Observo como se pasea las calles de la ciudad disimulando lo que no es, un ciudadano corriente, se que haces terribles males aún cuando pretendes ocultarlas. Aún recuerdo con enojo como me trataste el día que se desato el atentado, como saliste impune hasta el sol de hoy.
Te sigo usando unos jeans negros con un abrigo grueso marrón utilizando una capucha ocultando el rostro que fácilmente me deja mezclar con la muchedumbre, nadie reconoce a ese desgraciado hijo de puta, caminan a tu lado y no te evitan. Veo como charlas con un joven mucho más bajo que tu, con contextura delgada y aspecto juvenil. Pobre ser que te has cruzado con la peor persona del mundo. Logro oír apenas como te engaña con chistes y conversaciones falsas de si mismo, invita un café en este frío infernal, todo para que bajes la guardia.
Estoy cada vez más cerca, un poco más tratando de encontrar más cosas de él, alguna debilidad, algo que funcione, aunque es complicado con el ruido de los lugares poder escuchar alguna conversación clara entre ellos, trato de leerles los labios sin éxito alguno. Quiero acercarme más pero está con la guardia en alto, lo noto en como los músculos de sus brazos se mantienen en tensión, cuando está sentado se acomoda en tal posición que sea más rápido correr e incluso cuando entra en lugares cerrados comienza a ver todas las rutas de escapes sin salirse de su papel. Me muerdo el pulgar con ira, maldito actor, muéstrame que quieres esconder.
Pasan de cafeterías, a cines, incluso a comprar ropa. Me imagino que es lo bueno de ser general, a donde vaya debo comprar algo y me duele en mi bolsillo, sin embargo no puedo parar esto de ningún modo. Van cambiando de sectores, las horas pasan y no logro descubrir nada, son solo paseos y me está frustrando.
En un momento que me descuido miro de nuevo y él se fue, no lo veo por los alrededores mientras logro avistar al joven entra a una librería. Me levanto confuso buscándolo ¿como se me puede perder una bestia de tal altura?. Estresado pensando que todo lo que hice se fue a la mierda, logro ver una fugaz mancha entrar a una esquina, corro para seguir rogando que sea él. Entro para ser solo recibo con un fuerte golpe en la cabeza contra el muro y un brazo me agarra del cuello levantándome del suelo.
-¿Quién eres y porqué nos sigues?- su rostro enfadado se acerca. -¡Explícate!-
Desesperado empiezo a tratar que me suelte, comienzo a buscar el aire rogando que me suelte. Lo hace, sin antes tirarme contra el suelo más lejos de la salida del callejón.
-¡Habla maldito! Di quien te ha enviado o para que nos sigues, te juro que estas paredes se mancharan de tu sangre y cuando te vean nadie te reconocerá-
Toso acariciándome la garganta mientras el se acerca quitándose los guantes, habla maldito, habla di algo, sin embargo un terror me recorre por la espina congelándome en el lugar.
-Vamos habla gatito, gatito, gatito- me da una patada en el estomago.
Escupo del golpe tan fuerte que me saca lo poco que me quedaba de aire en los pulmones y haciéndome rodar quedando boca arriba.
-Parece que el ratón se comió tu lengua- se acerca y se pone de cuclillas.
Se queda allí esperando que me recupere, me acaricio la frente para notar un corte que mancha la mano de sangre, tengo que tomar varios minutos respirando para poder aunque sea hablar.
-Entonces...¿estás listo para cantar?- se nota impaciente.
-Los rumores son ciertos...me das lastima- le escupo en la cara descubriendo que la saliva está mezclada con sangre.
Se queda pensativo con los ojos cerrados unos segundos mientras se quita los intentos de rebeldía de su rostro, sin dar señales recibo un fuerte golpe en la cara con su puño.
-Eso no es nuevo, hazlo de nuevo, me gusta que luchen antes de morir- su mano queda sucia de rojo que lame con placer. -Espero que me diviertas un poco más, que te resistas un poco para ver teñido el blanco de rojo-
Esos ojos...esos ojos son de un maníaco sin corazón, sin respeto a la vida ¡Debo escapar! ¿Porqué me metí con este monstruo?. Comienzo arrastrarme tratando de alejarme de él.
-No, no, no, aún no hemos terminado de jugar- me arrastra agarrándome firmemente del tobillo -Me gusta mimar aquellos que me buscan-
-Me han mandado, pero no te estaba siguiendo a ti ¡Lo juro!- trato con los dedos aferrarme al piso. Debo evitar que sepa algo de mí, sino quién sabrá lo que hará.
-Será interesante escuchar a quien seguías, dime, cuéntame, quiero saber- miro su sonrisa de locura.
-¡Seguía al muchacho!¡Al muchacho!¡Me mandaron por él!- casi grito rogando por mi vida.
De repente se me queda mirando en silencio, suelta una expresión de asombro , su sonrisa se borra y aprieta aún más fuerte que grito del dolor al quebrarse los huesos.
-¿Eso es cierto?- con un tono diferente, uno de seriedad.
-Lo...lo...lo juro, es cierto-
-¡Entonces dime quienes lo buscan!-
Desde el tobillo me levanta para estrellarme luego con el piso, solo siento el intenso golpe en toda la espalda y en la cabeza, siento que me rompe más huesos y la sangre empieza a inundar la boca.
-¡Vamos habla!¡HABLA!¡HABLAAA!- su locura ya no es de locura, es algo más caótico, sus gritos son de ira. -Dime quien lo busca y te perdonare-