GABRIELA

Después de recorrer por un largo tiempo las calurosas y tropicales calles de Los Ángeles, llegaron a su destino: un parque. Sí, un parque, pero no uno cualquiera; era el más bello que había visto desde que salió de ese horrendo avión. No hacia falta residir por esas calles para saber que los vecinos eran muy buenos en lo que hacían, en este caso, el mantenimiento de este bello lugar.

-Bien, ¿Qué te parece este lugar?

-Es muy hermoso, sí que saben apreciar lo que la naturaleza les brinda- respondió ella aún hipnotizada por todo el esplendor de aquel lugar.

-Gracias

-De nada, espera, ¿por qué agradeces?

-Es que mi madre es la alcaldesa  del vecindario y como viaja muy seguido yo soy el encargado, temporalmente, de todo

Benjamín, al ver que la chica seguía procesando la información que acababa de recibir, volvió hablar.

- Voy por unos helados, ¿me acompañas?

-No, prefiero esperarte acá... quiero grabar en mi mente la detallada imagen de esta belleza

-Bien, no tardo y no te alejes mucho que te puedes perder

Ella solo se limitó a asentir con la cabeza, mientras buscaba una banca en donde sentarse.

-Hola                           

Al principio no respondió ya que pesaba que no era a ella a quien le dirigían la palabra.

-Hola- volvió a decir el chico, esta vez, con más seguridad que antes. Fue ahí que Gabriela comprendió que le hablaban a ella.

-¿Hola, te conozco?

-Al parecer no, de lo contrario hubieras caído en mis encantos- "y este zonzo de donde salió"- pero soy Loui. Un placer, nena

-Eh, igualmente... supongo- dijo Gabriela un poco aturdida por lo que acababa de suceder hace unos momentos.

-Ves a los chicos de allá- ella asintió- son mis amigos- "y eso que tiene que ver conmigo "- te han visto y me han desafiado hacer algo en lo que estás involucrada. No es nada malo, creo

-¿Crees?- dijo ella arqueando una ceja

-Sí, es decir no

- ¿En que consiste exactamente tu reto?

-Consiste en...

-En?...

-En...

-En?...

-En....

-¿Podrías decirlo de una vez?- dijo la chica tratando de controlarse para no propinarle un golpe al pobre muchacho que tenía frente suyo.

-Besarte- dijo en un susurro apenas audible.

-¡¿Besarme?!

-Sí, así- y sin darle tiempo para escapar la besó. Al principio no reaccionó, pero luego sus labios cedieron contra su voluntad. Su lado racional le imploraba a gritos alejarse de ese maniático desconocido roba besos, pero el otro lado, el curioso, le decía que no escuchara su lado racional ya que quería descubrir a que sabían los labios de aquel chico de piel morena con ojos verdes, quería experimentar ese sentimiento lleno de drama y romance que mostraban todas las series que ella veía en Netflix.

Nada, no sucedió absolutamente nada. De acuerdo, no esperaba un beso bajo la luz de la luna llena, con un árbol de cerezo del cual cayeran las hojas en medio del beso dándole un toque de romance al momento porque eso solo pasa en las películas y dramas, ¡pero al menos esperaba sentir ese revoloteo mágico estomacal!

Fue entonces que reaccionó y cuando estuvo a punto de apartarse del chico, sintió que alguien intentaba interponerse entre ambos y así lograr finalizar ese momento tan incómodo para la chica ya que, al parecer el pícaro de Loui sí que lo estaba disfrutando.

-¡¿Qué esta sucediendo aquí?!- exclamó la persona que los había separado.

Gabriela quería contestar, sin embargo, sus cuerdas vocales no respondían. Así que la persona continuó hablando.

-¡Vaya. ¿Te dejo un par de minutos y cuando regreso te encuentro besándote con el idiota de Loui?

-Yo puedo explicarlo, Ben

-¿Así qué me dirás ahora, que tus amigos te retaron hacer eso?

-Aunque no lo creas, eso es exactamente lo que pasó

- Solo no te le acerques, ¿De acuerdo?

- ¡Já! Y dime Benibú, ¿tú quién eres para prohibírmelo?

"En serio, ¿se van a poner a pelear como niños?" pensó la chica que estaba expectante de toda la situación.