No se movió ni un ápice, nada, ni siquiera parpadeo. Al bajar la vista lo único que había visto había sido la fresa y las raíces sobresalientes del árbol, pero entonces centro la atención en la fresa y supo inmediatamente que efectivamente la fresa era la que había hablado. No sabía cómo explicarlo, la fresa no tenía boca u ojos, pero Helena sabía que estaba viva, era como si sintiera su energía fluir y transitar, dejando así las palabras en el aire para que ella las escuchara.
—No debes sentir miedo— dijo el fruto leyéndole los pensamientos a la asustadiza infanta— no voy a hacerte daño.
Helena trato de decir algo, pero simplemente no era capaz de articular palabra alguna, los intentos de producir sonidos quedaban ahogados en su garganta. Sabía que existían cosas que aún no comprendía, muchas veces había preguntado sobre palabras y sucesos que escuchaba o veía y le respondían que eran cosas de mayores, que no lo entendería. Pero sólidamente sabía que lo que estaba pasando no era una de esas cosas. Naturalmente esto se salía de cualquier protocolo que tuvieran los adultos.
Al fin inspiro profundo y reunió toda la valentía que poseía— Que eres — espeto— y porque me molestas a mí.
—Lamento si asuste a la pequeña comadreja— Ahora la voz parecía molesta, irritada. No sabría decirlo, era difícil notar si una fruta sin rostro se enojaba contigo.
—No has respondido a mi pregunta— Helena seguía en pie de guerra, necesitaba saber qué cosa le estaba hablando.
—Pero que insolente... bebe humanoide repudiable— A la niña le parecía increíble que la voz que había comenzado hablando de forma tan dulce y recatada ahora la estuviera insultando. Sencillamente no lo iba a permitir. ¿Que se creía esa fresa como para asustarla de esa forma y luego ofenderla?
—Pues tú no eres una fresa muy bonita ¿sabes? — ataco devolviendo el insulto— eres morada brillante, ade... además... hablas. Eso es antinatural. Seguro que eres la mascota de una bruja o algo así.
— Y ellos piensan que puedes ser diferente— susurro venenosa— que equivocados están. Eres igual a él. Eres mala.
Helena no comprendía ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, no sabía quiénes eran "ellos" y tampoco quería averiguarlo. Estaba cansada, resulta que no solo sus compañeros la estaban hostigando, sino que ahora también las frutas. ¿Que seguía? ¿Que el gato del vecino la regañara por no ir a buscar la leche?
—Ya es suficiente, probablemente ya me volví loca, pero aun si es así, me canse de escucharte. Me voy. Te dejare tranquila para que así puedas aterrorizar a todos los que pasen por el bosque.
Se fue sin esperar una respuesta, sinceramente luego de liberar toda su ira por la grosería de la voz, el miedo había vuelto. De un momento a otro se había dado cuenta de lo macabramente raro que era estar discutiendo con una fresa en medio del bosque. Camino a su casa se inquirió si realmente estaba loca, si era verdad lo que la había dicho la fresa. Espero que no y deseo que un relajante sueño le despejara la mente.
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amistad sin limites, magia blanca y oscuros poderes, lazos ancestrales y herencia de sangre
Editado: 19.06.2019