran sombra con pasos pesados y apresurados dirección a la cabina de control, lucha con el seguro de la puerta sin éxito alguno para continuar dándole varias patadas hasta romper el cristal.

-¡Despierta y ponte hacer algo! o necesitas una jodida invitación- Grita mirándome con tanta ira -Pon a todos a un extremo-

-Sí, voy- comienzo a organizar a todos que se acomoden como lo ha indicado.

-¿No sabes quien soy? Trátame como se debe- Una mujer regordeta con ropa de estampados de narcisos comienza a presumir evitando cooperar.

-Disculpe señora, tenemos un caso...-Tratando de razonar.

-¡No importa! Aquí tengo preferencias- Tuerce la boca disgustada.

-¡Señora se mueve a lo que ordenemos o salgo de aquí y yo mismo la lanzo rompiendo la ventana!- grita el General Silas saliendo de la cabina.

Ella entre insultada y aterrada se levanta tratando de mantener su ridícula actitud.

-Haz la cosa rápido antes de llegar, subiré a todos los que se puedan al tren para dejar en la estación que sigue, y es una orden- voltea un momento la mirada a los pasajeros y luego a las puertas.

No me queda más que asentir, prepararme para lo que venga. Al abrirse las puertas él sale corriendo y salta desde el balcón, lo logro escuchar dando órdenes abajo, es casi imposible ya que lo hace gritando y demandando que se hagan. Tras unos instantes empiezan a subir seres del nivel inferior, principalmente mujeres y niños que en brazos de su progenitora lloran del miedo. Entonces él sube cargando a dos niños más en sus brazos y en su espalda un hombre bañado en sangre y mal herido.

-Debe detenerse General Silas, estás quebrantando más de un reglamento y al menos una ley- obstruyendole el paso evitando que suba.

Deja a los niños en el suelo que rápidamente suben al tren y en ese momento que baje la guardia agarra mí camisa levantándome y acercándome a su rostro.

-Que se metan sus reglas dónde mejor le quepan, pero mí deber, tu deber, es salvar vidas- iracundo me tira contra la pared del vagón sacándome el aire y juro que sentí el metal doblarse tras el golpe.

-Cof cof, maldito hijo de puta, ¡te has vuelto loco!- paso la mano por la boca.

-No, solamente hago lo que muchos tienen miedo de hacer por otros- deja el señor en un asiento.

De reojo logro como rápidamente a un joven de cabellera blanca se acerca con un trozo de tela para quitar la sangre de su cara. Mira preocupado, casi jadeante y sus manos temblorosas tratan de ayudar.  Él solo pasa de largo directo al puesto de control para ponerlo en marcha, antes de que se empieza a mover el tranquilamente camina sacando su Walther P99.



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En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion, romance

Editado: 29.11.2019

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