Sin saber por qué. Este colibrí come cuando siente; no solo cuando se siente mal, también come cuando se siente bien. O cuando no siente nada y se siente vacío.
Sin importar cuál emoción sea, siempre que tiene alguna emoción exaltada, va por comida.
Se alimenta del néctar de las flores. El néctar está conformado por grandes cantidades de azúcares naturales, como fructuosa y sacarosa, agua y minerales.
El colibrí no es consiente de lo que hace; hasta que esto termina. Y cuando se da cuenta de que comió por sentir, se siente muy mal; cosa que lo lleva a comer de nuevo, creando un terrible ciclo.
Pero debe saber que no tiene por qué sentirse así, no tiene por qué culparse por algo que su cuerpo le pide. Cuando aprenda a no reprimirse o culparse a sí mismo, logrará ser más consciente de que causa esos momentos de ataque a la comida, y podrá lidiar mejor con ello.
No tiene por qué castigar su cuerpo, y él mismo sabe que esos atracones no los hace conscientemente, entonces ¿Por qué castigar a alguien que ni siquiera sabe lo que hace?
Es como querer castigar a un bebé por romper algo. Es solo un bebé, no es consciente de lo qué pasa o hace, y puede aprender pero no castigándolo, si no poco a poco entrenándolo.
Teniéndole paciencia y amándolo.
El colibrí lo entenderá, se aceptará, se acostumbrará y soltará toda aquella culpa innecesaria, se amará y será sólo un amargo recuerdo más.
No es fácil, pero este pequeño colibrí lo logrará, porque ha podido con más y esto no lo detendrá.
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psicologico, ayuda emocional, autoestima y superacion personal
Editado: 13.12.2021