La voz se ahoga en la garganta,
dejando mudo un grito de silencio,
tiemblan los huesos por dentro,
culpa de la incertidumbre hallada.
Intuye el peligro el oído,
los ojos no logran ver nada,
no se escuchan sonidos,
todo lo envuelve la calma.
El espacio parece infinito,
aunque las paredes estén cercanas,
el corazón encogido,
y la respiración, acelerada.
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Editado: 17.10.2020