6 de enero del año 2008 por la noche, el año nuevo había pasado sin muchas cosas extrañas que sucedieran en Nueva Orleans y nuestros protagonistas se preparaban porque mañana será la vuelta a clases, aunque habrá ciertas complicaciones para eso.
En aquella carretera solitaria, un camión de comida pasaba para hacer sus entregas hacia la ciudad sureña, el camino estaba oscuro pese a sus luces, tampoco se podía ver un alma por allí, todas las personas ya estaban durmiendo a esas altas horas de la noche; en medio del camino, casi llegando a Nueva Orleans, una rueda del camión se había pinchado con quién sabe qué; el conductor tuvo que estacionarse a un lado del camino para, de mala gana, cambiar la rueda del camión. Sacó todas las herramientas necesarias para cambiarla, mientras lo hacía, se escuchaban extraños ruidos a un lado de la carretera, el hombre no le tomó mucha importancia, pensó que podía tratarse de algún animal nocturno, pero no podía estar más equivocado. Un fuerte ruido provino del techo del camión, el conductor sabía que podía haber problemas, por lo que tomó su pistola que estaba al lado de su asiento dentro del camión y se fue a la parte trasera, apuntando a lo que sea que estuviera allí arriba, el escuchaba como es que rompían el techo para llegar hasta la carga que transportaba por lo que decidió lanzar un tiro de amenaza al aire.
—Sea quien sea, es hora de que bajen ¡tengo un arma y no temeré en dispararle a un misero ladrón! —amenazó sosteniendo el arma con mano firme.
—Lamento decirle señor... que eso no funciona conmigo —dijo una monstruosa voz desde arriba.
Aquel horrible ser atacó al hombre, dejándolo en un estado de shock total y dándole la libertad de comerse todo lo que traía el camión.
Por la mañana siguiente, los tres amigos fueron como siempre a clases, todos los de su clase entraron en el salón y allí estaba una persona peculiar, su nuevo maestro, alguien que Shawn ya conocía, era Jorel que se encontraba dormido en su escritorio esperando a que todos llegaran, una vez hecho eso, se levanto taciturno y con desgano.
—Hola clase, yo seré su nuevo maestro de historia y literatura —se presentó mostrando sus modales, pero su cara de cansancio contrastaba con todo eso—. Me llamo Jorel Cohen, me pueden llamar mamá, papá o lo que sea, no me importa. Creo que para conocernos mejor deberían levantarse de sus asientos uno por uno, díganme sus nombres, las cosas que le gustan y que esperan llegar a ser. Iré yo primero: ya saben mi nombre, me gusta leer y aprender de distintas ciencias, no espero nada para el futuro.
De pronto los estudiantes empezaron a notar bastante la negatividad, cansancio y desgano que transmitía su nuevo profesor y algunos perdieron el interés de hacer lo que decía.
—¿Y bien? ¿Alguien se anima? —preguntó mirando analíticamente a sus estudiantes.
—¡Yo, yo, yo me animo! —exclamó Sara con entusiasmo—. Me llamo Sara García, me gusta todo tipo de arte, la pintura, la escultura, el marionetismo y... creo que todavía no descubro que quiero para el futuro.
—Yo me llamo Samuel Dupont, profesor —se levantó Samuel, animado gracias a Sara—. Me gusta la lucha libre grecorromana y las películas de terror y lo que quiero para el futuro es ser un gran marine, al igual que mi madre y mi abuelo.
—Parece que tenemos a dos entusiastas por aquí —comentó Jorel con media sonrisa—. ¿Alguien más?
—Me llamo Shawn Simpson —se presentó Shawn, disimulando que ya lo conocía—. Me gustan las películas y cuentos de terror, también me gusta la cultura japonesa y lo que quiero para el futuro... supongo que quiero estudiar los mitos de todos los países.
Después de la presentación de nuestros tres protagonistas todos los alumnos se fueron presentando hasta el final y luego continuaron con las clases. Para la sorpresa de todos Jorel Cohen, era un buen profesor, explicaba la historia de una manera tan detallada y si alguien tenía preguntas, él las respondía inmediatamente.
Después de clases, Sara volvió a su casa para ayudar a su tío a reparar la terraza del techo, mientras los dos amigos caminaron hasta que Shawn tuviera que irse a su trabajo de medio tiempo, por el camino, Shawn le confesó a su amigo que Jorel es un ángel, más específicamente un exiliado, si bien el se veía algo sorprendido, se estaba acostumbrando bastante rápido a la locura que se había vuelto su día cotidiano.
En la compañía de Lucifer, se reunieron los seres divinos y demoníacos para discutir sobre un posible fugitivo que ande por los alrededores.
—Esto salió en primera plana esta mañana —dijo Uriel dándole el periódico a Lucifer.
—"Conductor de camión atacado por extraño ser" —comenzó a leer Lucifer—. "La extraña criatura rompió el techo de la carga del camión, devorando todo lo que se transportaba. El conductor quedo en estado de shock hasta que llegaron los oficiales de policía..." bla bla bla. "La extraña criatura según lo que pudo ver el conductor antes de desmayarse es que tenía la palabra gula... en su pecho". Sin duda es interesante.
—Esto es obra del pecado de la gula —dijo Raguel—. ¿Hay algo que puedes decirnos sobre él?
—Belcebú, señor de las moscas, el pecado capital de la gula y Quinto Príncipe del Infierno —respondió Lucifer recordando buenos momentos con su hermano en aquel infierno—. Él nunca para de comer, su hambre es insaciable, ninguno de nosotros sabe por qué no para de comer, es un glotón, pero lo que lo caracteriza además de eso, es su actitud competitiva.
—En el infierno hay una regla —interrumpió Lilith para aclarar un detalle—. Si quieres subir de rango en los siete príncipes del infierno debes vencer al que está por encima de tí.
—Cuando Azazel logó controlar a la perfección su pesada armadura, desafió a Lilith a una batalla y terminó venciéndola, así fue como ascendió al sexto pecado capital —agregó Lucifer.