Vista al mar

Capítulo 8. Sentimientos.

Antes de marcharme del hospital tuve una conversación con el doctor:

―Debería haberse quedado por lo menos una semana más en observación. Si le pasa algo, será su propia responsabilidad.

―Soy consciente de eso.

―Es normal tener sentimientos difíciles e inesperados después de lo que ha pasado. Es posible que usted tenga sentimientos de rabia, depresión, temor o ansiedad. Podría tener pesadillas o seguir pensando acerca de lo que ha pasado. Si presenta algunos de estos síntomas no dude en acudir a algún profesional, hay tratamientos para ayudarlo, no cargue con tanta presión.

―Estaré bien, gracias por todo, doctor ―dije retirándome lento y con la mano apoyada en el vendaje.

No quise pasar más tiempo en el hospital. Ya había pasado una semana desde que estaba ahí, y la verdad, me sentía mucho mejor desde el día en el que me dispararon. Los puntos de sutura que me habían dado de a poco empezaban a cicatrizar y me habían recetado unos medicamentos para disminuir el dolor y prevenir una futura infección.

Ya estaba oscureciendo. Salí a caminar por la playa, bajo la lluvia de las nubes, sin importar que me mojara o se empapara la herida. Necesitaba despejar un rato la cabeza, acompañado de una cerveza bien fría que compré en un quiosco cercano.

Me dirigí a un muelle un tanto abandonado alejado de la ciudad. Puede que a algunos les parezca que esté un poco deteriorado, pero para mi es un lugar hermoso. Me tranquilizaba demasiado venir aquí. Mi padre me traía de pequeño. Nos sentábamos en el final del muelle, podíamos quedarnos horas mirando el mar. Por más que hubiera una charla o no de por medio, el silencio nunca incomodaba. Aun extraño su partida.

Me senté ahí, contemplando el crepúsculo del cielo. Escuché pasos acercarse de a poco.

―Sabía que te encontraría aquí ―dijo la voz de esa persona

―Te he escuchado llegar, Juan ―respondí. Aproveché que había dejado de llover para prender un cigarrillo―. Siéntate, amigo, me hacia falta una buena compañía. ¿Quieres uno?

―Sabes que yo no fumo. Tú tampoco tendrías que hacerlo. Te noto triste, cuéntame qué te pasa.

―Uf. ―Expulsé el humo de mi boca. Miré hacia el cielo―. Es complicado.

―Puedes confiar en mí, solo dime.

―Está bien, es mejor que ya no haya secretos entre nosotros. Debí habértelo contado antes.

―Me estas asustando, Mateo, ¿Estas bien?

―Estoy... ―deje pasar unos segundos para continuar― enamorado.

Me miró, confuso.

―Pero eso es hermoso, amigo. Dime quien es la afortunada.

Le negué una mirada, y él volvió a preguntar.

―¿Cuál es el problema?

―Es Alma, ese es el problema. Tiene novio, y además, alguien como ella nunca se fijaría en un ridículo policía de ciudad como yo. Mírame. ―Arrojé lo mas lejos que pude la botella―. Solo mírame y dime lo que vez,. No podría ofrecerle nada, ni siquiera tengo tiempo para ofrecerle amor.

―Sí, Te miro, ¿y quieres que te diga que veo? Que tienes un buen corazón, eres humilde, honesto, amable. Nunca te rindes, me lo demostrarte siempre y lo has demostrado en los últimos días, estoy seguro que esta no será la excepción.

―Exageras, solo quieres hacerme sentir bien.

―¿Y por qué no le confiesas lo que sientes? No puede ser tan difícil hacerlo.

―¿Estás loco? Apenas me conoce y tú quieres que le diga que la amo, así de la nada, suena estúpido solo de pensarlo

―¿Y cuál es tu plan?

―No hay ningún plan. En realidad, ―Me levanté. Di unos pasos en dirección a la ciudad, y terminé la oración―, nunca hubo nada.

―Espera.

―Gracias por la charla. Te veo mañana en la comisaria.

Por fin volví a casa luego de casi dos semanas. Había sido un día peor que el otro. La casa se encontraba como siempre, desordenada, como mi vida en sí. No tenía apetito así que solo me di un baño y me tendí en la cama.

Me desperté luego de haber dormido solo cinco horas. Me levanté entre el mareo que me generaba alistarme para el trabajo, desayunar y que se me hacía tarde. Subí a mi auto. Al llegar a la comisaria pude notar desde lejos la presencia de los periodistas en la entrada, apenas me vieron bajar se me abalanzaron encima.

―¡Comisario! ¡Comisario! ―escuchaba por todos lados. No entendía cómo se habían enterado que hoy vendría.

Escuchaba preguntas por todos lados, no terminaban de preguntar una que ya preguntaban la otra:

―¡¿Cómo rescató a Micaela? ¿En qué condiciones la encontró?!

―¿Cuánto dinero recibió por el rescate?

―¿Cómo está por los disparos? ¿Ya está recuperado?

―¿A dónde está el faraón? Se rumorea que lo dejaron a escapar.

―Bueno, buen día para todos ―intervine―. Solo quiero aclarar que el rescate a la señorita Mancilla no fue individual. Trabajamos en conjunto con muchos policías. Todos arriesgamos la vida, algunos por desgracia la perdieron. En cuanto a mí, estoy bien por los disparos, me siento bien para volver a trabajar.

­―¿Qué se sabe del paradero del faraón?.

―Esa es información clasificada, no estoy autorizado a comunicarla en público.

Luego de la charla con los periodistas intenté abrirme paso entre la cantidad de gente que había y me dirigí hacia mi oficina.

―¡Jefe! ―gritó Pereyra desde lejos ―¿Estás aquí?.

―No, solo soy una ilusión óptica de tu cerebro.

Reímos juntos.

―No pierde el humor usted.

―Y tu no pierdes el gusto por hacer preguntas estúpidas ―sonreí―. No te lo tomes tan enserio, me alegra volver a verte. Dame una buena noticia, ¿tienes alguna pista de ese tal... fanfarrón, faraón? como sea que se llame el tipo ese.

―Me temo que no. Al tipo es como si se lo hubiese tragado la tierra, o, el mar en este caso. Tiene pedido de captura internacional, su caso lo maneja la mismísima Interpol. Nosotros ya no podemos hacer nada.

―Que lastima que no podamos hacer nada, de todas maneras hay que estar atentos, esa gente es peligrosa. Estaré en mi oficina por si me necesitan.



#25857 en Novela romántica
#2419 en Detective
#692 en Novela policíaca

En el texto hay: misterio, amor, suspenso

Editado: 28.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.