Viernes y Vienes

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Nombres y más

Nekane

Sonrío bajando la cabeza. Este chico es...no sé aún como describirlo.

Pero me siento bien con él.

Existe una tranquilidad y al mismo tiempo surgen los nervios que se manejan involuntariamente cuando está cerca. Puedo ser atrevida pero entonces habla algo con doble sentido con esa sonrisa y mi cara arde.

—Para contarte, tengo que empezar desde el inicio.—Alzo la cabeza para mirarlo fijamente, él también lo hace.—Al final no sé si me entenderás el por qué de las cosas, pero aquí voy.—Suspiro.

En ese rato, el chico lindo se acerca a dejar el pedido que el...oh espera, ni siquiera nos hemos dicho el nombre. Ironía.

—Espera espera. Estoy arriesgándome a contarle algo a alguien y ni me ha dicho su nombre.—Él también se da cuenta porque se queda quieto al coger la dona de la mesa.—Así que dime el tuyo chico sexy trasero.

—Pues mi nombre sencillo pero magnífico es sólo Lex.—Me río—Lex  Dimó.

—¿Ese nombre no es como para una mujer?—Yo lo veo de esa forma.

—Eres la única que a soltado eso.—Muerde la dona—Pero mi mamá y el doctor pensaron que iba a ser niña.—Alza sus hombros.

—Está bien sólo Lex.—Sus labios se alargan en una sonrisa— Quizás sólo a mí se me hace raro—Ladea la cabeza pensando.

—¿Y cuál es el tuyo ojos de fantasía?

—¿Ojos de fantasía?

—Para mí lo son.

He sido recibido miles de nombres  para mis ojos, pero nadie me ha dicho algo así.

—Nekane Blanco.

-Interesante Nekane—Agua bendita para mi cuerpo, porque la forma en que dijo mi nombre lo imaginé en otras situaciones—Ahora, te escucho atentamente.

¿Se puede sentir confianza en minutos en una persona que sólo conoces el nombre?

—El amor es tan raro sabes,—Golpeo la cucharilla contra la taza—haces tanto por el o a veces no haces nada y lo dejas ahí sin intención de entenderlo y con  la sencillez de olvidarlo—De dejarlo pasar dejando que sucedan muchas cosas, continúo—Yo conocí a alguien en el último año del colegio: un chico atractivo, el típico cliché de el más  popular y que todas desean, pero yo ni tuve la mínima intención de voltearlo a ver dos veces. Me caía hasta mal porque era alguien común y típico con sus coqueteos de lado a lado—Ruedo los ojos.

>> Lo que menos me agradaba, de pronto, me comenzaba a gustar.—Niego irónica—Él pasaba casi todo el tiempo conmigo aunque yo lo quería lejos, me hablaba aunque lo ignoraba. Sin pensarlo,  ansiaba que llegara otro día para escucharlo y lo fui conociendo a profundidad; Sus miedos y las cosas que no lo hacían ver un engreído y supuestamente perfecto. Las veces en las que no se creía bueno para todos sin intentar ser algo para sí mismo.—Yo no soy bueno, ni lo seré. Es lo que creo. Es lo que me dijo cuando conversábamos sentados en las bancas de un parque.

Lex no interrumpe, su concentración es perpetua.

>>Fueron seis meses de eso donde también él venía a mi casa y las charlas eran hasta altas horas de la noche.—La nostalgia llega sin aviso en un parpadeo—En el séptimo mes, él se me declaró con el objetivo de ser enamorados. Todo fue más que bien al inicio de la relación, varios meses de valorar nuestros momentos y de querer más pero luego de un rato a otro las cosas cambiaron. Él se iba alejando, sus acciones ya no se sentían verdaderas. Eso se convirtió en una monotonía que a mí me pesaba.

>>Pero lo dejé pasar. Al año y tres meses ya en el primer ciclo de la universidad—La garganta se me seca— me di cuenta que ahora en vez de esperarme afuera, él ya estaba adentro. No entendí en ese momento pero también no le di importancia, pensé que mi madre lo dejaba pasar para que no este incómodo afuera o algo.—Error mío.—Vaya ilusión—Pasaron tres meses y un sábado por la noche entré a casa apresurada porque tenía que ir a trabajar. No escuché ruido en la parte de abajo, pero sí en la parte superior de la casa. Así que fui subiendo, yo—Mierda, a veces me da cosas contar esto y sólo le he dicho a dos personas—comencé a escuchar gemidos descontrolados, pensé en verdad, creí que era mi mamá y encontró un novio para ella—Regreso a ver la taza moviendo la cuchara dentro.— La puerta estaba entre abierta y vi su espalda. Él estaba encima de mi madre.—Él se tensa, y se mueve acercándose para poner las manos sobre la mesa dejando de lado su comida—Era mi novio Lex.

—¿Qué hiciste?—Pregunta con los ojos abiertos, impactado,

—Sentía tanta rabia,—Recordarlo es difícil.—creo que eso fue lo que me impulsó abrir la puerta e interrumpir esa mierda. Mi madre sólo se quedó asombrada sin saber que decir y alejándose a taparse con una sábana. Él en cambio quería acercarse y dar una explicación para lo que vi—Me río desganada—¿Pero qué es lo quería decirme Lex?, yo simplemente le grité a él, insulté a mi madre y me largué de ahí con la decepción a mis espaldas.

Él se queda callado por segundos.

 

 



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En el texto hay: romance, humor amor, romance adulto drama

Editado: 05.11.2020

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