Me acerque a su espalda y le di un pequeño toque a lo q soltó un chillido.
Cuando se dio cuenta de que fui yo suspiro entre aliviada y molesta.
-Joder Innis eres una cría-Dijo resoplando.
Me puse una mano el pecho y suspire dramáticamente.
-Encima que me has cambiado por tu nuevo novio.
Me miro burlonamente mientras alzaba una ceja.
-No es mi culpa que tengas tan poca vida social pequeña-Soltó divertida.
-Oye- protesté molesta -te tengo a ti y a Abril.
-Yo no cuento soy tu tía, deberías salir más, conocer gente nueva.
-¿Me contaras como te ha ido con Bruce Wayne?-Pregunté burlándome.
-Por favor Innis no empieces.
-Pero ¿me contaras?
-Si, si, te contaré pero más tarde que ahora estoy agotada.
Bufé resignada y me dirigí a mi habitación y de un salto acabé encima de mi hermosa cama.
Agarré Crescendo y comencé a seguir mi lectura, cuando más metida estaba en mi lectura unos golpecitos sonaron en mi puerta.
Levanté la cabeza del libro para ver que quería mi tía, ella solo me dijo que había pizza en la nevera y que vendría algo tarde.
Asentí mientras volvía a dirigir la mirada a mi libro.
Suspiró y se fue.
Levanté los ojos de mi libro por un molesto golpeteo, algo irritada fui hacia la entrada a mirar quien estaba llamando.
Cuando abrí la puerta lo único que conseguí ver fue un hermoso ramo que se hallaba en el suelo.
Era una mezcla entre unos gladiolos y otras flores que me resultaban familiares pero no podía identificar.
Al contrario que las que había en la pequeña tienda de mi madre, estas flores estaban repletas de varios colores.
Mi madre solía hablar del lenguaje de las flores, todo lo que algo tan pequeño como una flor podía decir.
Mi madre me enseñó hace tiempo un poco de este idioma secreto pero tampoco recordaba todo.
El naranja simbolizaba un amor fuerte, el rosa se podía utilizar para representar algo tan banal como el éxito, todas las flores tenían algo que decir incluso las más simples, eso era algo que siempre decía.
“Por más pequeño y frágil que parezca algo siempre puede ensañarnos algo nuevo, pues hasta lo más simple puede enseñarte el universo si le brindas la oportunidad”.
Me agache para agarrar el ramo con cuidado, su olor suave se impregno en mi piel.
Cuando mi vista volvió a caer en aquel conjunto de flores me fije en algo que antes había logrado pasar por alto.
Entre ellas había una pequeña tarjeta escrita con una perfecta caligrafía.