Verdad Corrupta

Capítulo 47

Kurt

Regresamos a la casa luego que te soltarán del hospital improvisado, este lugar desconozco si se puede aún llamar casa, se que las memorias empiezan a correr por tu mente de cada rincón de este lugar, tu aura no es de maldad pero si de dolor y venganza, dejas la espada y el cuerno encima de la mesa para encender el televisor dónde repiten la misma noticia, Kazuo el salvador de la biblioteca, Silas se ha sacrificado para completar la evacuación. Si supieran que en realidad murió por no haberlo podido ayudar contra el Ildnem de la máscara dorada, que su energía me congelo en el lugar y Kazuo siente que es su culpa por haberlo llamado cuando peleaba, no lo es, es mía por no pelear junto a él. Evito animarlo ya que es un sentimiento que el solo debe pasar, solo que él no me reclama nada, me abraza diciendo que lo perdonará, que lo disculpará por pedir ayuda en la evacuación, por pedir un deseo egoísta de ayudar a los demás, no debes disculparte de nada, deja de disculparte le digo mientras trato de calmar los ríos de sufrimiento que caen por sus ojos.

Durante días se queda en casa solo, no se levanta de la cama de su padre oliendo la última vez que estuvo allí, JILL se preocupa su salud tratando de mantener sus tratamientos para la mano y el tobillo, alimentarte porque no deseas comer, mantienes un silencio sepulcral, no duermes y cuando lo haces son pesadillas que te hacen gritar su nombre. Evitas sacar el tema y mucho menos deseas ver las noticias, las veo para poder decirte o ayudarte con eso, es terrible tantas muertes innecesarias, sacan cuerpos cubiertos de telas negras de la Biblioteca, informan que el velorio para todos los caídos se hará a los pies de la presidencia para seguir al cementerio donde será su último descanso, solo un día hablas preguntando cuando será el velorio y se lo indicó, mañana.

Esa noche te encierras con JILL en el cuarto, rasco las puertas pidiendo que la abra, pero no lo hace, me quedo dormido a los pies de la misma rogando que no haga ninguna locura. Cuando amanece el televisor se enciende y allí está el presidente dando palabras de ánimo para aquellos que han perdido a alguien y que la ciudad ahora se encuentra duplicando toda la seguridad para mantener la calma, sube el director de la Biblioteca que lamenta las pérdidas y agradece al joven salvador, sus palabras se escuchan vacías, son solo apariencia, llama a Kazuo pero su puesto se encuentra vacío.

Se abre la puerta y casi no lo reconozco, usa una camisa blanca que usa debajo de una gabardina que es del mismo color de los jeans y zapatos, negros como la noche, en la espalda de la gabardina se encuentra grabada una espada con dos pares de alas. Ese símbolo, ¿Kazuo que camino estás escogiendo?, buscas la guerra y muerte en vez de la salvación, me mira con una expresión deprimente que con la sonrisa que refleja solo da tristeza.

"Kazuo...esas ropas...ese logo...no me digas que planeas...Si sigues ese camino encontrarás muerte y dolor..." Cuando siento su corazón latir, sigue siendo el mismo pero ha sido gravemente herido, es un latido de venganza pero también del deseo de ayudar, haz encarcelado la inocencia en lo más profundo de tu ser.

-No seré como mí padre, no puedo ser cruel, pero quiero usar estás manos para ayudar y si es necesario deberé derramar sangre para salvar al indefenso, si deseas abandonarme no te detendré- dice con seguridad -Usaré las mismas ropas que él y así lo llevaré conmigo siempre-

"Es lo que deseas, no buscas derramar sangre de otros pero noto la seguridad, no puedo abandonar mí familia ante la guerra que se ha iniciado" salto a su hombro y se siente feliz al apoyo.

Vamos camino al cementerio donde antes de entrar le compras a una niña un ramo de flores de tulipanes blancos, son tantas flores que pareces que llevas el jardín entero, todos se voltean al verte cuando están por bajar el ataúd dónde tu padre descansa, ellos comienzan hablar porque llevas el uniforme de un general de la guardia, sin decir nada vas y abres esa caja de madera, todos miran indignados tal acto, a ti no te importa y acaricias el rostro frío donde se han apagado sus colores, le llenas el ataúd con todos los tulipanes dejando su pecho y cabeza sin ninguna sola flor, solo una que colocas entre sus duras manos.

-Estos tulipanes blancos, cada uno de ellos es un perdón que te dedico, no importa cuántas hayan en toda la tierra nunca alcanzarán para decirte cuánto lo siento, ni las mismas estrellas pueden alcanzar para demostrar la cantidad que quiero mandarte....Hasta siempre papá, te quiero y te amaré siempre- cierras dando un último vistazo al rostro que parece que un día va a despertar.

Se acerca dónde están los ministros de cada sector y directores de cada organización, el director Moisés mira con disgusto la impertinencia mientras el capitán sonríe celebrando.

-Yo, Kazuo Abigor renunció a mí antiguas labores para ofrecer mis servicios junto a la mantícora Kurt a la Guardia- hace una reverencia quedando de rodillas frente al viejo.

-Fantástico, esto es increíble, primera vez visto, acepto el cambio de labores- sonríe -Mañana mismo empezará tu entrenamiento y luego veremos si eres bueno para nosotros-

Kazuo acepta con un movimiento de cabeza, se escucha como las cadenas crujen bajando el ataúd pero no gira a ver cómo la tierra se traga a su padre, ni siquiera mira alrededor cuando sus amigos lo llaman, no le hace caso a nadie solo mira el camino que ha decidido seguir, por suerte no solo ya que estaré contigo, no podré remplazar a tu padre pero te protegeré como juré y mantendré mí palabra, lo que ha hecho mí especie no tiene perdón y también quiero venganza por cada lágrima han hecho que derrames.



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En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion, romance

Editado: 29.11.2019

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