Wolfsbane

Embriagador Sabor

TRACY

Pasó un mes y medio desde que falleció y aunque el dolor disminuyó todavía hace mucha falta. Por lo tanto, durante estos días hemos hablado de muchas cosas en especial del futuro, en lo que haremos ahora que él no está.

Entre a mi habitación sorprendiéndome al encontrar a Jacob sentado a la orilla de la cama mirando al suelo.

—¿Jacob? — levantó la mirada y al verme su mirada se iluminó, se levantó y caminó hacia mí.

—¿Pasa algo? — negó.

—Solo quería hablar — me tomó de la mano y me guió a sentarme a su lado sobre la cama.

—Desde lo del falso beso varias cosas han cambiado entre nosotros... y yo solo quiero que volvamos ser los de antes en su mirada podía ver su miedo y esperanza.

—Yo también quiero volver a serlo Jacob, pero... muchas cosas cambiaron— eso solo provoco que el brillo en sus ojos desapareciera, coloque mis manos a los lados de su rostro obligándolo a que me viera a los ojos.

—Eso no significa que no arreglaremos las cosas entre nosotros... lo único que te pido es que lo tomemos con calma y arreglemos todo uno por uno — una sonrisa de oreja a oreja apareció en sus labios.

—Haría cualquier cosa por ti.

—Te amo— susurré.

—Yo te amo más — unió sus labios con los míos perdiéndome en su sabor que nunca en la vida me cansaría de probar. El beso se intensifico cuando me empuja pegando mi espalda a la cama y el colocándose encima mío con sus manos a los lados de mi cabeza evitando poner todo su peso sobre mí.

—Jacob —trate de decir algo, pero sus labios lo evitaban.

—Debo ir ayudar a Megan— comenzó a besar mi cuello.

—Solo cinco minutos— su plegaria me causo risa.

—Estás loco.

—Tú me vuelves loco— volvió a unir sus labios con los míos.

—Cinco minutos no hacen daño — dije enrollando mis brazos alrededor de su cuello perdiéndome en el embriagador sabor de sus labios.

 

MEGAN

Preparaba bocadillos cuando siento unas manos tomarme de la cintura sobresaltándome del susto, aunque no fue una sorpresa descubrir que era Noah.

—¿Qué haces aquí? — pregunto.

—Bocadillos.

—¿Me das uno?

—Claro — estaba a punto de pasarle uno de los brownies cuando el me detuvo.

—Me refiero a otro tipo de bocadillo — dice para luego acercar mi rostro al suyo y conectar sus labios con los míos. Tomé mi tiempo para disfrutar el sabor de sus labios antes que la falta de aire nos separará, lo miré a los ojos.

—Nunca me dejes — susurro con la voz entrecortada por la respiración agitada.

—No lo haré — los dos sonreímos.

—Al menos hasta que encuentre a alguien mejor que tú.

—Mejor que yo no existen.

—¿Seguro?

—Déjame te lo aseguro — me atrajo más hacia él y pego de nuevo su boca a la mía formando un apasionado beso dejándome atonada. Con la respiración entrecortada dije

—La búsqueda será algo difícil — luego puse mi mano detrás de su cuello y lo atraje hacia mí volviendo a conectar nuestros labios.

 

ALEX

Aire fresco, disfrutaba del aire fresco y el placer de sentirme libre, sin que nadie intente matarme o secuestrarme. Disfruto estas sin ataduras.

Miré a Ethan salir desesperado por encontrar algo, pero cuando me vio sus ojos se llenaron de alivio y corrió hacia mí.

—Te estuve buscando por todos lados, pensé que te habías ido.

—No me iré— mis palabras lo tranquilizaron.

—Que bien porque no dejaré que te me escapes — eso nos sacó una sonrisa a los dos, pero en el aire se podía sentir la tensión de la atracción mutua de ambos. El poso su mirada en mis labios mirándolos con deseo y provocó que sintiera ese cosquilleo en el estómago que extrañaba en sentir.

—Llevo tiempo queriendo hacer algo — él se relamió los labios haciendo más difícil resistir no besarlo.

—¿Y qué esperas? — acorte la distancia entre los dos y uní mis labios con los de él provocando una corriente entre los dos, podía sentir como ambos nos completamos. Ethan posó sus manos en mi cintura atrayéndome hacia él y profundizando el beso. Él se separó un momento para poder agacharse un poco y tomarme de las piernas obligándome a dar un salto para enrollar mis piernas alrededor de su cintura. Luego me cargo a una gran velocidad y me pego a la pared.

—No sabes la falta que me hiciste— dijo antes de volver a unir nuestros labios. 

 

 




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