¿y El Plan B?

CAPITULO 03

Hoy fue un día de locos de la escuela, tampoco ayuda que entre a la facultad tomada de la mano con Aleister Brown.

Camino directo a mi auto pero no logro abrir la puerta de este cuando una persona me intercepta contra el carro.

— Dime que es mentira lo que se está diciendo en los pasillos.

Aaron Williams

Me volteo para quedar frente de él.

— Puedo hacerlo pero te estaría mintiendo - le respondo con indiferencia.

— ¿Tú con Brown? - me pregunta con cara de enfado.

— ¿Qué?, ¿Tu maldita hombría no te deja pensar que alguien es mejor que tú?

— Tú misma sabes que lo odio.

Nunca me dijo el porque solo era un tipo "No quiero hablar de eso".

— ¿Y eso es un problema para mi relación?

Antes de obtener una respuesta de su parte otra persona llega detrás de Aaron.

— ¿No estas muy cerca?, Ya sabes por el espacio personal- dice mi querido novio.

Aaron se separa de mi y ve a Aleister con impotencia.

— Si no lo había notado, tal vez tu novia te quiera cambiar por mi. - dice con arrogancia

— ¿No fue al revés, ella te cambio por mi? - dice Aleister poniéndose a mi lado tomándome de la cintura.

Dios! Ahora sería un buen momento para que me muriera ¿No crees?.

— Cariño, ya vámonos tengo hambre. - hablé antes de que se matarán.

— Si, porque aquí hay personas con la que es mejor no concurrir - dice él.

Que indirecta tan directa.

No nos despedimos y emprendimos camino al auto.

Me subo en el conductor y espero a que Aleister se siente al copiloto y cuando lo hace comienzo a mover el carro.

— Wow, esa fue una linda conversación, ¿No crees? - me pregunta

— Si te refieres a qué casi se matan con miradas y comentarios, si fue muy hermosa.

— Por lo menos no nos dimos golpes.

— Sería lo único que me faltará, creeme.

— ¿Qué quieres comer? - me pregunta poniendo la radio y comienza a sonar "Youngblood" de 5SOS.

— No tengo hambre - le respondo concentrada en la carretera.

— Pero hace unos minutos dijiste lo contrario - me dice y volteo hacia donde él está ya que el semáforo se puso en rojo.

— Solo era una excusa para irnos de ahí.

— Yo si tengo hambre, llévame a comer.

— ¿Quieres algo más? - le respondo

- Si se puede un beso, no me molestaría.

Me quedo quieta y lo volteo a ver y se comienza a reír de mí.

- ¡Acelera! - me grita.

Y dejé el auto sin moverse a la mitad de un boulevard.

— Demonios - maldije y comencé a acelerar.

— Era una broma - me dice con una sonrisa divertida . — Pero si quieres no es una broma.

No le contesté y solo maneje hasta el lugar de comida rápido más cerca.

— Da vuelta a la derecha - me ordeno.

— Lo sé.

Doy vuelta a la derecha entrando al aparcamiento del restaurante.

— Vamos al drive thru (auto-servicio) - me siguió ordenado.

Voy hacia ese lugar y me formó en la fila.

— Sabes pensé que eras más agradable.

¿Qué acaba de decir el muy idiota?

— Lamento no alcanzar tus expectativas - le digo con una cara de tristeza fingida.

— Para con esa cara de pena más fingida que la voz de los cantantes.

— ¡Oye! No todos los cantantes fingen.

— Pero si la mayoría.

— Eso no es argumento válido a la hora de hacer ese tipo de comentarios.

Me vio a los ojos, ya no había sonrisa divertida o burlona, lo único que estaba ahí era una cara seria y penetrante.

— Deja de verme de esa forma - le dije de manera de reproche.

— ¿De que forma te estoy viendo según tú?

— Tan penetrante y seria.

Una carcajada brotó de su garganta y lo único que pude hacer fue mirarlo con extrañeza.

- ¿De dónde sacas tantas cosas? - me preguntó - Ya es nuestro turno.

Porque mierda sentí algo cuando dijo "nuestro", no le tome mucha importancia porque no la tenía.

— ¿Qué van a ordenar? - pregunta la trabajadora.

— Dos hamburguesas con papas fritas cada una y dos sodas de Coca-Cola, por favor.

— Bien, efectivo o tarjeta.

Antes de poder responder una voz gruesa y profunda contesto.

— Efectivo.

— Pasen a la siguiente ventana, por favor.

— Gracias - respondí al mismo tiempo de poner el coche en marcha.

Se comenzó a reproducir "Sober" de Demi Lovato.

— Aquí está su pedido - dice la trabajadora.

— Gracias - decimos a la vez y después de pagar nos vamos.

— Esa canción siempre me hace que me sienta triste. - digo estacionando el carro.

— Es una buena razón para volverla mi canción favorita.

Hago como si no hubiera dicho lo último y sigo hablando.

— Pero aún así me gusta mucho.

— Mmm... Si, decidido será agregada a mi playlist.

Me río de lo que acaba de decir y el segundos después me acompaña.

— Comeré porque creo que no aguantaré otro minuto sin ingerir nada.

— Nadie te lo está impidiendo - digo en respuesta.

Saco las papas y y las baño el catsup.

— ¿Me das? - me pregunta Aleister.

— Pero tu tienes más.

— Si, pero las cosas saben mejor cuando no es tuyo.

Me comienzo a reír de su estúpido comentario.

— Bien, agarra lo que quieras.

— ¿Eso te incluye a ti?

Y solamente lo único fue reírme de lo que dijo.
 

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#25805 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 08.05.2021

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