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▬▬▬▬▬▬▬『•• Vestigios Memoriales ••』▬▬▬▬▬▬▬
El más alto de todos los hombres, el inalcanzable, el todo poderoso: sir Bartos. "El Comodoro de invierno" se presentaba en ese tan elegante balcón ante el resto de la gran sociedad que a ojos ilusos observaban a boca abierta la belleza de un semi dios.
«Me declaro su nuevo líder, su nuevo rey» proclamó a lo que todos le aplaudieron.
Tenía la costumbre de usar guantes de colores no iguales, en su mano derecha destacaba el negro mientras que en su izquierda un muy fino blanco endulzado, era la representación de dos polos, del bien y del mal en un mismo ser divino.
Portaba un muy caro traje de algodón teñido con una tonalidad vino tinta y con grandes hombreras adornadas con oro de calidad casi impagable y brillo enceguecedor, botas de cuero fino exornadas con la piel de algún animal poco común, un gran gorro negro también de piel, pero en este caso de oso, le cubría los rizos indomables de su melena blanca que le llegaba a la mandíbula.
El comodoro sufría de heterocromía... Lo cual para el reino era percibido como una enfermedad diabólica, por lo que siempre portaba una máscara, incluso en tan importante ceremonia. ¿Qué habrá detrás de esta? Además de su poblada barba oscura y bigote; desconfianza e inseguridad... Tanto que quien sabe, quien quite que detrás de esa máscara se oculte otra...
▬▬▬▬▬▬▬『•• Vestigios Memoriales ••』▬▬▬▬▬▬▬
[El Narrador]
Estos eran los recuerdos irreales que contaba aquella reina y madre en el entierro del recién nacido... Eran los vestigios memoriales de alguien que nunca existió...
«Te has vuelto loca, llevas dos horas gritando y narrando inconsistencias, sé que no es fácil de aceptar, pe-pero...» declaró su hijo un tanto asustado.
«¿Q-qu-que acaso n-no lo sientes? ¿¡Por qué no fuiste tú quien tuvo que...!? ¡llévenselo él también es culpable!» Fue la respuesta de la reina entre llantos inconsolables.
Los guardias ya estaban cansados por ser otra víctima a la que llevarían y ejecutarían en el calabozo así lo que suspiraron, uno de ellos, de los dos guardias, con banda 0023-2, rabioso por ver como uno a uno ejecutaban a los que durante años fueron sus compañeros, sus amos... Se suicida con un disparo en la cabeza, su camarada ignorando tal acto por completo sigue firme sin mirarlo en ningún segundo, luego obedece.
El joven príncipe como siempre... Calló sin más, aceptando de una vez las palabras de su madre, siempre le había costado incumplir sus pedidos... Era una tarde lluviosa cuando sucedió.