Un mes después llegó el momento de presentarme en el juzgado. Ricardo estaba con su abogado y yo con el mío. Un amigo de mi madre que estaba avanzado en edad y que me había costado barato. Cuando salí del juzgado, entendí por qué. Ricardo lo había arreglado todo. Sino no habría explicación de cómo es que todo lo que había ganado durante nuestro matrimonio se había esfumado y yo solo me había quedado con centavos de todo. Ricardo se había mostrado compungido y el mediador lo había mirado como si él hubiera sido el engañado, no yo. Y ante la falta de pruebas de engaño la demanda no podía seguir adelante. Etc. Etc. No entendí nada.
Lo que más me indignaba era mi situación. Con un trabajo reciente, una niña hermosa que mantener y encima una departamento y cuentas que no retrocedían me tocaba tomar otro trabajo y extender la estadía de Emilia en la guardería, para poder trabajar y pagar la guardería. Un maldito circulo vicioso. Si esto era ser adulto, madre soltera y etc., no me estaba gustando. Refunfuñe, le grite a Dios en el ascensor y entre mucho más calmada a casa. Tenía que dejar mis cosas y mi ropa formal para ir a buscar a Emilia. Hoy era mi día libre en la empresa y pensaba disfrutarlo. Hacia 1 mes que me había mudado al nuevo departamento. Era pequeño pero acogedor y me sentía tranquila allí. Emilia no notaba lo viejo que era y esas cosas, yo lo notaba, pero siempre había sido optimista así que lo decoré con algunas cosas que tenía y lo hice mi hogar.
Unos días después conocí a mi vecina, una chica de 25 años que estudiaba medicina y era oriunda de santa fe. Era hiper agradable y pronto nos convertimos en amigas, venía a casa algunas tardes a tomar el té y le encantaba a Emilia. Me gustaba ella. Excepto su novio, Nicolas no me gustaba nada. Era estudiante de medicina como ella, pero había algo en él que no me cerraba, sin embargo Marisol lo quería así que no pensé nunca en decirle mis apreciaciones.
Salimos a la plaza y la invite a venir, Marisol estaba un poco bajoneada por que se había peleado con su novio y el aire la iba a refrescar mentalmente, además le gustaba ver a Emilia y siempre la llenaba de besos. Salimos con todas las cosas, la plaza estaba concurrida y el día se prestaba para ello. El cielo estaba azul y el sol brillaba con fuerza. Llevamos nuestras cosas y pronto nos encontramos sentadas mirando a Emilia en el arenero jugar con otros niños.
_ Porque estas tan triste Mari?_
_ Nicolas, que se enojo porque le dije que no podía acompañarlo a su cena de cumpleaños de uno de sus amigos. Es que tengo guardia ese día y no creo que tenga energías para ir luego de una semana de 5 guardias seguida…_
_ Por eso se enojó? ¿Acaso estas en relación de esclavitud en el hospital? Al menos la cabeza de recursos no te sigue cada paso que das. La mujer vive todas las tardes en el local en el que trabajo cuando muchos me dijeron que no solía moverse de la sede central. _
_Si, es esclavitud. Pero tendrá su recompensa. Sin embargo creo que esa mujer busca algo o a alguien ahí. _
_ No lo creo, solo creo que disfruta vigilándome como perro policía varias veces a la semana. Además, no hay nadie ahí y con nadie me refiero al ceo que este en ese edificio. _
_ Estas segura? Me pareció escucharte decir que parecía que ellos tenían una relación..._
_ No no, dije que me pareció, no lo afirme. Igual eso no es asunto mio._ dije mientras me sentaba con Emilia en el arenero. La niña levantaba una y otra vez el balde que llenaba de arena y lo volvía a vaciar.
_ Pues parece que si, ya que tu jefe mismo en persona se está acercando aquí acompañado del rubio mas hermoso que mis ojos han visto nunca jamás …_ levante la cabeza y mire en la dirección que me dijo Marisol, efectivamente el ceo se estaba acercando con otro hombre que reconocí como su amigo de jerga, se trataba de Mauricio Geller, ambos daban el exacto contraste, donde el ceo era moreno de ojos marrones, Mauricio era rubio y de ojos azules. Emilia eligió ese momento para volcar su balde en mi cabeza. Genial.
_ Buenos días_ dijo con su voz profunda el hombre mas atractivo del mundo, el ceo a quien me negaba a reconocer como mujer, ya que si lo hacia sabia dos cosas, una es que yo solo era una empleada, dos, estaba fuera de mi alcance. Mauricio repitió el saludo, sacudiéndome la arena de la cara me puse en pie con Emilia en brazos.
_ Buenos días sr. Buenos días, señor Mauricio. _ le di la mano a los dos torpemente mientras Emilia les sonreía. Yo seguí llena de arena. Una imagen justo como quería con el hombre mas atractivo del mundo.
_ Así que le gusta jugar en el arenero…_ menciono el ceo.
_ Si, es mi pasatiempo, em encontrará aquí los martes y jueves…_ la carcajada provino de Mauricio. El sr Sáenz solo me miro con una sonrisa discreta y un brillo en los ojos. La coloración en mi rostro empezó a subir mientras pensaba que diablos hacía, ese hombre era mi jefe no alguien con quien podía bromear, pero, por otro lado, que hacia mi jefe en mi día libre en una plaza llena de niños como un toro en una cristalería…
_ Mucho gusto soy Mauricio Geller, socio de Ramiro. _ se presento él con Marisol muy galantemente mientras le daba la mano. Marisol lo observaba, no había rastro de la mujer que momentos antes lo había piropeado. Luego se dirigió a mi con una gran sonrisa en el rostro. _ Así que tú eres quien lo va a soportar los próximos meses…_
_ Eh, si si.. _ mire al ceo_ no, soportar suena mal. Sin embargo, el sr Sáenz no trabaja en la misma sede que yo. _
_ No lo hace ahora, lo hará la próxima semana, ¿no se lo dijo? _
_ No, no me dijo nada. Digo no se me ha notificado nada en la empresa _
_ No, Srta. Alcázar, Mauricio se refiere a que van a renovar la sede central así que me mudare un tiempo en la sede en la que Ud. trabaja. _ sin embargo eso no me decía que hacia ahora. _ Justo pasábamos por acá camino al campo de golf que se encuentra enfrente de la plaza y justo la vimos. _