Diecisiete de diciembre, la navidad se acercaba a Nueva Orleans, pero eso no quiere decir que las cosas extrañas iban a cesar.
En la oficina de Lucifer en la ahora llamada "Lucius y Associates Natural Industry", llegaron todos sus hermanos presentes en la tierra, Gabriel, Uriel, Raguel y por supuesto Lilith. Todos estaban algo confusos, Lucifer no dijo los motivos por el cual quería que todos se reunieran a la mitad de la noche, cuando todos ya se habían ido del edificio, por esta razón Gabriel tuvo que pedir la noche libre en el trabajo por "asuntos familiares". Todos tomaron asiento mientras Lucifer se levantaba de su escritorio y miraba por la ventana de su oficina la hermosa vista de la iluminada Nueva Orleans.
—¿Para qué nos llamaste a todos aquí, Lucifer? —preguntó Raguel, notando que Lucifer estaba algo extraño.
—En mis miles de millones de años de existencia, jamás pensé que podría ver algo que me influya terror —dijo volteándose hacia sus hermanos—. Hace pocos días, pude verlo, un terror y muerte inimaginable del cual por poco no logro escapar. Es el causante de esto —se quitó la corbata de su traje y les mostró a todos los hematomas que tenía en el cuello.
—¡Wow!... hermano, ¿quién te hizo algo así? —preguntó Lilith, perpleja ante semejante escena.
—¿Fue un usuario del Kunda-Taijutsu con tesoros sagrados?—preguntó Uriel, intrigado por lo que veía.
—Fue una humana "común y corriente" —reveló con mucha calma sin esperarse la reacción de sus hermanos.
Todos comenzaron a reírse sin control, algunos incluso llorando de la risa, jamás se imaginaron semejante frase; ningún humano común y corriente era capaz de dañarlos, sin embargo, las risas se detuvieron una vez que notaron que su hermano Lucifer, los veía manteniendo su seriedad y calma, pero en sus ojos se emanaba un aura asesina, causada por sus risas. Esos mismos ojos son los que los callaron en un segundo.
—Oye... ¿lo dices enserio? —preguntó Gabriel intimidado por Lucifer.
—Jamás bromearía de algo así —dijo Lucifer, volviendo a ocultar sus marcas.
—Oye, oye... eso es imposible; de alguna manera la humana debió usar alguna especie de magia para dañarte, pero... aún así las marcas en tu cuello no serían así de graves... ¿cómo algo así es posible? —dijo Raguel confundida.
—No lo sé, lo que si estoy seguro es que si no me hubiera soltado... me habría matado—confesó Lucifer de golpe poniendo su mano derecha en su cuello lastimado.
Todos los presenten en la habitación estaban asombrados, a la vez que horrorizados por lo que dijo Lucifer; primero que nada, ellos no envejecían, por lo que no podían morir de viejos; segundo, tampoco enfermaban, no podían morir por enfermedad y tercero, las cosas mortales no podían ni siquiera dañarlos, solo la magia podía. Aún así había una humana común y corriente que podía dañarlos y matarlos, esa simple idea les causaba terror en los más profundo de sus corazones, no sabían que había para ellos después de morir.
—¿Quién es esta humana, hermano? —preguntó Uriel.
—Quizás ya la conozcan o hayan oído de ella. Es la novia de Shawn, Sara García.
—¡¿Ella?! ¡¿Pero cómo?! —exclamaron Gabriel y Lilith al mismo tiempo.
—Recuerdo que Shawn me mostró una foto de ella en nuestros entrenamientos —dijo Raguel tratando de hacer memoria—. Juraría que había algo en esa chica que me parecía familiar.
—Sí, Samuel me contó sobre ella, la describió como "un espíritu libre y extravagante" —añadió Uriel.
—Hay un misterio más que envuelve a esta chica además de que puede dañarnos —siguió contando Lucifer—. Ella poseía en sus brazos, tatuados, la virtud de la castidad y los pecados de la lujuria y la avaricia; yo seré el que se encargue de investigarlo, ella no recuerda nada, afortunadamente, ustedes no le dirán nada, hasta que sepa porque puede dañarnos, esto se mantendrá en secreto, incluso para Shawn y para Samuel.
Un nuevo misterio envolvió a Sara, las virtudes y pecados capitales no son solo palabras, eran títulos que fueron otorgados por Dios y de allí aquellos seres divinos y demoníacos obtenían sus poderes mediante la Energía Kundalini y el Miasma.
Al día siguiente, Shawn se encontraba en su trabajo de medio tiempo en aquel Burger Queen, apenas llevaba unos minutos en el trabajo, solo estaba limpiando las mesas vacías, mientras trabajaba recibió la visita de su dulce e hiperactiva novia, Sara, quien vino a saludarlo.
—¡Hola Shawn! ¿Cómo te va? —saludó con su gentil sonrisa.
—Hola Sara, estoy algo ocupado, pero si quieres toma asiento —dijo Shawn sin apartarse de su trabajo.
—Oh, no, no te preocupes, solo vengo de paso, voy a estar dibujando por la ciudad un rato y vine a ver como estabas —dijo mostrando su libro de diseños.
Mientras conversaban un poco, alguien se les acercó por la espalda, era un adulto medianamente alto, cerca de 1, 75 mts, su ropa era totalmente negra, su cabello era ligeramente largo y un mechón de cabello le cubría el ojo izquierdo, sus ojos eran de un tono de gris claro, sus ojeras destacaban bastante, como si no hubiera dormido durante días.
—Disculpa jovencita, ¿usted y yo nos habíamos visto antes? —preguntó con una voz suave, pero asustando a Sara, quien no se había percatado de su presencia—. Lamento haberla asustado, solo que desde que entró tenía aquella duda en mi cabeza y yo detesto tener dudas.
—No se preocupe —dijo Sara recuperándose del susto—. Usted es sin duda alguna un buen ninja, no me había dado cuenta de que usted estaba detrás de mí hasta que hablo. Respondiendo su pregunta, últimamente me preguntan bastante eso, lo siento, pero no recuerdo haberlo visto.
—Esta bien, gracias por su sinceridad —agradeció volviendo a su asiento y tomando el menú.
—Bastante distinguido ¿no crees? —comentó Sara sobre los modales y el aspecto de aquel hombre.