🦋Geraldine🦋
Miro mi nuevo cuarto, me siento en la cama todavía algo incomoda por mudarme. Limpio mis lágrimas y trato de evitar sentir esa punzada de dolor en el pecho.
Ayer enterraron a mi madre y no fui lo suficientemente fuerte como para ir.
Me siento patética.
Mi madre ni siquiera me quiso lo suficiente y yo aquí llorando por ella. Estuve hablando mucho con mi tía al principio con recelo pero una vez que note la maravillosa persona que es me fui relajando.
No se parece en nada a mi madre en el sentido de maternidad, ella me refugió en su casa sin pensarlo dos veces, mientras mi madre solo pensó en ella misma. Me contó sobre ella, que ya tiene treinta años pero sigue soltera, dice que conoció muchos hombres a lo largo de su vida, pero ninguno que valga la pena recordar. Vive sola en esta enorme casa y me extraña que no se sienta sola, me contó sobre mis abuelos que murieron hace unos años por la edad.
Su casa es muy bonita y acogedora, está cerca del colegio lo que es un gran alivio, pero algo más lejos de la casa de Danielle, eso me recuerda de qué mañana ya es lunes y tendré que ir a cuidar al pequeño de Nathan.
Con tal de que no esté el insoportable de Cayden todo irá bien.
Me pone demasiado nerviosa estar junto a él.
Siempre fui muy solitaria no es porque no intente hacer amigos sino que todos tenían una mala impresión de mí, se dejaban llevar por los chismes. Mi única amiga es Cindy, con la cual no he hablado. He ignorado sus llamadas, no sé cómo decirle lo de mi madre me costará soltarlo, ella nunca me juzgo ni nada pero ella tiene la vida perfecta. Padres que la aman, hermanos, un novio perfecto, lo que me hubiese gustado tener yo algún día.
Me río solo con pensar aquello, ni siquiera he tenido novio alguna vez, ni lo tendré. Nadie me querrá nunca, sabiendo la maldita enfermedad que tengo.
No soporto vivir.
Y las marcas en mis muñecas lo demuestran.
Por suerte mi tía Celia no se percató de eso, no quiero tener que dar explicaciones sobre ello. Tomo mi libro de la mesita de luz y lo abro, pero justo en ese momento tocan la puerta.
—Pasa —Murmuro en tono bajo.
Se me da fatal levantar la voz.
—Hola —Farfulla Celia entrando al cuarto— ¿Vas a cenar?
Niego con la cabeza.
—No, no tengo hambre, pero gracias por preguntar.
Ella hace una mueca mientras se cruza de brazos.
—Ger... no has comido nada hoy —Dice y yo la miró frunciendo el ceño.
— ¿Y? a veces no comía en días.
Ella se lleva la mano a la boca sorprendida.
—¿Qué?
Retuerzo mi cabello incomoda. Debo aprender a mantener la boca cerrada.
—Pues, antes no me alcanzaba el dinero para la comida... y bueno —Me calle, no era algo que me gustase recordar.
Recordar las veces que mi mamá me exigía dinero para sus bebidas me dolía, ni siquiera pensaba en que su hija debía comer.
Como dije antes, solo pensaba en ella.
Ella tiene lágrimas en los ojos, se puede notar como lucha internamente para no echarse a llorar.
—Pero aquí no tienes por qué pasar hambre cielo —Dice acariciando mi cabello—. Te puedo preparar algo delicioso.
Asiento.
—Me encantaría —Digo sonriendo. Sonríe y sale de mi cuarto rápidamente.
Celia no sabe que para mí eso ya es normal, pero creo que lo mejor es darle el gusto.
Me levanto de la cama y bajo para ayudarla en lo que pueda.
💎💎💎
—Si Tía —Digo descolgando mi chaqueta del perchero—, No tengo problema en seguir trabajando.
—Pero no hace falta, a mí me sobra dinero.
—Sí, lo sé, pero me sentiría más cómoda si puedo aportar algo en la casa.
Ella asiente.
—Si eso es lo que quieres... de acuerdo.
Sonriente me acerco para besar su mejilla.
—Nos vemos más tarde.
Salgo de casa y suelto un suspiro.
Hoy en el colegio todo fue un maldito desastre, como siempre el grupo de la brabucona me molestaba, pero menos mal Cindy me defendió. Ya le conté todo, como era de esperar me consoló, eso me hizo llorar más.
Cindy es como una hermana para mí, la única que me demostró cariño, aparte de mi padre obviamente. Lo extraño tanto... las cosas serían tan distintas si él estuviera conmigo en estos momentos.
Subo al autobús que gracias a dios está vez no tardó demasiado, voy al asiento del fondo y me dispongo a mirar por la ventanilla. Celia se ha comportado genial conmigo, tenía miedo de que sea igual que mi madre, pero estuve tan equivocada.
Un leve mareo me hace sentarme recta.
Respiro profundamente y abro la ventanilla para que el viento me sople en el rostro. Una vez que llego a la parada siguiente bajo del autobús y camino una cuadra para llegar a la casa. Toco el timbre y la puerta se abre en un segundo.
Hago una leve mueca al ver que se trata de Cayden.
¿Qué hace él aquí? Que yo sepa el viernes estuvo solo porque yo debía estar siendo supervisada.
—Geraldine —Saluda con su voz pastosa. Solo asiento y él rueda los ojos—. Me olvide que eras muda.
Tengo ganas de decirle que ya me escuchó hablar antes pero me contengo.
—Adelante —Dice dando un paso atrás para que pueda pasar. Antes de que pueda preguntar algo él me dice—. Dani se fue un poco más temprano hoy así que me quede con Nath hasta que llegaras.
Frunzo el ceño.
—Pudo haberme llamado —Digo y él se sorprende al oírme hablar—. Pude venir aquí antes.
Él se encoge de hombros.
—No sé, mi hermana es algo tonta.
Lo fulmino con la mirada.
Danielle es una persona buena y agradable no como él. Por alguna razón miro su cabello, está muy desordenado tengo ganas de pasar mis manos por él y arreglarlo aunque sea un poco. Es un desastre, niego internamente, creo que el niño es otro.