Versos del alma

CAPÍTULO 21

Por si mi día no había tenido suficientes sorpresas ya, ahora debía lidiar con la visita de Christian, la persona que menos quería ver.

—¿Christian? ¿Qué haces aquí?—Cuestioné, entre estupefacta e irritada.

Aunque la diferencia de estatura era demasiado notoria, no permití que aquello me intimidara. Me crucé de brazos y con gesto altivo alcé el mentón, mirando desafiante al hombre frente a mí. Si creía que por sus insistentes llamadas, además de tomarse el tiempo de venir hasta acá (seguro a darme mil y un explicaciones por haber faltado a la cita), no estaba dispuesta a hacerle el camino tan fácil.

Esa tarde después de descubrir que estaba con su ex-prometida, llegué a casa con los ánimos por el subsuelo. Me di un baño con agua caliente como había recomendado la abuela, pensando que podría relajarme y al final fue todo lo contrario, terminé desnuda bajo la regadera, con mi cara adherida a la pared y sollozando porque me había sentido utilizada, humillada además de engañada.

Por primera vez en años, me estaba abriendo a un hombre maravilloso, había expuesto parte de mi vida privada a el y debía reconocer que en durante los días en los que estuvimos conversando, más me entusiasmaba la idea de llegar a salir con el seriamente. Lástima que el día de nuestra cita, el prefirió faltar en lugar de decirme que había vuelto con Shannon, el "amor de su vida", como ella lo había declarado en la llamada.

—¿Qué no es obvio? Vine a que hablemos—Soltó al cabo de un rato, observándome seriamente—¿Por qué respondiste a mis llamadas? Pudiste haberme mandado al diablo al menos, me tenías preocupado, por eso decidí venir hasta acá.

—Si no te contesté fue porque no quería hablar contigo. ¿Qué no fui lo bastante obvia?—

—¿Christian? ¿Qué haces aquí?—Cuestioné, entre estupefacta e irritada.

Aunque la diferencia de estatura era bastante notoria, no accedí a que ello me intimidara. Me crucé de brazos y con gesto altivo alcé el mentón, mirando desafiante al hombre frente a mí. Si creía que por sus insistentes llamadas, además de tomarse el tiempo de venir hasta acá a darme mil y un explicaciones, no estaba dispuesta a hacerle el camino tan sencillo.

Esa tarde cuando supe que él no vendría al restaurante, después de descubrir que estaba con su ex prometida, llegué a casa con los ánimos por el subsuelo. Me di un baño con agua caliente como había recomendado la abuela, pesando que podría relajarme y al final fue todo lo contrario, terminé desnuda bajo la regadera con mi cara adherida a la pared y sollozando mientras maldecía porque me había sentido utilizada, humillada además de engañada.

Por primera vez en meses, me estaba abriendo a un hombre maravilloso, había expuesto parte de mi vida privada a él y debía reconocer que durante los días en los que estuvimos conversando por teléfono, más me entusiasmaba la idea de salir con el formalmente. Lástima que el día de nuestra cita, el prefirió no asistir en lugar de decirme que había vuelto con Shannon, el “amor de su vida”; como ella lo dejó en claro en la llamada.

—¿Qué no es obvio? Vine a que hablemos
Soltó al cabo de un rato, observándome con curiosidad y una pizca de culpabilidad—¿Por qué no respondiste a mis llamadas? Pudiste haberme mandado al demonio al menos, estaba preocupado por ti.

֫—Si no te contesté fue porque no quería hablar contigo ¿Qué no fui lo bastante obvia?—Pregunté, dándole una cuchara de su propia medicina al final, lo cual no le sentó para nada bien. Su expresión pasó a ser una de completo disgusto, sus fosas nasales se dilataban y cerraban instantáneamente y sus músculos se empezaron a tensar, daba la impresión de que tarde o temprano iba a escupir fuego.

—Lamento haberte plantado, yo…

—Créeme Christian. Lo menos que me desilusionó fue que no asistieras a la cita—Siseé, lanzándole una mirada para nada amigable. No quería escucharlo y una vez que comenzaba a hablar estando con un humor de perros, no había nada ni nadie que me detuviera—Pudiste haber llamado, enviado un mensaje, poner a Thiago de palomita mensajera ¡Por Dios!¿Esa era tu intención? ¿Lastimarme? ¿Puedes imaginar lo vergonzoso que fue para mí escuchar a tu ex llamarte “El amor de su vida”? ¿Puedes imaginarte por un segundo lo horrible que me sentí?—Lo acusé con el dedo índice, afincándolo contra su pecho—Sentí que había sido humillada, usada, Christian y…

—Si pudieras calmarte y escucharme solo por un se…

—¡Ese es el problema, Christian! ¡No quiero escucharte!—Chillé, enfatizando la última palabra—¡Estoy harta de que los hombres me vean la cara de estúpida! ¿Acaso este tiempo que estuvimos hablando y nuestros encuentros esporádicos eran para causarle celos a Shannon? ¿Formaba parte de tu plan para volver con ella? ¡¿O es que pretendes que yo sea la otra?!

—Entiendo tu punto y-

—¡No! ¡No entiendes nada! Es que todos los hombres son iguales de cretinos y ni hablar…

—¡Ya cállate, Auba!—Ordenó, alzándome la voz. Un jadeo de horror salió de mi boca, ¿Cómo se atrevía a mandarme a callar en mi propia casa? Estuve a punto de gritarle que se largara, que no pensaba escuchar nada de lo que tenía que decir, ¡No hoy! Sin embargo, como si adivinara mis deseos, se apresuró en tomar mis manos y su expresión alterada se tornó a una suave, inclusive podría denominarla como una abochornada ante sus actos—Solo cállate y escúchame, por favor.

—No es que me dé gusto inmiscuirme en su discusión—Intervino la abuela, abriéndose un espacio en medio de nosotros—Pero, pienso que sería prudente que sigan aclarando sus diferencias adentros. No hay por qué darle un espectáculo de a gratis a los vecinos ¿No creen?

Ambos miramos a la abuela, quien lucía serena e imperturbable, aun cuando sus ojos cafés reflejaban disgusto y por cómo alternó la vista entre los dos—durando más rato sobre mí—supuse que era una señal muy sutil de decirme: “entra ya, antes de que empeore el escenario”.



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En el texto hay: niños, escritor, romance

Editado: 18.01.2022

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