¿y El Plan B?

CAPITULO 06

Madelaine Anderson

Cierro los ojos tratando de volverme a dormir pero el maldito sol no me deja.

Porque tuve que tomar tanto.

Abro los ojos lentamente y levanto la cabeza un poco para ver en dónde estoy.

Mierda no recuerdo nada.

Veo que estoy en mi cuarto y siento un peso menos en mis hombros.

Tomo mi celular y veo que tengo varios mensajes.

A.Brown

¿Cómo amaneciste?

Me lo mando a las 5 de la mañana.

Checo la hora y son 12:23 de la tarde.

Madelaine

Con un poco de resaca y tú?

Me contesta al minuto.

A.Brown

Bien, toma agua y una pastilla. Te sentirás mejor.

Madelaine

Ok.

Me levanto de la cama y veo que mi mamá me dejó un vaso de agua y pastillas, me las tomo sin pensar y noto que hay una nota debajo de estos.

"Mad, espero que te sientas mejor. Voy a trabajar llegó en la tarde y ya conocí a tu novio, no me habías contado sobre él, cuando llegue hablaremos. Te amo.
Mamá"

Maldita sea.

¿Lo conoció?

Tomo el celular y marco al número de Aleister pero no me contesta.

No pasa nada, de seguro fue una conversación de hola y adiós, claro.

Me convenzo.

Camino con lentitud por el dolor de cabeza y el mareo que siento.

Tomo un chandal, una blusa que me queda como vestido y unas bragas de abuelita.

Tomo un baño relajante con agua hirviendo.

Salgo de la tina, seco mi cuerpo y me cambio.

Voy hacia la cocina, no encuentro a Marcela.

Mierda.

Tomo un yogurt del refrigerador, una cuchara y unas fresas.

Antes de salir agarro mi bote de agua.

Voy hacia mi cuarto.

Y siento algo vibrar en mi mano.

Una llamada.

Contesto sin ver el nombre.

— ¿Necesitas algo? - me preguntan del otro lado de la línea.

Aleister

— ¿Conociste a mi madre? - le pregunto llendo hacia la cama y acostadome en esta.

— Aaahh si... No le habías contado de nosotros ¿No?

¿Había un nosotros?

— Se me pasó contarle.

Digo prendiendo la televisión poniendo Netflix.

Bueno creo que ya no tendrás que explicarle, le dije que éramos novios.

— Gracias por traerme a casa, la verdad no recuerdo nada.

— ¿Nada? - me pregunta cautelosamente.

— Lo único que recuerdo fue el tomar unos tragos.

Suelta una carcajada.

— De que te ries imbécil. - le digo más enojada conmigo misma que con él.

Dios, que hice.

— ¿Estás de coña? - me pregunta y aunque no pueda verlo sé que está sonriendo. — No recuerdas ni el 1/4 de lo que pasó.

— ¿Qué pasó? - le pregunto alarmada por lo que pude haber dicho o hecho.

— Eso será un secreto, preciosa.

- Claro que no, hoy mismo me dirás.

— ¿Creando una excusa para verme? - me dice divertido.

— Ya quisieras, ¿vienes por mi?

- Deja me baño, estaba haciendo ejercicio.

Y se me vino una imagen que me hubiera gustado decir que era fea pero la verdad no.

Imagine a Aleister sin camisa, haciendo ejercicio con una pesa.

Mmmm rico con Nutella.

Dios, no puedo conmigo misma.

No metas a Dios en tus cochinadas.

No le hago caso a mi mente y me cambio.

Me pongo un saco negro, unos pantalones negros y un gorro negro.

Espero a que llegue y cuando lo hace entro rápido a su auto y volteo mi mirada hacia él.

Me mira de arriba para abajo y sonríe de manera burlona.

— ¿Qué, vamos a robar un banco o porque toda de negro? - me pregunta con una ceja alzada.

— Es lo pri... - me interrumpe

— Ooh ya sé vamos a jugar a ser espías.

— No so... - me vuelve a interrumpir.

— O tal vez quieres vandalizar las calles de la ciudad.

— Deja de interrumpirme, fue lo primero que ví.

— Que aburrida, bueno ¿a dónde quieres ir?- me pregunta encendiendo el carro.

— Quiero ir al lago.

— ¿Lago?

— Si es un lago que está casi a las salidas de la ciudad.

— Ok.

— Ahora si me dirás qué fue lo que hice y dije - le pregunté viéndolo.

— No, te había dicho que es un secreto, aparte creo que es mejor que no te enteres. - me dice atento a la carretera.

— Algún día te haré decírmelo.

— Espera sentada porque te vas a cansar.

No le respondo y solo concentro mi vista al frente.

Después de un momento alguien me sacude.

— Vamos dormilona, ya llegamos.

Poco a poco voy abriendo mis ojos y me acostumbro a la luz.

— ¿Me dormí?- pregunté

Que estúpida pregunta es obvio que si.

— Si, vamos - dice quitándose el cinturón de seguridad, abriendo la puerta y haciéndome una señal para que yo también saliera.

Salgo del auto y la brisa fresca me pega en la cara y cierro lo ojos disfrutando de la sensación.

Los abro y me encuentro a Aleister viendo el celular con una mueca.

¿Sería imprudente si le pregunto que le sucede?

— ¿Ya? - le pregunto recargando mi cadera a la puerta del copiloto.

— Claro, andando.

Caminamos juntos y comenzamos a hablar de cosas triviales.

— ¿Alguna vez te han roto el corazón? - me pregunta cuando estamos sentados en una banca.

—  Depende de que manera. - le dije con la mirada perdida.

— De la que sea, como del tema romántico, familiar o de amigos.

— Por supuesto, hace unos meses cuando termine con Aaron - le comenté y vi como sus hombros se tensan. — No me lastimó en si la infidelidad, me hirió que mi casi hermana me lo hiciera, yo realmente la quería. Creo que entre Aaron y yo lo único que había era comodidad, pensaba que era el verdadero porque fue el primero con que tuve algo tan duradero y en sí "verdadero" pero después de los primeros seis meses de relación ya no sentía esa emoción al verlo o al sentirlo cerca, no sé si me entiendas.



#25803 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 08.05.2021

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