Silas
-Apúrate que vamos tarde- toco la puerta rogando que no se haya dormido de nuevo.
-¡No entres! Ya casi estoy, espérame abajo- grita algo apurado.
-Bueno, no olvides tu ID-
Antes de poder bajar la escalera sale corriendo de su habitación. cargando su mochila mientras se pone su cintillo con la ID.
-Pensé que nunca saldrías, ven aquí pequeño- a cuatro escalones estoy a la misma altura de su rostro y le ayudo acomodarse el suéter verde olvido -¿Estás emocionado?-
-¡Mucho! Quiero conocer a otros niños y poder hacer algún amigo-
Sus ojos desbordan brillo de alegría, me recuerda el océano del pasado siendo golpeado por el sol reflejando su luz y mostrando los secretos cerca de la superficie. Se lo termino de acomodar para agarrar su mochila y llevarlo de la mano. Como pasa el tiempo, como has crecido, ya no necesitas que te enseñe en casa y ahora puedes ir al colegio a seguir ese camino que te distancia de mi. ¿Porque debes crecer y no te quedas así? siendo un niño inocente ante la crueldad de este mundo. Lo veo caminar mientras salta charcos salpicando a todos lados. Quédate así, que el tiempo se detenga, no quiero verte crecer más.
-Papá ¿allí habrán muchos niños? verdad- veo desde arriba su cabello blanco mecerse contra la brisa. -¿Podré hacer al fin algún amigo?-
-Claro que sí, podrás hacerlo- lo agarro y cargo pegándolo a mi pecho sintiendo ese pequeño calor. -Tendrás varios amigos, podrás jugar y si sus padres lo aprueban podrás ir o ellos venir a quedarse a dormir-
-Será divertido- sonríe mostrando sus dientes blanco y esa cara redonda por sus mejillas.
Al llegar, afuera se encuentra un conglomerado de seres que dejan sus hijos en el edificio de aspecto divertido y colores vividos, niños entre felices y tristes se despiden de sus progenitores para ir a donde los maestros que lo esperan en la entrada. Mi pequeño está emocionado que se quiere soltar de mis brazos para ir a explorar teniendo que agarrarlo un poco más, lo suelto solamente cuando se despide como le he enseñado, chocarnos las manos cuatro veces seguido de un golpe de puños y juramento de meñique. Como siempre empiezan los murmullos o juzgarme por mi uniforme por el simple hecho de tener un niño, es que es necesario algún procedimiento para eso o necesito pegarlo en la frente para que sepan.
Trato de mantener la compostura, pero aquí no acaba el problema, hablan más cuando empiezo a caminar ingresando al recinto. Dentro el lugar tiene aún más colores en diferentes lugares, dibujos de animales alegres, trabajadores con sonrisas en la cara, sonrisas y aspecto que contrastan con mi apariencia. Apenas me ven se les borra esa expresión y meten a los niños a los salones. Me paseo por esos pasillos viendo por los ventanales a los infantes tener su inocencia, veo en un salón a mi pequeño presentándose ante todos. Escucho ante mi alguien toser y noto a una mujer, debe estar en sus sesenta años.
-Señor...General, se que quería tener una reunión conmigo, pero le agradezco que no se pasee por las instalaciones como fuera su casa- expresiones duras, posición rígida y sin ningún mechón suelto en su enorme peinado recogido en dos trenzas.
-Tenia que verificar el área- tratando de excusarme.
-Señor General, le invito a mi oficina...- su expresión cambia de seria a disgustada.
-Hablemos aquí, no tengo nada que esconder, mi petición no es ningún peligro para usted o su centro de estudio- cruzo las manos en la espalda -Conozco los procedimientos, se que en su oficina tiene armamento conectado a un computo y cámaras de seguridad para...gente mal intencionada-
-No se porque sería necesario tanta brutalidad así con uno de nuestros protectores- noto como su cuerpo se tensa aún más mostrando algo de la realidad.
-Sencillamente, porque es mi trabajo-
-Entonces dígame que es lo que necesita de nosotros-
-Es un secreto a voces, lugar donde entro lugar donde el estrés se apodera de quienes están alrededor pudiendo llevar a malos ratos, así que no vendré a buscarlo- es muy difícil solo decirlo.
-¿Entonces quién vendrá? Sabe que no podemos dejarlo irse solo-
-Nunca me paso esa idea por la cabeza, puede que venga JILL a buscarlo, es un androide de la casa y Kazuo le tiene una buena estima-
Desde la ventana noto que él me vio y al notar que yo lo vi se gira metiendo su rostro en los dibujos disimulando que no me ve.
-Necesitare más datos, solo un androide es insuficiente- reclamando ante la idea.
-Otro puede ser un amigo dentro de la Guardia, no se preocupe ya que sabrá quien es apenas lo vea llegar-
-Con eso es más que suficiente ¿alguna otra cosa?-
-Nadie debe saber que soy su padre, es algo de extremo secreto-
La dejo en el bullicioso ruido de los estudiantes pero a la vez en el abrumador silencio de los pasillos.
-¡Pero que cojones dices! Por supuesto que no, soy tu amigo pero eso que pides debo negarlo rotundamente- poniendo su mano en equis.
-Tadeo, enserio, necesito ese apoyo tuyo- mirándolo serio mientras fumo.