Xanthe

RABIETA

 

***

Algunas personas enfrentaban los problemas, otras se dejaban ahogarse en ellos y algunos como Xanthe se limitaban a hacer como si no existieran.

Se engañaban a sí mismos convenciéndose de que todo estaba bien y que nada podría lastimarlos ni romperlos.

Evito pensar en que lo que sea que estuviese atormentando su interior estaba creciendo poco a poco como cáncer.

Solo sonrió y cerró los ojos ante su extraña realidad.

<<No hago levitar cosas, no siento el aura de las personas y mucho menos hablo con conejos>> se repetía a si misma todos los días al despertar y mientras daba de comer a Bom Bom.

Se levantó de la pequeña cama en la que dormía y fue a alistarse para ir a sus clases.

Cuando ya estaba lista se acercó a la cama de alise y la despertó tocándole el brazo con suavidad.

—Llegaremos tarde—le aviso, observando como acomodaba su pintoresco cabello azul y se restregaba los ojos somnolientos—. Te quedan veinte minutos para que te alistes.

—Levantarse temprano es un asco—se quejó la otra tirándole una almohada—. Sobre todo, cuando duermes con un extraño ser como tú.

—¿ser extraño? —pregunto Xanthe esquivando el arma ofensiva.

— ¡Claro que sí, Xanthe! —grito alise liberándose de las colchas y levantándose con una expresión enojada marcada en el rostro— Al principio creí que estaba volviéndome loca. Pero ya no puedo obviarlo más.

Xanthe se tensó de pies a cabeza.

—¿De qué hablas?

—¿Te vas a hacer a la loca? —escupió la otra con un gesto de incredulidad— ¿Me vas a negar que no haces flotar las cosas cada vez que tienes una pesadilla?

—No sé de qué hablas—contesto con rapidez.

—Puedes negarlo cuanto quieras, pero sabes que es cierto—le respondió—. No creo que Bom Bom lo haya hecho.

Se burló mientras el susodicho al escuchar su nombre levanto las orejitas para luego volver a acomodarse en la almohada de Alise.

—¿Qué quieres que te diga? —soltó Xanthe incomoda al tocar el tema.

—Probablemente la verdad —Alise respondió con rudeza—, la primera vez que lo note creí que estaba soñando y me asuste tanto que grite. Pero tu ni siquiera lo notaste y no fue hasta que dejaste de retorcerte que todo dejo de flotar.

—No sé qué quieres decir—mintió Xanthe—. No hay nada raro en mí.

—Lo hay —la contradijo—. Eso no es normal.

Xanthe comenzó a exaltarse, no quería hablar sobre ello, porque ni ella misma lo entendía. No quería hablar de ello porque si lo hacía, lo haría real.

—No sé de qué hablas— se limitó a decir.

—¿Harás como si no existiera? ¿lo negaras? —pregunto la otra muchacha algo incrédula. Sentía que se volvería loca. No había dicho nada porque no estaba segura de que le creyeran, pero sabía que Xanthe no era normal.

le tenía afecto, pero el miedo estaba ahí presente. El miedo a lo desconocido. A lo que no podía entender.

<<Xanthe es peligrosa>> pensaba cada vez que despertaba en medio de la noche y la veía en pleno descontrol.

—Ya te lo dije una vez— contesto Xanthe con convicción—. No sé de qué me hablas.

Dicho esto, una asustadiza Xanthe salió de la habitación y bajo por las escaleras con rapidez dispuesta a olvidar esa conversación.

Dispuesta a olvidar la realidad.

Ella era normal.

Los pasos desesperados de la muchacha llamaban la atención de todo aquel que se ejercitaba tan temprano por las mañanas.

Ella no se detuvo a observar a las aves ni mucho menos a las personas a su alrededor. Probablemente si lo hubiese hecho abría notado unos curiosos pares de ojos sobre ella. Ojos que no dejaron de observarla aun cuando ella desapareció entre las masas.

 

Alise y ella habían llegado a un acuerdo cuando Xanthe apenas había llegado a vivir a la casa de los Garrett, El trato era que evitarían hablar acerca de la realidad de Xanthe y los motivos por los que vivía con ellos. Obviamente el director estaba al tanto de su situación, pero aparte de él y la secretaria del colegio nadie más sabia la verdad.




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