Cap. 7 - "Recuerdos"

¿En qué momento decidí aceptar estar a solas con Derek en su apartamento? A decir verdad no puse ninguna oposición por que hay muchas cosas que tengo que aclarar con él, debemos comportarnos como los adultos que somos, hablar de mi embarazo y del aborto, sabía que tarde o temprano tendríamos que hablar, pero fue más pronto de lo que hubiese querido, no sé cuánto tiempo llevo pensando lo que le diré y lo que él me dirá.

—¿Zoé? ¿Todo bien? —pregunta Derek del otro lado de la puerta.

—Eh... Sí. Dame un par de minutos, ya salgo.

Lo escucho retirarse y yo vuelvo la vista enfrente, donde mi reflejo se ve a través del espejo, mi rostro está mas pálido de lo normal, mis ojos se ven más apagados de lo normal y debajo de ellos hay un pequeño rato de ojeras, tengo que descansar mejor. Trato de alguna manera tener una mejor presentación, pero sé que no funcionará ya que mi estado de ánimo está algo decaído.

Salgo del baño y encuentro a Derek sentado en la cama, tiene la mirada baja y sus manos descansan en su regazo pero movía los dedos tratando la manera de controlar su  nerviosismo, aunque un poco injustificado ya que la nerviosa soy yo.

—Sé que esta situación es algo incómoda, pero necesito saberlo todo Zoé, no puedes tener esta carga tu sola.

—No es una carga, es mi vida.

Su mirada se alza a velocidad y sus ojos conectan con los míos.

—¿Qué es exactamente lo que quieres saber?

—Todo.

—¿Y que es todo para ti?

Se queda en silencio analizando lo que dirá, me da la impresión de que es un tema ajeno a mi embarazo.

—¿Por qué dejaste las pastillas antidepresivas? ¿Qué era lo que te sucedía antes de conocernos?

Esas preguntas me tomaron por sorpresa, mi pasado era algo que intentaba olvidar, fueron unos meses duros, hasta que lo conocí, me di cuenta que en verdad podía tener alguien a mi lado por que quería, no por qué lo estuvieran obligando.

—¿Quién te dijo eso?

—Nadie...

—¡Mientes!

—Te digo la verdad Zoé. El día que te marchaste, leí tu carta, no sabía que hacer o de que manera localizarte, así que regrese a tu casa en donde encontré el frasco de pastillas a medio terminar. No te miento Zoé, sé que no querías que nadie lo supiera, pero para eso debiste evitar dejar evidencias.

Me quedo en silencio, sé que tiene razón, pero también tengo mi orgullo, así que decidí relajarme, ya que no quiero tener más problemas con él y que las cosas vuelvan a terminar mal.

—No quiero pelear Derek, estoy cansada de eso.

—Lo sé, solo... —suspira pesadamente y camina hacia mi para tomarme de las manos — Solo quiero que resolvamos esto y dejar el pasado atrás.

—Se pueden aclarar las cosas, pero nada cambiará.

—¿No regresaras conmigo? —pregunta en un susurro.

—No Derek.

Me suleta de las manos y se sienta de nuevo en la cama, sé que no le gustó lo que le dije, pero es la verdad, por mucho que lo ame no puedo simplemente dejar de lado lo que pasó.

—¿Por qué? Créeme qué he tratado la manera de responder esa pregunta que me ha estado invadiendo todo este tiempo. ¿Me amas Zoé?

—No estamos aquí para hablar de eso Derek.

—Contesta mi pregunta.

—Dije que no. Retomemos el tema o me voy de aquí.

Se queda en silencio por un par de segundos, algo me dice que no dará su brazo a torcer, así que salí de la habitación a paso rápido, en uno de los sofás de la sala encontre una maleta negra y aunque no la observe detalladamente, sabía que era mia, así que la tomé y retome mi camino hacia la salida.

—No te vayas Zoé.

Su voz hace que me detanga ¿Por que? Ni yo misma sé esa respuesta.

—¿Por qué he de quedarme? Somos un completo desastre, no podemos ni siquiera tener una conversación normal.

—Podemos intentarlo.

Su comentario hace que sonría, pero es una sonrisa triste, ya que extrañaba esta sensación de calidez que sólo él ha causado en mi.

—Solo contestaré las preguntas que se relacionen con mi embarazo o estado emocional.

Me di vuelta y camine a uno de los sofás, Derek se sentó en frente de mi.

—¿Por qué tomabas esas pastillas?

—Por mis padres —estaba decidida a contestarle, pero quería evitar más rodeos para terminar rápidamente con la charla.

—¿Cómo...?

—En realidad, como toda hija nacida en un matrimonio me negaba de alguna u otra forma que ellos se separarán, mi padre siempre fue un amor con mi mamá, pero ella lo engañaba.

—¿Con el mismo tipo...?

—No Derek, con otro —su expresión es de sorpresa y no lo culpo —. Papá estaba decidido a dejarla, pero yo fui la más afectada en esta situación, asi que le dio otra oportunidad y como ya sabrás le volvió a fallar.

—¿En qué momento comenzaste a tomar esas pastillas?

—A pesar de que estaban juntos no eran felicices. Sus discusiones eran cada vez más fuertes y tenía mucho miedo por ambos y por mí y sin darme cuenta, estaba cayendo en depresión. Ellos no se habían dado cuenta hasta tiempo después. Fue allí que empecé a llevar un poco de terapia y a tomar las pastillas.

«Mis padres dejaron de pelear, sobretodo en mi presencia. Conocí a mis amigas, ellas siempre estuvieron apoyándome y estuvieron a mi lado cuando sufría algún tipo de recaída. Luego te conocí a ti. Allí supe que ya no necesitaba tomarlas, ya que mis padres podrían separarse pero yo no estaba sola, tenía personas que me amaban en verdad. Pero como tú sabrás, eso se acabó.

—¿Has vuelto a tomarlas?

—No.

—Zoé, quiero ser sincero contig, me preocupa tu salud ya que llevas dos ataques de pánico y eso afecta de alguna manera.

—Lo sé Derek y te lo agradezco, pero esto es algo mío y puedo salir adelante...

—¿No quieres que te ayude?

—Derek, entiéndeme, he salido sola en situaciones peores, puedo con esto sola...

—No estas sola Zoé ¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que entiendas?

—El que no entiende eres tú.

Nos quedamos como siempre en silencio, sabía bien que tendría que quedarme callada, pero no puedo simplemente darle la ventaja de manejarme como él quiera, o que tome las decisiones que a él le parezcan correctas.