─ ¡Joder! ¡Déjenme entrar a verla! ¡Solo quiero verla! ─ grita un Jace desalmado.
Había pensado en lo profundo de su ser que todos los sentimientos por Jessica se habían esfumado, pero allí estaban vivos ahora más que nunca. Había una pregunta que rondaba en su mente, entonces “¿que sentía por Rachel?”
Jace conoció a Jessica desde muy temprana edad, viéndola convertirse en mujer e inmediatamente empezó a mimarla y cuidarla igual que David. Los tres eran inseparables pero Jessica se volvió caprichosa, vengativa y solo tenía ojos para David lo cual creo cierta rivalidad entre los dos. De allí partió todo, los dos empezaron a luchar por su atención hasta que la bomba reventó.
─ Contrólate, Jace. Te lo pido. Ahora no es el momento de colocarte así. ─ Le pide casi a modo de súplica Alexander
El gran alboroto hace que aparezca el doctor, alguien supremamente conocido.
─ ¿ustedes son familiares de Jessica?
─ Doctor, yo soy su hermano y Jace es mi mejor amigo. ─ responde Alexander
─ Tranquilícense chicos, Jessica tuvo un ataque de ansiedad. En mi opinión, ella necesita ser tratada de inmediato, empezar un tratamiento con ella. ─ les explica Austin el psiquiatra de Debby
─ Lo que sea necesario para que ella está bien. ─ asegura Jace
─ ¿Doctor, que produce sus ataques de ansiedad? ─ pregunta Alexander preocupado.
─ En cada paciente puede variar. Habría que encontrar cual es el detonante para para estar crisis. ─ explica el doctor un tanto preocupado por su paciente
─ ¿Puedo verla, doctor? ─ pregunta Jace inquieto.
─ Claro, ver personas que la quieren ayuda muchísimo.
Jace pasa a ver a Jessica con el corazón en la mano. Rodea su camilla donde se encuentra recostada, durmiendo plácidamente, jamás la había visto tan tranquila, siempre está parloteando y lanzando maldiciones a todos, haciéndolo reír internamente. Esta es la mujer que verdaderamente ama.
─ ¿Dónde estoy? ─ Se reincorpora la rubia colocando en alerta a Jace.
─ Mi preciosa, estas en el hospital tuviste al parecer un ataque de ansiedad. ─ le responde Jace agarrando sus mejillas aspirando su olor a menta
─ ¿Yo? ¿Tuve un ataque de ansiedad? ¿Por qué? ─ cuestiona la rubia alterándose
─ No nos centremos en eso, no ahora. ─ pide Jace
─ ¿Por qué esa mirada tuya? ¡Joder! No me mires así, tu no. ─ se aparta como si su tacto doliera.
─ Jessica, no. No es lo que crees, no te miro así porque te tenga lastima ni mucho menos. ─ confiesa entre suspiros
─ Entonces, explícame. No me estas mirando igual. ─ reprocha la rubia
─ Dame tiempo, mujer. Hoy descubrí algo y necesito tiempo. – pide en modo de suplica
─ ¿Tiempo? Está bien, solo no me mires así. Me duele todo. – se queja Jessica al moverse.
Jessica pensaba que esto de la ansiedad iba a irse con el tiempo, pero ahora simplemente se hacía una realidad. Esto le hacia sentirse vulnerable y débil, algo que odiaba porque a ella le habían enseñado que si era vulnerable podía ser pisoteado.
Más tarde estaba Flynn esperando a Melody para que fuera su copiloto en una carrera, estaba emocionado y ansioso. Empezaba a sentir ligeros sentimientos por la castaña, es cierto no era para nada su tipo pero había algo en ella que simplemente había cautivado su atención.
─ Perdóname, en serio ¿hace cuánto estas aquí? – se acerca Melody corriendo pidiendo disculpas una y otra vez.
─ Tranquila, no llevo mucho tiempo aquí. Estas muy linda. – Flynn toma su mano para entrar
Las personas empiezan a murmurar a su lado, intimando un poco a Melody quien odiaba ser la atención de muchas personas, Flynn nota esto y la hace girar para mirar su rostro.
─ Ellos no tienen ni deben tener autoridad sobre lo que tú pienses de ti. – pronuncia con firmeza, agarrando firmemente su mano. – Tu eres quien le das voz a sus comentarios y poder a sus palabras. Eres tu quien te auto saboteas, eres tú la que te hace daño. Levántate, cariño. Eres fuerte y poderosa. – sus palabras empiezan a hacer eco en el corazón de Melody
Los dos se embarcan en el auto, y hay algo inexplicable entre los dos, es una burbuja mágica como el de las películas y los dos pueden percibirlo, algo crece.
Flynn como era de esperarse gano la carrera, el público clama a gran voz por el campeón. Este sale del auto, y empiezan las felicitaciones, entonces este quiere ubicar a Melody entre la gran multitud, viéndola apartada del gran tumulto de personas.
Se acerca decidido hacia donde ella, y se admira de su gran belleza. Melody es hermosa.
─ ¿Puedo besarte? – pregunta entrecortado Flynn
─ ¿Me estas pidiendo… permiso? – pregunta desconcertada con sus mejillas sonrosadas.
─ Claro, es tu cuerpo y espacio. ¿Puedo hacerlo? – pregunta Flynn con agonía, la necesidad de besar a Melody se está haciendo un mal hábito.
─ Si, puedes.
Flynn la toma de la cintura, y procede a besarla con esa pasión que crece en lo más profundo de su corazón. Algo quema y hace explosión entre los dos cuando sus lenguas se unen, algo ocurre entre los dos, es palpable. Su alrededor se vuelve inexistente, y solo existen los dos es como si todo lo que hubieran pasado los llevaran hacia ese momento.
Mientras tanto esta Debby vestida esperando en la puerta de casa, ansiosa y decepcionada. Nuevamente Alexander había hecho promesas que no estaba cumpliendo, cuando estaba por entrar a su casa, un auto suena su claxon y ella voltea esperanzada.
─ ¡Lo siento, Debby! Yo debí avisarte, Jessica se desmayó y tuvimos que llevarla al hospital. ─ Le explica Alexander saliendo del auto
─ ¡No puede ser! ¿Y como esta? ¿Dónde la tienen? – pregunta Debby preocupada.
─ Tranquila, todo está bien. Te mando a decir que “ni se te ocurre aparecer por aquí, ves a tu cita” literal eso fue lo que dijo, así que te aconsejo que le hagas caso. – responde Alexander entre risas
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Editado: 26.03.2021