En el infierno las cosas iban como de costumbre, pecadores siendo torturados, demonios torturando gente y un montón de monstruos haciendo lo que se les da la gana. En este mundo no solo están los nueve círculos del infierno, ese es solo el reino gobernado por Lucifer, cada reino del infierno es gobernado por uno de los siete príncipes del infierno por lo que en total hay siete infiernos. Belcebú, el pecado capital de la gula se encuentra en su reino, el Naraka, el espeluznante infierno budista. Estaba cocinando en una gigantesca olla a unos humanos para convertirlos en sopa, hasta que un demonio bastante pequeño interrumpe a Belcebú en su alimento.
—Mi señor, lord Azazel lo solicita en el Juicio del Infierno, es su turno mi señor de ser el juez.
—Dile a mi hermano que espere una hora más, a mi sopa todavía le falta un poco —ordenó dando un ligero sorbo para ver como le estaba quedando la sopa.
Después de un rato y de haber comido apropiadamente, Belcebú se dirigió al Juicio del infierno, un lugar en donde se juzgan los pecados de la gente que baja al infierno y allí se deciden sus destinos, quienes toman la decisión son el Jurado de los Condenados, los peores seres humanos son sacados de su tortura eterna durante un año entero para decidir el destino de los demás; los jurados de este año son: la primera asesina serial de la historia, Locusta; los dictadores Adolf Hitler y Iósif Stalin; el asesino en serie caníbal, Albert Fish; el temible pirata Barbanegra; el jefe del crimen Al capone y por último pero no menos importante, El líder revolucionario Che Guevara. Belcebú se dirigía tranquilamente a su asiento como el juez, pero de repente nota que ya hay alguien allí, Leviatán.
—¿Qué haces aquí Leviatán? ¿No se supone que era mi turno? —pregunto Belcebú algo confundido.
—Satán me informo que me tocaba fungir como juez, el Tártaro está un poco aburrido el día de hoy así que no me negué —respondió Leviatán tranquilamente mientras acomodaba los expedientes de los condenados escritos en braille.
A Belcebú le dio igual y decidió volver al Naraka para prepararse unos buenos aperitivos con almas en sufrimiento, pero mientras volvía se encuentra con Belfegor quien estaba volando en su colchón.
—Satán nos convoco en el Diyu —informó deteniéndose enfrente de Belcebú—. Parece que es algo realmente serio, también llamó a Azazel.
—¿Qué hay de Leviatán? Él está en juicio ahora mismo —preguntó Belcebú intrigado.
—De él aún no lo sé, pero será mejor que nos apuremos, no quiero llegar tarde y recibir una paliza de Satán.
Belcebú y Belfegor llegaron al temible Diyu, el infierno de la mitología china, en el centro del mismo estaban Satán y Azazel quienes estaban esperando a los demás.
—¿Qué es lo que sucede Satán? ¿Por qué nos llamaste a todos aquí? —preguntó Belfegor con un poco de desgano, ya que quería volver a dormir.
—Los traje aquí por una simple razón: haremos un golpe de estado —declaró para la sorpresa de todos— ¡Es suficiente de vivir en el infierno, descubriremos como fue que Lucifer y Lilith salieron de aquí y purgaremos a la tierra del mal, una vez que todos los pecadores de la tierra hayan caído por nuestra mano iremos por lo que siempre hemos querido, volver al cielo!
—¡Un momento! ¿Revelarnos contra Lucifer? No puedo hacer eso, Satán —replicó Belcebú con firmeza—. A mí me venció nuestro hermano Uriel, me venció de una manera justa y si no respeto el acuerdo que hicimos, estaré faltándole el respeto a mi honor.
—¡Idiota! Jorel está con ellos, él me hizo ver cosas con sus telepatía ¿qué te dice que no hizo lo mismo contigo para que perdieras? —interrogó Satán, consternando a su hermano.
—No, ellos jamás harían algo como eso.
-Ellos nos mandaron al infierno, ¡Estamos atrapados aquí por su culpa! —exclamo molesto, tirando vapor de su espalda—. Sin embargo, eso va a cambiar.
—Tengo una pregunta —dijo Azazel levantando la mano— ¿Qué hay de Leviatán? ¿Por qué no está aquí si el es el segundo pecado capital más poderoso?
—Porque no solo es el segundo pecado capital más poderoso que existe —respondió Satán logrando calmarse un poco—, él es también la mano derecha de Lucifer, unos de los más leales a él, si descubre lo que estamos planeando nos detendrá, por eso no lo convoque aquí, pero una vez que otros caídos se unan a nuestra causa lo derrotaremos y saldremos de aquí ,pero primero lo primero. Debemos hacernos más fuertes si queremos vencer, por lo que por el siguiente año nosotros cuatro pelearemos aquí en el Diyu. Luchen como si su vida dependiera de ello, peleen conmigo a matar.
Azazel y Belfegor se lanzaron al ataque de inmediato pero, el que tenía más dudas de todos era Belcebú, no quería creer que su hermano podía hacer trampa para que el regresara al infierno, lo pensó unos segundos y decidió que si quería obtener respuestas debía volver a la tierra, así que se puso manos a la obra con sus demás hermano.
Así pasó un año entero de un duro entrenamiento, los pecados capitales entrenaron arduamente hasta que no podían seguir más y luego seguían peleando para hacerle frente a sus hermanos, hasta que finalmente, cuando ya se habían vuelto aún más fuertes que antes reunieron a todos los ángeles caídos, un total de treinta para realizar su temible revolución infernal. Quien toma la palabra es Satán quien se pone enfrente de los otros príncipes del infierno y empieza su discurso.
—Durante miles de años, algunos incluso llevan aquí millones de años, hemos estado encerrados aquí y ¿Por qué? Porque nuestro Padre no podía aceptar que no somos perfectos, que podíamos cometer errores, pero yo digo, que se joda él y todos nuestros hermanos que están en el cielo, hoy finalmente podremos salir del infierno y reclamar lo que siempre fue nuestro, somos más poderosos que todos nuestros hermanos y en esta guerra Dios va a morir, todos serán juzgados por sus pecados y nosotros seremos los jueces ¡El cielo y la tierra nos pertenecerán! ¡¿Quien está conmigo?!