“Si algún día, nos separamos, prometeme que nos volveremos a buscar, y seremos felices"
Siempre tuve presente que lo que sentía por él era imposible. El primer día que lo vi, observé su mirada, la forma en la que analizaba cada parte de mí con tan solo su mirada, tal vez lo vi de la misma manera pero, él no lo notó.
—No eres mi tipo —dije, y era mentira, él era el tipo para cualquier mujer. Sonrió y me perdí en él. Pero claro, no podía mantener su boca callada.
—Tal vez porque no soy un vampiro como usted. —me la devolvió, y sonreí como nunca lo había hecho, tenía razón, estaba espantosa, apenas había salido de una crisis días atrás, mi corazón se negaba a trabajar. Para nadie era un secreto que cualquier emoción era peligrosa. Sólo para el
"Ni lo pienses, debes alejarlo de ti" repetía en mi cabeza
—No, porque eres un Frankenstain operado del cerebro, igualado. —salí prácticamente corriendo de ahí.
Quedarme seria peligroso para mi corazón, para mí...
Y para él.
—Rosa. ¿El amor daña?. —pregunte a mi nana
—Lo hace. —contestó sin divagar —. Pero es el sentimiento más hermosa del universo. Pero....mi niña...
Me vio con pesar.
Iba a decir que para mí, toda emoción hacia daño.
Pasaron días en los que de lejos observaba al nuevo chofer de mis padres, era hermoso, todo él lo era, pero solo pensarlo dañaba.
"Mientras esté lejos, todo estará bien" pensé
Hasta que mamá se dio cuenta que me molestaban en la facultad por mi condición y decidió que necesitaba que alguien me cuidara y escoltara.
¡Eran unos inmaduros en mi clase!
En especial Marcos, era un dolor de cabeza, y el principal causante de mi episodio semanas atrás.
Mis padres dieron la orden de que el nuevo chofer, se haría cargo de llevarme a la universidad y a la casa. Por más que mi vida era tediosa y se basaba en esperar, esos meses fueron una tortura para él, pero aunque sabía que no debía, por primera vez amé una decisión de mis progenitores.
Mas sin embargo, él no se molestaba, y eso a mí me molestaba, su buen trato era confuso, su manera de analizarme y hablarme.
"Es su trabajo" mi subconsciente me regresaba a mi realidad, pero...
Por más que quería alejarlo con mis palabras, todo se fue al caño cuando...
Marcos fastidiaba de nuevo.
Lo vi acercarse, pero no podía hacer ni decir nada, estaba perdiendo aire y mi corazón me estaba molestando de nuevo.
—Andy es una tonta y debil desahuciada. —gritó. No podía defenderme o pedirle que se alejara.
Lo siguiente pasó muy rápido.
Marcos cayó al suelo, ni siquiera escuché con claridad que fue lo que mi chofer le dijo, solo escuché la palabra “imbécil"
Verlo atento conmigo removió en mí, todo eso que estaba prohibido, así que cuando me abrazó, creí que mi corazón colapsaría en el instante.
Pero no.
Para mi sorpresa mis latidos se regularizaron, y el aire solo me lo podía brindar él.
Lo besé y me subí a su regazo. Era él lo que quería, lo que necesitaba, y mi corazón ya lo había elegido.
"Liam" ese nombre, lo amaba, sólo por pertenecerle a él, lo amaba.
Se alejó de mí, alegando que no quería perder el trabajo,
Pero no importaba, no lo iba a permitir, él seguiría a mi lado, él era esa parte buena de mi corazón, él era sin más...
El hombre que amaba
—Y si no me detengo ahora, no me detendré nunca. —Susurró sobre mis labios, y esas palabras eran las que yo quería escuchar.
Mi punto de partida.
—Entonces no te detengas nunca.
Porque yo no lo haría, aún si mi corazón lo hacía, yo no.
Lo volví a besar, necesitaba su cuerpo, saber que esto que yo sentía, era correspondido. Y lo fue.
Quité su chaleco, porque en serio estorbaba. Su camisa, miéntras él me bajaba el cierre del vestido. Desabroché su cinturón y él se acomodó para quedar en perfecta sincronía, su cuerpo con el mío.
No le dije que era virgen, pero quizá fui muy obvia porque, con cuidado y como si de no romperme se tratara, entró en mí y me hizo suya.
Y sé que fue mío.
Escuchamos de vez en cuando golpes en el techo del carro, e Pero nada importaba más que nosotros, en ese momento
Mi corazón ya no dolía, era como si después de tanto tiempo, estuviera bien, sanó y fuerte.
Mas sabía que no era el mío, sino el de él llevando a su lado el mío.
Luego de eso, cada que podíamos nos escapábamos y nada me importaba mas que él. ¿El colegio? ¿Para qué? Quizá ni vivía para llevar a cabo un trabajo en el futuro.
Mis padres no sabían nada de Liam y yo. Íbamos a la playa y ¿Para que decir que a nadar?
Si ni podía.
Y aunque él quería enseñarme, yo estaba más precisa en otra cosa.
Sentirlo.
Vivirlo lo más que pudiera, porque sin miedo a decirlo
Lo amaba... Y lo amo.
Cuando los malestares empezaron, pensé que sería por mi terco corazón, pero para mi sorpresa, bueno...
Esas escapadas habían dado fruto.
Lloré, de amargura y de una agridulce felicidad.
Porque no sería. No podría ser.
MI doctor fue muy claro al decir que mi corazón colapsaría y junto conmigo probablemente se iría mi bebé,
Decidí callar, por lo menos un tiempo. Hablaba con mi bebé cada noche y le decía que lo amaba, por cada vez que no se lo diría en un futuro
Quería que al menos recordará mi voz.
Mis padres se dieron cuenta de todo, pasó lo que pasa siempre en las telenovelas que mira Rosa y que de vez en cuando veo con ella.
Me prohibieron verlo y a él lo despidieron.
Pero éramos inseparables.
O eso pensé.
Hasta que Ryan me regresó a la realidad
Y ahí todo cambió.
Creé un plan con Ryan ese día, mas nadie lo sabía.
Alejé a la persona que más amaba y amo, de mí, para que pueda ser feliz pero...