Sentía algo tibio y mojado pasar por mi pierna hasta detenerse en mi muslo.
— Delicioso. Me encanta tu olor a pureza.
Abrí poco a poco mis ojos y me incorporé velozmente al darme cuenta que no estaba en la habitación ni en la cama.
¿Qué hacía en medio del bosque?
Por alguna extraña razón no sentía el frío, miré mi camisón blanco que hacía resaltar mis pezones rosados.
Una estruendosa y maniática risa me hizo temblar. Me crucé de brazos y caminé como pude, sólo quería salir de aquí.
Esto es sólo una pesadilla, Camille.
No tienes nada de que preocuparte.
— ¿Adónde vas? — preguntó una voz ronca y oscura.— No tienes escapatoria. ¡Te haré sufrir como lo hice con todos!
¿Qué demonios está sucediendo?.
El bosque desapareció en una neblina, ahora me encontraba en un cuarto con las paredes manchadas de sangre.
Intenté levantarme pero me encontraba amarrada encima de una mesa.
Comencé a escuchar una versión tetrica de"Pop Goes the Weasel"seguido de unas pisadas acercándose, fue ahí cuando intenté querer liberarme.
— ¿En dónde estoy?— pregunté para mi misma.
Algo me cubrió mis ojos impidiendome ver. Sentí algo filoso pasar por mis piernas.
¿Son garras?
Esto no parece una pesadilla.
Mis lágrimas mojaron la tela que cubría mis ojos, me moví incómoda al sentirlo cerca de mi intimidad.
— No te muevas caramelo.
— ¡SUELTAME BASTARDO!— grité con fuerza, al parecer esi lo hizo enfadar ya que sentí como enterraba sus garras en mi pierna.
Chille de dolor.
Su risa me hizo callar mis lamentos.
¿Qué tiene de gracioso esto?
Podía sentir la sangre caer por mi piel.
— Tranquila Camille. Esto sólo es un sueño.
Escuché un murmuró cerca de mi oreja seguido de algo viscoso pasar por ella haciendo que me de arcadas.
Me levanté como un rayo respirando agitadamente. Toqué mi garganta que se encontraba severamente seca.
Sólo fue una maldita pesadilla.
Al observar mi habitación pude respirar tranquila, los rayos solares se colaban por el ventanal haciendo que me quedará ciega por un momento.
— ¡Despertaste!— un fuerte chillido me hizo girar para encontrarme con Thomas sosteniendo su caja sorpresa.
— Buenos Dias, Thomas.
Me frote los ojos varias intentando poder quitarme las legañas.
— Ana me dijo que debía de despertarte.— mencionó. Le acaricie su cabecita en agradecimiento.
— Entonces... te lo agradezco.
— ¿No te molestó que Jack se quedará a dormir contigo?—preguntó con ojitos de culpa—.Lo siento. Le dije que no te molestará pero no me hizo caso.
Frunci de inmediato el ceño.
La verdad este niño es demasiado extraño, tanto que ya me daba miedo.
—Tranquilo. Jack no me causó molestia alguna.
— ¿De verdad?— preguntó con una sonrisa. Yo asentí.
Luego de que Thomas se fuera pude cambiarme con el conjunto que usé ayer. Arreglé la cama, tomé mi bolso y mi móvil.
Sólo quería irme de esta mansión tan tenebrosa.
Bajé los escalones tapizados y me encontré a mi madre quién hablaba con unos señores un poco más jóvenes que ella.
Mi madre me vio bajar y su rostro cambió de uno serio a uno de felicidad.
— Camille. Ven cariño, te quiero presentar al señor y a la señora Willson.
La mujer me recibió con los brazos abiertos sorprendida por su afecto hacía una persona que conocía recién.
Era una mujer bella de rostro pálido, ojos azules y cabellos rubios.
— Un gusto soy Elena. Tú madre me habló mucho de ti y que trabajabas para la marca Victoria Secret.—mencionó animadamente.— ¿Te gustaría modelar para mi línea ropa?
— Hola señora y lamentó desepcionarla pero tengo otros asuntos pendientes al regresar.
Editado: 14.07.2018